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Los jugadores del Madrid mantean a Zidane tras ganar la 'undécima'.
Un Madrid encomendado a la magia de Zidane
resumen 2016

Un Madrid encomendado a la magia de Zidane

El francés logró la 'undécima' tras ganarse la complicidad de una plantilla que sigue teniendo a Cristiano Ronaldo como gran estilete

Óscar Bellot

Jueves, 29 de diciembre 2016, 03:18

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El Real Madrid recibió 2016 convulsionado por el fracaso del proyecto de Rafa Benítez y lo cierra pletórico de moral tras conquistar la 'undécima', la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. Su próximo objetivo, superar el récord de 39 partidos invicto que ostenta el Barcelona de Luis Enrique. Un cambio de marcha radical operado a partir del volantazo dado el 4 de enero con la destitución del técnico madrileño y la ascensión al primer equipo del por entonces entrenador del Castilla.

Llegaba Zidane con la misma misión que había llevado dos años y medio antes a Carlo Ancelotti a dicho puesto: lograr que jugadores y cuerpo técnico remasen en la misma dirección. El italiano fue el recurso de Florentino Pérez para pacificar un vestuario incendiado por José Mourinho. De la crispación permanente del portugués se pasaba a la sonrisa socarrona del transalpino, cuya 'mano blanda' sirvió para que el club de Chamartín conquistase la ansiada 'décima' en Lisboa. Al Madrid siempre le vinieron mejor los entrenadores que aplican guante de seda que aquellos que golpean con la fusta. Como 'Carletto', Zidane fue cocinero antes que fraile y las 'prácticas' bajo su tutela reforzaron su convicción de que lo primordial era conquistar a sus pupilos. 'Zizou' tenía además una ventaja, había sido el ídolo de varios de ellos. El hombre cargaba con su aura y también con su timidez. En sus tiempos de 'galáctico' eran otros los que manejaban el timón. Hierro y Raúl daban las órdenes, mientras Zidane asentía. Eso y la escasa experiencia, poco brillante por otra parte, en el Castilla, sembraban dudas en torno al galo.

El brillante estreno ante el Deportivo de La Coruña (5-0) dejó paso a los nubarrones cuando el Madrid cayó ante el Atlético en el derbi disputado el 27 de febrero. Zidane optó aquel día por un mediocampo muy del gusto del Bernabéu, con Isco acompañando a Kroos y Modric, con James en lugar del ausente Bale. Mucho artista para fajarse ante un equipo tan peleón como el colchonero. La derrota en el Calderón por 0-1 dejó en evidencia la necesidad de más músculo en la medular. A partir de aquel choque, Casemiro se convirtió en un fijo en el 'once' del Madrid. Esa decisión fue la primera piedra en el camino hacia la 'undécima'.

Los blancos llegaron a Milán tras firmar cinco victorias y un empate en la fase de grupos, eliminar a Roma y Wolfsburgo en octavos y cuartos, respectivamente, y apear al Manchester City en semifinales. En el choque decisivo aguardaba un Atlético de Madrid con afán de revancha tras lo ocurrido dos años atrás en Lisboa. Sergio Ramos, el héroe de la 'décima', fue el encargado de asestar el primer golpe rematando una falta botada desde la izquierda por Toni Kroos. Carrasco empató y forzó una prórroga en la que el marcador no se movió. Los lanzamientos de penaltis determinarían el vencedor. Juanfran marró el cuarto del Atlético, dejando la suerte en manos de Cristiano Ronaldo. El luso ejecutó un disparo tenso y centrado a media altura que no pudo detener Oblak. Menos de cinco meses después de que Zidane asumiese las riendas del equipo, la 'orejona' volvía a visitar La Cibeles.

Buena sintonía con Cristiano

El crack portugués volvió a ser el máximo goleador de la Champions al firmar 16 tantos en 12 partidos y aunque Luis Suárez evitó que sumase un nuevo trofeo Pichichi, se desquitó con creces al ganar la Eurocopa de Francia con Portugal tras una final en la que los lusos doblegaron a la anfitriona pese a que su gran estrella hubo de retirarse lesionado en el minuto 24 tras una dura entrada de Payet. Sus lágrimas al abandonar el césped se tornaron en júbilo al levantar la copa que marcaba el mayor logro en la historia del fútbol portugués.

Sin el concurso de Cristiano Ronaldo, el Real Madrid conquistó en Trondheim y ante el Sevilla su tercera Supercopa de Europa tras un agónico gol de Carvajal cuando la prórroga tocaba a su fin. Un tiempo extra forzado una vez más por Sergio Ramos con un cabezazo rebasado el minuto 92. Los blancos seguían abonados a la épica, y a la flor de Zidane.

La buena relación con CR7 sigue siendo una premisa innegociable para entrenar al Madrid. Benítez empezó a cavar su tumba como técnico blanco el día en que eludió responder que consideraba al de Madeira como el mejor jugador del mundo. Un error fatal que no cometería Zidane. Desde su presentación en el palco del Santiago Bernabéu, el francés ha repartido elogios al luso. "Ningún jugador del Madrid va a conseguir jamás lo que ha conseguido Cristiano", apuntó la víspera del partido ante el América de México que dio a los merengues el pase a la final del Mundial de Clubes. "No es exagerado decir que es el mejor jugador de la historia del Real Madrid", agregó. Respondía así a la concesión del Balón de Oro por cuarta ocasión a su estrella, que ya sólo está a uno de Messi. Un galardón que, sumado al entorchado logrado en Japón, vino a rematar el año más fructífero de su carrera.

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