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Roberto Suárez, en el Requexón, donde sigue las evoluciones de la cantera. P. LORENZANA
La lupa sobre las perlas asturianas

La lupa sobre las perlas asturianas

Los ojeadores de los grandes clubes recorren cada jornada los campos del Principado para captar a las promesas

I. ÁLVAREZ

GIJÓN.

Domingo, 22 de octubre 2017, 08:53

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Se anticipan como un buen portero ante un centro del extremo en busca del dominio de su área y tratan de controlarlo todo como el mediocentro que distribuye el juego ofensivo sin perder su posición mirando de reojo un posible contragolpe rival. El afán de conocimiento exhaustivo, la visión periférica y la intuición trazan el perfil de los ojeadores de los grandes clubes que cada fin de semana recorren los campos asturianos. Minuciosos en su desempeño, acumulan largas jornadas de trabajo junto a los terrenos de juego con el objetivo de tener bajo su radar desde categoría alevín a los jóvenes con un nivel por encima de la media.

«Es una buena cantera la asturiana. Tradicionalmente fue así y lo sigue siendo. Hay que tener una visión de futuro, observar los jugadores que pueden llegar y darles la oportunidad», expone Emilio Gutiérrez, que acumula una quincena de años observando jóvenes promesas cuyo juego pueda dejar un dulce sabor en el refinado paladar de los entrenadores de la cantera del Barcelona. Una ardua labor que pasa por confeccionar una detallada radiografía de la perla en su foco y prestar atención a cada detalle, incluso el que trasciende lo futbolístico.

«Hay aspectos de la vida personal que tienes que saber. Un chico puede ser muy bueno, pero a lo mejor por su forma de ser no es compatible para traerlo a La Masía, con un grupo de gente donde puede tener problemas con los demás si es conflictivo. Lo miras muy mucho y a veces le das más importancia que el aspecto táctico, técnico o físico», indica el avilesino, que reconoce la ventaja de la centralización del fútbol de mayor nivel en Asturias a la hora de rastrear los diamantes en bruto del Principado, con el fin de encontrar un perfil bastante singular, acorde con «la filosofía de trabajo implantada desde hace muchos años».

«Preguntas todo, hasta cómo entrena. Tienes que indagar también en el entorno familiar. Estamos hablando de llevar a un crío a cientos de kilómetros a un centro de alto rendmiento», profundiza Juan Carlos Rodríguez Viña, 'Sardín', con la experiencia que le otorgan sus catorce años como los ojos siempre abiertos del Real Madrid en territorio asturiano. Su criterio, afinado por el paso de los años y su intuición a la hora de medir el desarrollo de los futbolistas todavía en edad de formación, es el primero de los tres filtros que debe superar la promesa que le llame positivamente la atención para que los responsables de la categoría 'merengue' apuesten por acometer una incorporación en la que la competencia del mercado cuyos plazos a menudo contribuyen a acelerar la actitud de algunos padres, los representantes y la competencia en el mercado.

«Hasta hace unos años los alevines se miraban, pero quedaban en casa. Ahora si hay un futbolista que tiene a todos los grandes detrás de él ya no se espera, porque te lo llevan», expresa el ojeador luanquín, que además de las grandes canteras del Principado tiene claro que debe permanecer atento a cada punto de la región. Lo hace a través del contacto con los entrenadores y un intercambio de información con ellos en aras de que no se excluya ningún futbolista prometedor en un extenso archivo confeccionado a través de la documentación recabada gracias al visionado de entre seis y ocho partidos en vivo durante cada fin de semana.

La meta es minimizar el margen de error si se decide dar el paso de enrolar a un joven asturiano en la estructura de la cantera blanca, que supone un desemboloso de una cantidad en torno a los 30.000 euros anuales para la entidad madrileña. 'Sardín' subraya la necesidad de «poner en una balanza lo futbolístico y lo personal» en una decisión que nunca está exenta de riesgo. «Son muchos factores. Hay que mirar el carácter si es un crío muy introvertido, Valdebebas lo puede comer», alerta el gozoniego, que confiesa que ha desarrollado una habilidad intuitiva para anticipar la posición a la que deben reconvertirse con el paso de los años algunos jugadores, para añadir al detallado seguimiento «desde alevines hasta Segunda B».

Una profunda exploración de las perlas que trata de comenzar a poner en marcha el Real Oviedo, que por el momento cuenta con una red de observadores «distribuidos por zonas haciendo seguimiento de los equipos más representantivos de toda Asturias», como indica el coordinador de su cantera, Roberto Suárez». «Estamos creando una base de datos de las potenciales incorporaciones para la cantera», profundiza.

Ya en edad prebenjamín, se inicia el rastreo del Sporting, obligado a incorporar a futbolistas entre los siete y ocho años de edad para formar su equipo de pista. El triángulo del área de captación encabezado por Rogelio García, con Javier González y el exfutbolista Andrés Fernández como componentes de los otros dos vértices, visualiza aproximadamente 1.800 partidos cada temporada, con el apoyo de sus técnicos de Mareo, donde es habitual encontrar a Luis Alfredo Puente, enrolado en el entramado de captación del Celta. «No nos gusta captarlos demasiado jóvenes», indica antes de argumentar su filosofía. «Tenemos un estudio que dice que el 80% de los que lleguen a Primera son los que duermen en sus casas de niños», esgrime el de Carbayín, una de los que miran con lupa las perlas asturianas.

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