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Héctor García, el colegiado agredido. PABLO LORENZANA
El Ribadesella expulsa a un cadete por amenazar y agredir al árbitro

El Ribadesella expulsa a un cadete por amenazar y agredir al árbitro

«Cuando estaba sacando la segunda amarilla, me pilló a traición y me dio un puñetazo», señala el colegiado afectado

I. ÁLVAREZ

GIJÓN.

Martes, 22 de mayo 2018, 00:10

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Su reiteración en las faltas preludió el lamentable incidente ocurrido en Perlora, escenario del partido de vuelta por el ascenso a Segunda Cadete entre el Victoria y el Ribadesella. Recién superada la primera media hora de juego, el jugador visitante I. G. C. perdió definitivamente los papeles y sobrepasó los límites. «Cuando estaba sacando la segunda amarilla, me pilló a traición y me dio el puñetazo», relata Héctor García, el árbitro del partido, que sufrió su agresión.

«Se le fue la cabeza y la lió. Entre todos lo cogimos y nos lo llevamos de allí», explica Javier Gutiérrez, entrenador del conjunto riosellano, que señala que tras ese incidente «automáticamente le expulsamos del club». «Nunca más volverá a vestir esta camiseta», subraya el técnico, que recuerda que en la entidad no toleran «la violencia en ningún estamento» y con esa medida pretenden cortar de raíz un comportamiento inadmisible.

«El gesto viene a demostrar que los dirigentes de los clubes están en línea con lo que demanda la sociedad para que no se produzca ningún tipo de agresión, sea cual sea el motivo», señala José Manuel Suárez, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), que lamenta la falta de protección que sufren los colegiados en este tipo de categorías. «La fuerza pública deja de acudir a los terrenos de juego, no hay una acción preventiva. Al no haberla, nadie se reprime», expresa Suárez, que indica que «si van a agredir, al final lo harán igual», pero echa en falta esa medida disuasoria.

«Después siguió increpándome y diciéndome que no iba a salir vivo de allí» «Automáticamente le expulsamos del club», indica su exentrenador en el Ribadesella «Sus compañeros, tras reanudar el partido, me vinieron a pedir perdón»

La Guardia Cival acudió tras producirse la agresión, que obligó al trencilla a recibir atención sanitaria para continuar dirigiendo el encuentro y recibir las muestras de apoyo del resto de jugadores del Ribadesella. «Sus compañeros, tras reanudar el partido, me preguntaron qué tal estaba y me vinieron a pedir perdón a pesar de que ellos no habían hecho nada», señala Héctor García, que siente «una presión fuerte» en la nariz y tras acudir ayer a la mutualidad está pendiente de hacerse más pruebas para comprobar si sufre una desviación en el tabique.

El partido, que finalizó con un triunfo local por la mínima (1-0) permitió a los riosellanos mantener la ventaja cosechada en el encuentro de ida y celebrar el ascenso con la deportividad que no mostró su ya excompañero. «Después de la expulsión siguió increpándome y diciéndome que era un hijo de puta, que no iba a salir vivo de allí», recuerda sobre un desagradable episodio que ni mucho menos va a provocar que pierda el gusto por el silbato.

«No pierdo el ánimo porque estoy haciendo algo que me gusta», afirma con la ilusión de un chaval de veinticinco años que ha dedicado los cinco últimos al arbitraje. El colegiado de la delegación del Occidente espera que episodios de este calibre ocurran cada vez con menor frecuencia, aunque expresa con resignación que «esto va a pasar en más campos». «Nosotros somos los agredidos. No podemos especular con lo que pasa por la cabeza de los agresores. Poco más podemos añadir», indica el presidente de la CTA, que señala que lo que está en sus manos es «reflejar lo que sucede en el acta y que el Comité de Competición imponga la sanción oportuna». Un castigo deportivo que hoy dará a conocer la Federación Asturiana.

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