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Messi, en La Rosaleda.
El Barça no pasa del empate en la Rosaleda
Jornada 5

El Barça no pasa del empate en la Rosaleda

Los azulgrana apenas disparan a la meta de Kameni, pero mantienen el liderato

Cristian Reino

Miércoles, 24 de septiembre 2014, 00:04

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Un Barça plano y sin chispa, muy lejos del equipo que empezaba a dar miedo en el inicio de liga, sufrió este miércoles el primer pinchazo del campeonato. Tras encadenar doce puntos de doce, los azulgrana no fueron capaces de pasar del empate en Málaga, después de un partido gris, triste y en el que apenas dispararon a gol.

El encuentro se le atragantó al Barça desde el minuto uno hasta el 90. Los azulgrana fueron mejores en los primeros 45 minutos, pero en la segunda mitad se fueron diluyendo hasta acabar el partido bastante desdibujados y sin saber cómo acercarse a Kameni, que tuvo el partido más tranquilo del arranque liguero. Ni Messi tuvo su día, de hecho apenas lo intentó y estuvo casi desaparecido, Neymar estuvo ausente y Rakitic, Busquets e Iniesta no supieron darle el ritmo adecuado al juego ni la velocidad eléctrica a la pelota. Con apenas un par de ocasiones en todo el partido por cada bando, el Barça y el Málaga no pueden decir que el resultado no fuera justo. Podían haber jugado 200 minutos más, que el 0-0 no lo movía nadie.

El Barça estuvo espeso, pero quizá en la primera parte estuvo algo mejor. El Málaga tenía una obsesión: cerrar agrupado, con el bloque muy junto y tapando los pases interiores. Los tres puntas culés acostumbran a jugar tan centrados, obviando las bandas, que el dibujo de los andaluces consistía en acumular hombres en dos líneas muy retrasadas, con la característica que dejaban dos autopistas libres por ambos flancos. Alba lo aprovechó y se hartó de subir y bajar, pero estuvo falto de acierto en el último pase. A Douglas, que debutaba en el lateral derecho del Barça, se le vio más tímido. Los azulgrana dominaron la primera parte del minuto 1 al 45, pero ese control no conseguían traducirlo en ocasiones. Poco ritmo, sin peligro, el Barça era incapaz de abrir la muralla malagueña. A Neymar se le veía perdido, y Pedro y Messi no acababan de acertar ni en la posición, ni en el uno contra uno, ni sabían cómo sorprender a la cerrada defensa andaluza.

Visto lo visto, Luis Enrique tenía trabajo en el descanso. Tras llegar a la línea de tres cuartos, los suyos o colgaban un balón que no encontraba rematador, o se perdían en el intento de paredes imposibles. El 4-5-1 de Javi Gracia se les hizo un muro infranqueable a los azulgrana, que en cambio no sufrían en defensa, pues el Málaga bastante hacía con cerrar como para pensar en buscar la meta de Bravo, si acaso alguna escapada aislada de Amrabat, el único hombre adelantado de los andaluces que luchaba solo contra el mundo.

Tras la reanudación, el Málaga avanzó unos metros sus líneas, abandonó sus prudencias, presionó más arriba e intentó animarse un poco más en ataque. El Barça por su parte modificó la posición de Rakitic. En la primera estuvo en zonas muy retrasadas y en la segunda se acercó a los tres puntas. Pero el movimiento de fichas apenas surtió efecto, sobre todo en la parte azulgrana. La mayor ambición de los andaluces abría y estiraba el campo y podía dar oportunidades a sus puntas, pero ni así. Iba pasando el tiempo y el Málaga se lo creía cada vez más. Hasta que Luis Enrique decidió mover el banco. Su equipo tenía tantos balones de banda que rematar que necesitaba delanteros puros. Media hora para el final y salieron Munir y Sandro por Neymar y Pedro. Savia joven para el ataque azulgrana que necesitaba frescura, imaginación, chispa. Y un milagro, que no llegó, porque los cambios no consiguieron la reacción esperada. Y mientras, el Málaga iba avanzando y amagando, primero con Rosales y luego con Luis Alberto. Mediada la segunda parte, al Barça no solo no le faltaban los recursos sino que se le veía desorientado y firmaba los peores minutos de la era Luis Enrique. Las ocasiones siguieron sin llegar y el marcados no lo movió nadie. Para el Barça una buena noticia: continúa sin recibir ningún gol, y el equipo, aunque esté romo en ataque, está armado y concede muy pocas ocasiones.

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