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Messi se dispone a lanzar el penalti que decidió el partido en el Camp Nou.
La herida continúa abierta en Can Barça

La herida continúa abierta en Can Barça

Un doblete de Leo Messi, con un penalti al final del encuentro, evita el tropiezo de los azulgrana contra un batallador conjunto madrileño

JESÚS BALLESTEROS

Lunes, 20 de febrero 2017, 00:48

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Algo parece resquebrajado en el Barcelona. Ganó el cuadro azulgrana al Leganés tal y como se preveía y se le exigía al equipo de Luis Enrique, pero lo hizo con un sufrimiento tal que sigue añadiendo argumentos para que se recrudezca la crisis en la que anda inmerso el club desde hace días.

Los tres puntos se quedaron en casa merced a un penalti que transformó Messi en el minuto 90, aunque se antoja escaso bálsamo para que cure la herida abierta en París.

Lejos de cicatrizar, la histórica goleada recibida en Champions ante el PSG ha abierto ya sin tapujos el debate del banquillo y del juego de este equipo.

La grada del Camp Nou protagonizó un plebiscito público a su entrenador y a alguno de sus jugadores, como el portugués André Gomes, que parece que no convence a nadie.

A los cánticos de los que defendían a Luis Enrique le seguían pitos de sus detractores. Y en el verde, el equipo seguía mostrando las enormes dificultades habituales para sacar adelante cualquier tipo de encuentro. El duelo ante el Leganés fue el enésimo ejemplo de ello esta campaña.

Evitar un sonrojante empate

Pues nada es sencillo en el Barcelona y, pese al resultado, los tres puntos fueron consecuencia de un encuentro intenso, en el que el inicio hacía presagiar un paseo, pero en el que el equipo culé necesitó de una pena máxima en los instantes finales para evitar un sonrojante empate ante el Leganés.

Y eso que, a los tres minutos, el Barça apagaba de forma momentánea parte de las penas que arrastra desde la debacle continental. El tridente ofensivo fabricaba la primera gran ocasión que culminaría el gol. No era Neymar júnior quien aparecía por banda sino el uruguayo Luis Suárez. El futbolista charrúa hacía las veces de asistente a Messi. Ambos conectaban para abrir la lata, incrementando su particular idilio anotador en la competición liguera.

Eso sí, el Leganés debió pensar que no se puede estar en la cárcel y asustado. Que traducido al lenguaje del fútbol supuso una reacción en toda regla. El equipo de Garitano se quitó de encima los complejos propios del novato, estiró las líneas y comenzó a mostrar parte de sus armas.

Los nervios, que regresaron al Camp Nou, podrían haberse convertido en llanto, de no ser por Ter Stegen, que evitaría en no pocas ocasiones el empate del conjunto madrileño.

Primero abortando una doble ocasión de El Zhar cuando más tranquilo andaba el cuadro azulgrana, y más tarde ante Guerrero en los primeros minutos de la reanudación. La tuvo por partida doble el jugador franco-marroquí en el primer cuarto hora de duelo y, nuevamente, en los estertores del primer tiempo. Tras el descanso, haría lo propio ante Guerrero también con el mínima ventaja local en el electrónico.

El portero alemán se está ganando el sueldo en cada envite y que, pese al gol encajado, sea de los mejores de su equipo dice mucho de la situación por la que atraviesa el Barcelona.

Huelga explicar que ni el rival ni el escenario soportan comparación con lo vivido el martes, pero el Barça encontró la reacción del rival. Y no sólo la reacción, pues puso contra las cuerdas a los pupilos de Luis Enrique en plena crisis azulgrana.

Garitano veía que el rival no carburaba y movió el banquillo. Casualidad o no, los dos jugadores de refresco, Machís y Unai López, fabricaban el gol del empate.

El tanto del once pepinero elevaba los decibelios de la grada del Camp Nou, que no fueron a más gracias al doblete del astro Leo Messi. Al argentino no le tembló el pulso para sacar las castañas del fuego y evitar que la semana hubiese sido más dramática aún.

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