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Fútbol

Fiestón de madrugada en Chamartín

El Madrid vuelve a aplastar al Barça con golazos de Asensio y Benzema y se lleva una Supercopa que reafirma su dominio

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Miércoles, 16 de agosto 2017

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Un torneo que se disputa a doble partido, cuando en el resto de Europa se juega a partido único, que arranca un miércoles y finaliza ya en jueves. La Supercopa se resuelve desde las 23 horas, marcada por la polémica expulsión de Cristiano en la ida y su reacción de empujar al colegiado. Una acción castigada con cinco partidos para el futbolista, que ha encendido al madridismo al punto de alimentar insinuaciones de un supuesto complot arbitral en contra del equipo que se impuso 1-3 en la ida y que juega la vuelta como local al ser el vigente campeón liguero y también de Europa desde 2016. De hecho, en el coliseo madrileño está prevista una pañolada contra el árbitro murciano José María Sánchez Martínez, que sentirá más presión en el minuto 7. «Estamos muy molestos. No me voy a meter con los árbitros pero después de lo que pasó, pensar que Cristiano no va a jugar cinco partidos... Ahí pasa algo, estoy molesto. Le han metido cinco partidos... es mucho», consideró sin querer incidir en sus posibles sospechas.

Nigel Owens, considerado mejor árbitro de rugby del mundo y miembro de la Orden del Imperio Británico, vio, por contra escasa la sanción al luso: «Sólo cinco partidos de sanción por todo eso», afirmó creyendo que en su deporte la sanción hubiese sido superior. «El respeto no sólo es necesario en el deporte sino en la vida en general para todos», explicó el galés. Carvajal, que no ocultó haberle pedido con ironía al colegiado ‘pita otro penalti’ tras el 1-2 de Cristiano, recordó que ellos no se pueden «meter en la cabeza de los árbitros, debemos pensar que quieren hacerlo lo mejor posible», antes de calificar de «excesiva» la sanción a Cristiano. «No quiere despreciar al árbitro. Es una situación frustante, le echan en un partido en el que no tenía que haber sido expulsado. Él y todo el vestuario estamos jodidos por esa sanción, ojalá le quiten partidos».

Parece demasiado debate arbitral cuando el equipo está a 90 minutos de lograr su segundo título en sólo una semana y el séptimo del francés en 19 meses. En cualquier caso, la obligada baja del portugués permitirá a Zidane mantener el sistema con cuatro centrocampistas. Así, uno de los ‘ojitos’ derechos de la afición madridista, Asensio, será titular. La ventaja permite a Bale e Isco salir de un once al que vuelve Modric tras su sanción. Zizou, pese a que su equipo lleva 67 partidos seguidos marcando al menos un gol y cuenta con un 1-3 de ventaja, insiste en que el título aún está «al 50 por ciento», quizá por el recuerdo de la derrota del último clásico del Bernabéu en el último minuto cuando Messi marcó y mostró su camiseta.

Taquicardia azulgrana

Un nuevo triunfo madridista supondría un mazazo moral para su eterno rival. Y es que en el Barça la situación es de tensión, exagerada para ser agosto y generada por la traumática salida de Neymar. El nuevo proyecto de Ernesto Valverde sólo cuenta con un partido oficial pero el ambiente está realmente caldeado desde que terminó la ida en un Camp Nou lleno de turistas que cantaban los goles visitantes. En caliente, Pep Segura, el nuevo manager deportivo, quiso pasar factura a un Gerard Piqué que horas antes dejó en evidencia a la directiva con el ‘caso Neymar’, al hablar de que la plantilla sabía su marcha e ironizar sobre el precio pagado. Segura le acusó de ser el causante de la derrota con su gol en propia puerta, algo que sentó muy mal en el vestuario como reconoció Sergio Busquets. «No tiene razón. No es la mejor manera de expresarse y menos desde dentro del club señalando a un jugador», dijo el centrocampista, que volvió a pedir refuerzos en público días después de que la contratación de Paulinho haya dejado fría a la afición.

Aunque roza su segundo título en una semana, en el minuto 7 habrá protesta arbitral en el Bernabéu 

Quizá por ello, y tratando de borrar el rastro que muchos hinchas han dejado en las redes sociales con el #BartomeuVeteYa que convirtieron en tendencia mundial durante la noche del lunes, el club se puso a recordar con el lema ‘Todo es posible’ grandes goleadas del Barcelona en el Bernabéu que, en caso de repetirse, otorgarían al club la Supercopa de España. «Marcar tres goles es complicado pero muchas veces allí lo hemos hecho», recordó el catalán, presente en el 2-6 de 2009, el 0-4 de 2015 o el 1-3 de 2012 que llevaría la final a la prórroga.

«No hay nada imposible y me fijo en esos resultados como referencia, nos hacen ver que tenemos posibilidades. Mantenemos nuestra idea de ir a ganar y llevarnos el título. No nos daremos por vencidos. Es complicado pero tenemos nuestras posibilidades», recordó un Valverde que prescinde de Deulofeu, y mete a Mascherano en defensa de tres.

En el lateral diestro Aleix deja su puesto a Sergi Roberto que será carrilero largo y André Gomes puede relevar a Iniesta, baja por molestias, y con el que Valverde dice contar para el futuro. Sabe el técnico que la necesidad azulgrana puede beneficiar a un equipo que borda el juego veloz tras pérdida rival. «El Madrid si el partido está roto pueden sacar mucho provecho», avisa el extremeño.

El Real Madrid de Zidane es, ahora mismo sin duda alguna, el mejor club del mundo. No es cosa de títulos, acumula en unos meses todos los torneos posibles menos la Copa del Rey, sino porque supera con una facilidad desconocida e inaudita al Barcelona, el último que osó robarle la ‘orejona’ con un tridente que ya no existe desde el adiós de Neymar. Completó un primer tiempo soberbio, de juego alegre y constante disfrute con la pelota ante unos azulgrana que sufrían persiguiendo la bola. Parece que este equipo blanco tiene tanto futuro por delante que su actuación pareció devaluar el precio de la plantilla de su máximo rival, triste e inmerso en una guerra interna que afecta a plantilla y directa. El Bernabéu disfrutó con el baño nocturno y se acostó tarde, bien entrada la madrugada con la adrenalina por las nubes y la sonrisa en la cara.

susta este Real Madrid. Es un bloque compacto, fuerte y con confianza ante otro en formación y con muchas dudas. Las conclusiones pueden ser precipitadas a estas alturas. Sí, estamos en agosto y es complicado olvidarlo cuando el trofeo se entrega a la una de la mañana. Es cierto que es verano y parte de la población está de vacaciones, pero un ‘clásico’ a las once de la noche... no parece muy serio. La hora no molestó a Zidane, que no podía optar de inicio por la BBC, a la que sólo ha usado junta en 25 de los partidos que ha estado en el cargo, y pensó que era buen momento para mezclar a Asensio con Benzema. Concedió descanso a Bale... pero también a Casemiro e Isco, enchufado en los últimos encuentros.

No le pudo salir mejor, ya que marcaron dos golazos en un primer acto en el que Valverde apostó por un 3-5-2 que le estalló en la cara desde que Asensio soltó un zurdazo de los suyos, una descomunal ‘folha seca’ que dejó petrificado a Ter Stegen. El gol mereció los pañuelos que segundos después asomaron con timidez para protestar un supuesto complot arbitral. El balear golpea a la pelota como Recoba, pero es mucho más que un pie izquierdo como el charrúa.

Sorprende el joven internacional por su atrevimiento permanente y seguro que el aficionado culé volvió a cuestionar el por qué de su no fichaje, cuando Nadal lo recomendó. Pudo ser del Barça por cuatro millones de euros en cash que salvaran la economía del Mallorca, algo que finalmente decidió no ejecutar en lo que ahora se intuye como error para la historia.

Se abrió el partido, tuvo tres llegadas el Barça pero se expuso tanto que el Madrid empezó a marearle por unas bandas donde no había las coberturas necesarias. Messi, que desperdició la más clara al querer driblar a Keylor, bajaba porque Busquets no achicaba y Andre Gomes era incapaz de generar juego junto a Rakitic. Más de uno recordó que Paulinho llega a un club que prescindió en este lustro de Thiago o Cesc. El Madrid era dueño de la bola con unos eléctricos Modric y Kroos que contaban con la ayuda de Kovacic, llegaba sin sufrimiento y terminaba las jugadas. Marcelo malgastó la sentencia y Lucas tuvo el 2-0 pero el palo frenó su golpeo con la zurda, su pierna menos natural. El segundo llegó en una acción colectiva soberbia, finalizada por Benzema con un sombrero y volea mágica en el área de un equipo con tres centrales. El francés, más delgado que nunca, incluso rozó el 3-0 pero le frenó Ter Stegen.

Tras el descanso la final pasó a disputarse ya en jueves, pero el cambio de día no modificó el guión del miércoles. La diferencia entre ambos ahora es abismal, complicada de cambiar sin nuevos nombres pensará un Valverde que volvió a defensa de cuatro. Lo hizo por obligación cuando quitó a un renqueante Piqué, que se fue entre gritos de ‘Se queda’ a modo sorna’, por Semedo. Messi, el único azulgrana a la altura, tuvo un ramalazo de orgullo. Se estrelló con el palo en un slalom, algo que también hizo Luis Suárez en un cabezazo con Keylor fuera de la meta, y luego se picó por un vacile de Ramos.

Valverde metió a Deulofeu y a Digne, lo que a Zidane quizá le sonó a probatura pensando en el futuro. Miró a su banquillo y pensó que era un buen momento para hacer debutar a dos de sus nuevos jóvenes como Theo y Ceballos. Con ellos logró contener el caudal ofensivo de un Barça que llevaba 24 clásicos consecutivos marcando (desde que perdió la final de Copa de 2011 en plena batalla Guardiola-Mourinho) y terminó aún más deprimido por la lesión de Luis Suárez. Ni una buena noticia en plena fiesta madridista.

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