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Martial (i) y Oxlade-Chamberlain luchan por el balón.
El Mónaco da el golpe ante el Arsenal con orden y eficacia
octavos de final | ida

El Mónaco da el golpe ante el Arsenal con orden y eficacia

El decepcionante equipo de Wenger, superado por el físico del rival, fracasó en defensa y ataque y queda casi sentenciado en el Emirates

Amador Gómez

Miércoles, 25 de febrero 2015, 00:51

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Con orden y eficacia, el Mónaco dio el golpe en el Emirates Stadium y dejó al Arsenal prácticamente sentenciado, una vez más, en los octavos de final de la Champions. Esta competición le viene muy grande al equipo de Arsène Wenger, que se encamina hacia un nuevo fiasco en la primera eliminatoria directa con unos futbolistas indolentes a quienes le faltó actitud en cita tan trascendental. También acusó ausencia de fútbol el decepcionante Arsenal, que fracasó en defensa y ataque y fue superado por el físico del rival, muy sólido atrás y también contundente ofensivamente. Marcó el Mónaco sus dos primeros goles con sólo dos disparos a portería y dejó en evidencia a un Arsenal que siempre promete mucho pero apenas ofrece nada, ni siquiera ahora con jugadores de la categoría de Alexis y Özil, que estuvo desaparecido ante su afición.

Sólo Oxlade-Chamberlain consiguió, ya en el descuento, reducir distancias, pero otro suplente, Ferreira-Carrasco, volvió a hacer justicia al conseguir el tercero en el segundo contragolpe letal de los monegascos, quienes, a la espera de la vuelta, ya casi tienen los dos pies en cuartos, gracias a su sacrificio colectivo y a su pegada. El Mónaco se aprovechó de las debilidades y el comportamiento del Arsenal y, salvo milagro inglés en el Principado, estará, sorprendentemente, entre los ocho mejores del continente.

      Siempre mucho mejor el Mónaco en defensa que el Arsenal, el conjunto inglés fue superado en el centro del campo porque el despliegue defensivo de Kondogbia, quien, pese a los intentos de Cazorla -obligado a demasiado esfuerzo y sin companía-, cortó todos los avances de los británicos, lastrados en las alas y con Özil completamente perdido en su posición, la mediapunta. Cazorla, con internadas desde la medular, fue en principio la única solución ofensiva del Arsenal hasta que Alexis se desplazó desde la izquierda más al centro, para intentar poner en apuros a una zaga monegasca con mucha disciplina. Pese a que el Arsenal no tenía mala pinta en su inicio, no tardó en desinflarse, nulo en profundidad y mostrando demasiadas lagunas atrás, sin tensión defensiva ante un Mónaco que se fue animando, con Moutinho más adelantado de lo previsto, aunque sin generar tampoco ocasiones el equipo visitante hasta que se cumplió la media hora.

      Después de un par de aproximaciones esporádicas del Arsenal en los primeros minutos, los de Arsène Wenger se fueron desesperando ante el sistema defensivo del Mónaco, atascados, sin enlazar jugadas de peligro y permitiendo a los de Leonardo Jardim que fuesen creciendo. Y por si fuera poco para los locales, el primer mazazo llegó antes del descanso, cuando en un remate afortunado desde fuera del área de Kondogbia que pegó en Metersacker, el Mónaco se adelantó con su primer disparo a portería. El equipo del Principado había sacado petróleo de su sacrificio colectivo, mientras el Arsenal, sin ideas ni velocidad, se había ido estrellando una y otra vez ante la presión y la línea defensiva del Mónaco.

      Ya se daba por muy safistecho el Mónaco con el 0-1 que se se reflejaba en el descanso, y se esperaba una reacción obligada del Arsenal tras el descanso, pero lo único que hubo por parte de los ingleses fue una iniciativa sin juego y estéril, porque los visitantes continuaron mostrándose muy fuertes atrás. Y, dado que el Arsenal tenía que arriesgar con el marcador en contra, se arriesgó a una contra ante la que demostró sus lagunas físicas, tácticas, e incluso de actitud. Fue Berbatov, enemigo de los 'gunners' y pitado cada vez que tocó el balón, quien se encargó de sentenciar al Arsenal, tras un contraataque en el que los ingleses se vieron desbordados.

Los nervios comenzaron entonces a atenazar aún más al Arsenal y, en noche tan aciaga, en una ocasión clarísima para reducir diferencias, Giroud lanzó a las nubes, ganándose después el cambio, y el Mónaco no sólo respiró, sino que quiso de nuevo dominar y tuvo una tercera oportunidad para marcar un terceo. En esta ocasión fue Ospina quien evitó el tercero de Martial, cuando el Arsenal pasaba a la hora de juego por sus peores momentos, con Moutinho como sorprendente gran protagonista del ataque del conjunto de Jardim.

En el bando contrario, Cazorla ya hacía tiempo que se había apagado y no había noticias de Özil. Con ese comportamiento, casi andando sobre el terreno de juego, al contrario que Alexis, que al menos lo intentó, el Arsenal estaba muerto. Oxlade-Chamberlain le dio algo de vida, pero apenas duró la pequeña alegría. Ya se puede dar por eliminado tras una derrota tan abultada en casa.

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