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Los jugadores del Madrid celebran el tercer gol.
El Madrid abre grandes interrogantes en el Barça
clásico

El Madrid abre grandes interrogantes en el Barça

Neymar adelantó a los azulgrana pero los blancos reaccionaron de forma soberbia y gobernaron la segunda parte.

Ignacio Tylko

Sábado, 25 de octubre 2014, 02:42

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Dicen los técnicos que los grandes duelos siempre se deciden por detalles y, ciertamente, por ahí se impuso el Real Madrid al Barça tras una gran remontada que deja a los merengues a sólo un punto de los azulgrana en una Liga que se aprieta. A pesar de verse sorprendido por un inicio espectacular del ofensivo grupo alineado por Luis Enrique, con Messi haciendo mucho daño a la espalda de Kroos y Neymar abriendo el marcador, el campeón de Europa creció y se hizo acreedor al triunfo en un segundo tiempo sobresaliente porque neutralizó las virtudes del oponente y aprovechó sus debilidades.

Tuvo capacidad de respuesta, fútbol y más convicción que un adversario que llegaba invicto e imbatido pero que se llevó tres goles en el saco, los mismos que le endosó el PSG en el otro duelo comprometido hasta la fecha de la temporada. Los catalanes regalaron los tres goles en tres momentos clave. El primero fruto de un penalti pueril cometido por Piqué, calamitoso toda la tarde, el segundo por una distracción en una jugada de estrategia, y el tercero al dejar convertir un saque de esquina favorable en una contra letal.

Messi se quedó sin poder igualar el récord goleador de Zarra y Cristiano anotó de penalti en uno de sus partidos más grises de este curso. El estreno de Luis Suárez fue más bien flojo, Isco y Benzema se ganaron con su calidad y su sacrificio a una afición entregada a la causa y hasta Iker Casillas volvió a ser el salvador de antaño. Evitó el 0-2 cuando mejor jugaba el Barça y Messi remataba a placer y desvió un zurdazo de Mathieu que supondía el empate provisional.

Los onces iniciales ya dibujaban un partido descosido, con mucho ataque y enormes dificultades de los dos equipos para replegar. Ancelotti jugó al gato y al ratón en la previa pero al final jugó con lo previsto y evitó hacer lo mismo que en la final de Champions de Lisboa y equilibrar el centro del campo con Khedira. Jugaron los de Anfield, con Carvajal en lugar de Arbeloa y Ramos en vez de Varane. Es una perogrullada afirmar que el Real Madrid defiende mejor con cuatro centrocampistas que cuando juega Gareth Bale pero también quedó patente en el primer acto que Kroos, Modric, James e Isco sufren si no tienen el balón y deben perseguir a sus rivales. Los cuatro miran más al frente que a sus espaldas.

Osados

Luis Enrique fue de lo más osado. Sabía que el rival es fortísimo en ataque y vulnerable en defensa y decidió apostar de inicio por Luis Suárez a pesar de acabar de salir de un castigo de cuatro meses por su mordisco a Chiellini más propio de un animal que de un ser humano. Ubicó al uruguayo a la derecha para aprovechar las constantes subidas de Marcelo. Pero el principal movimiento en la partida de ajedrez fue hacer retroceder a Messi para que jugase casi como un centrocampista más. Jugó con plena libertad y fue un serio problema en ese primer tiempo merengues, incapaces de poder frenarle. En el centro del campo, el técnico asturiano prefirió a los clásicos:_Busquets, Xavi e Iniesta. Llegaba entonces mucho y bien el Barça pero a la hora de volver le pasaba exactamente lo mismo que a su gran rival cuando actúa la BBC.

Pese a su incontestable derrota, la puesta en escena del Barça fue magnífica. Como si estuvieran heridos en su orgullo de tanto escuchar que al fin el Real Madrid podría discutirles la posesión del balón, los culés cogieron el esférico al principio y no lo soltaron casi hasta que Neymar marcó el primero pasados los tres minutos. Una jugada de manual en la que intervinieron Messi, Xavi y Luis Suárez. La calidad del astro paulista está fuera de toda duda pero no puede encontrar semejantes facilidades al principio de un partido. Carvajal no recibió ayuda alguna y Neymar se vino hacia adentro y lanzó casi un penalti pero en movimiento.

La reacción blanca fue colosal. El Madrid inclinó el campo hacia el costado que defendía Dani Alves. Por ahí caía Cristiano, trataba de distraer Isco y percutía una y otra vez Marcelo. Benzema tuvo tres ocasiones claras pero en la primera no salvó bien la salida de Bravo y después remató dos veces a la madera de forma consecutiva. Los catalanes no supieron manejar el tempo a pesar de contar con Xavi y aceptaron el intercambio de golpes. El duelo derivaba en un ida y vuelta espectacular para los aficionados pero seguro que con muchos matices que corregir por los técnicos, sobre todo por los puristas del equilibrio.

El empate llegó cuando menos se esperaba, producto de una estupidez de Piqué. Entró Marcelo hasta la línea de fondo y su pase hacia atrás lo cortó el central catalán con una mano clara. Cristiano anotó su quinto gol de penalti en esta Liga minutosy dejó en 755 minutos la imbatibilidad de Bravo después de que Casillas salvase un gol cantado de Messi. Los azulgrana se fueron al descanso molestos con ese gol y con el arbitraje por entender que su criterio en las tarjetas era diferente. La vieron Messi, Neymar, ambos en el primer cuarto de hora, Piqué e Iniesta.

Otro partido

Tras el descanso creció de forma exponencial el Real Madrid y se vino abajo un Barça lastrado física y anímicamente. Los de Ancelotti se agruparon mejor atrás, juntaron más las líneas, cerraron los espacios, se mostraron solidarios, taparon casi por completo a Messi y aprovecharon sus momentos. Ganaron el partido por sus méritos y por errores groseros de los culés. En un córner en contra, Pepe cabeceó a placer. Y en uno a favor, lo que es mucho más grave, los fallos visitantes se sucedieron. Luis Enrique hizo un cambio, sus jugadores se distrajeron, Rakitic sacó de pena el saque de esquina y en la contra llegó el gol. Erró Iniesta, Isco estuvo espectacular en la presión y entre Cristiano, James y Benzema firmaron una jugada enorme. El Madrid volaba y el Barça estaba con la lengua fuera. Luis Suárez, agotado, se fue a la caseta e Iniesta se rompió en un gemelo. Al final, el campeón de Europa acabó bailand por momentos a su oponente. Sobró la coz de Cristiano a Alves. El Madrid se rearma y al Barça le entran las dudas.

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