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Bruce Dickinson, durante un concierto en 2014.
Renunciar a los Juegos Olímpicos por Iron Maiden
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Renunciar a los Juegos Olímpicos por Iron Maiden

El cantante Bruce Dickinson prefirió concentrarse en la música en lugar de afrontar una posible clasificación a Barcelona 1992

Javier Bragado

Miércoles, 10 de agosto 2016, 18:51

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¿Una medalla olímpica o ser una estrella del heavy metal? ¿Afinar el florete o la voz de tenor? Probablemente sólo hay una persona en el mundo haya tenido que responder en serio a esa pregunta: Bruce Dickinson. Ocurrió que a finales de los años ochenta el cantante más famoso de Iron Maiden dedicó tanto tiempo y esfuerzo a la esgrima que contó con la posibilidad de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992: Pero descartó perseguir el metal olímpico en favor de la Doncella de Hierro.

¿Cómo llegó Paul Bruce Dickinson a contar con la posibilidad de subirse a un podio olímpico? Lo cierto es que el multifacético hombre de Worksop había comenzado a practicar la esgrima con 13 años y cuando era adolescente ganó varios torneos hasta el punto de que le ofrecieron la oportunidad de marchar a Londres para iniciar una carrera profesional como tirador. Dickinson rechazó aquella oferta y comenzó su carrera de cantante en bandas locales.

Asentando como vocalista de Iron Maiden después de incorporarse en el tercer disco de la banda, decidió recuperar una de sus grandes aficiones (también estudió Historia Antigua en el Queen Mary and Westfield College de la Universidad de Londres y pilota el avión grupo en las giras) y volvió a empuñar un florete en 1983.

No obstante, su gran avance deportivo se produjo durante uno de los paréntesis de la banda, cuando durante varios meses entrenó en Alemania Occidental y su nivel le permitió ascender hasta el séptimo puesto de tiradores británicos, aunque él mismo reconoce que se debió a que en esa época del ciclo olímpico los profesionales bajaron su nivel para prepararse para Seúl 1988. Por entonces había cambiado su perfil y atacaba con su zurda, lo que le permitió mejorar hasta el punto de que tenía posibilidades de acudir a una cita olímpica. Según la teoría más extendida, no descartada por Dickinson y su leyenda, el estilo de vida de la banda le habría restado las condiciones necesarias para intentar el asalto y no quería vivir como si faltaran dos minutos para la medianche entre las giras y la clasificación para Barcelona 1992. Entonces eligió a la doncella de hierro, a la que luego abandonaría temporalmente para intentar el éxito en solitario.

«Es un tocapelotas, pequeño pero increíblemente rápido, esa es su arma», explicó Bartosz Piasecki, medalla de plata olímpica, después de un duelo amistoso en 2013 sobre la esgrima del cantante de Iron Maiden. «Soy un tirador agresivamente defensivo. Como prefiero ser breve tengo que intentar que el oponente cometa errores todo el tiempo. Soy irritante, muy intenso y enérgico», confirmó el tirador tan rápido como si tuviera que huir a las colinas. También se probó su capacidad contra Peter Vanky. Entonces perdió 8 a 15 en Suecia, aunque el anfitrión, seis veces medallista olímpico, reconoció el esfuerzo y que de haber usado en el encuentro un florete (el arma habitual del cantante) el resultado podría haber sido diferente.

Individual y pura

Sin ambiciones olímpicas, Dickinson mantiene su pasión por la esgrima porque es una actividad física «romántica» que le permite mantener su filosofía de vida. «Es físico, mental y espiritual. Te consume desde los más profundo de tu alma hasta la punta de tus dedos. Cada vez que entras en un duelo ofreces al oponente la posibilidad de romper tu ego. Y si es un día importante es más importante que la vida y la muerte. Mentalmente, la esgrima es salvajemente fiera y humillante», argumenta Dickinson. Suele practicar cuando tiene tiempo en las giras de Iron Maiden. «En la esgrima hay gente estupenda porque es un deporte individual. No te haces famoso, no ganas mucho dinero por practicarla, no vas a conseguir todas esas cosas que los profesionales de otros deportes pero hay que entrenar igual de duro. Es genial porque es un deporte muy puro», explicaba antes de una sesión en el club Flamengo durante su estancia en Brasil para actuar en el Rock In Rio.

Actualmente, con 58 años, Dickinson ha conseguido mantener sus idilios con Iron Maiden y la esgrima sin tener que romper con ninguna de las dos en algún lugar del tiempo. De hecho, ha conseguido que se convierta en una relación provechosa para todos. «Practicar esgrima es muy similar al modo en que me muevo por el escenario. O puede que yo me mueva por el escenario porque hago esgrima», concluye la estrella del metal no olímpico.

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