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Andrés Martín Redondo (Opta)
Domingo, 15 de enero 2017, 21:04
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Cuestión de rachas. Mientras la del Lealtad sumó en positivo, 7 partidos seguidos sin perder), la de la Arandina se fue hasta las 6 derrotas consecutiva. Y la vida sigue igual. Los asturianos viento en popa y navegando plácidamente hacia objetivos muy estimulantes, mientras los ribereños se hunden en la tabla y comienza a comprometerse muy seriamente su permanencia en la categoría. La victoria por 0-2 del cuadro de Villaviciosa se gestó en el tramo final del encuentro cuando la Arandina había desaprovechado una ocasión bastante clara para haberse adelantado en el marcador y no lo había hecho.
Y es que estaba claro que en un partido tan encorsetado y con escasas llegadas entre los tres palos, el que estuviera más acertado en los momentos clave se iba a llevar los tres puntos. Ruba no acertó en el minuto 62 en un cabezazo franco para haber logrado el 1-0 y en el otro lado de la balanza aparecieron dos jugadores que Roberto Aguirre introdujo en el campo para dar más mordiente al ataque visitante justo cuando los locales tenían que asumir más riesgos. Muñiz aprovechó un balón entre líneas para batir a Zabal en el minuto 78 y el veterano Valdo, ex jugador del Real Madrid, sentenció con una vaselina perfecta en el 85. Con poco bagaje ofensivo pero mucho oficio el Lealtad se llevaba la victoria de un Montecillo que desgraciadamente ya se está acostumbrando a historias similares en los últimos meses.
Hasta entonces poco que destacar. La Arandina propuso algo más pero tampoco para tirar cohetes. Se nota el nerviosismo y la presión de tener que ganar sí o sí. El Lealtad se limitó a defender con orden y veteranía su marco a la espera de dar un zarpazo. Y la táctica le salió perfecta. Ocasiones pocas. Pero en ambas áreas. En la primera parte hay que contabilizar un disparo de Belda que detuvo Zabal y un gol anulado por fuera de juego a Grande. Eso por parte asturiana. En la Arandina un centro de Arroyo al que no llegó Ruba por escasos centímetros y un tiro de Saúl que salió desviado. En la segunda los dos goles visitantes y la gran ocasión de Ruba que pudo haber cambiado el rumbo de los acontecimientos. En el debe del colegiado perdonó la segunda amarilla a Camporro, que debió ser expulsado y también obvió un claro penalti de Charlie a Grande en las postrimerías del choque. La nota triste, la lesión de Garrido que tuvo que ser trasladado al hospital por un giro inesperado en su rodilla.
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