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El escalador español Manuel Cepero, durante su primer día de entrenamiento en el pabellón de Mata-Jove.
La bisagra parisina

La bisagra parisina

El seleccionador nacional y varios escaladores reconocen el acierto de la elección de la sede y se deshacen en elogios hacia la ciudad

IVÁN ÁLVAREZ

Domingo, 7 de septiembre 2014, 01:29

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Del bullicio de la ciudad de las luces a la tranquilidad del verano asturiano. Gijón recoge el testigo de la capital francesa para albergar el Campeonato del Mundo antes de que la Federación Internacional de Escalada Deportiva (IFSC) lo lleve a tierras francesas nuevamente en 2016. Los participantes, amantes de la naturaleza por antonomasia, agradecen la designación de la ciudad gijonesa como sede y se deshacen en elogios a la que será su casa durante la próxima semana.

«La elección de esta sede es perfecta. La gente se vuelca más en este tipo de eventos cuando no se hacen en ciudades como Madrid o Barcelona», afirma el seleccionador nacional, Toni Roy, que también destaca la calidad de la organización en Asturias cuando ha albergado eventos de esta disciplina deportiva. En la misma línea se mantiene Urko Carmona, campeón del mundo de paraescalada, que se muestra «encantado» con el ambiente y prefiere Gijón «antes que otras ciudades con gran masificación, donde los desplazamientos serían más caóticos».

Gijón se consolida como epicentro nacional de la escalada después de que el pasado mes de junio acogiese con gran éxito los Campeonatos de España de la disciplina celebrados en la Plaza Mayor, donde Ramón Julián y Zuriñe Arrue se proclamaron campeones nacionales en categoría masculina y femenina respectivamente. A un día de la ceremonia de apertura del Mundial, la ciudad ya se ha impregnado del espíritu de la montaña y las delegaciones van llegando poco a poco para hospedarse en sus hoteles, próximos al Palacio de Deportes, escenario del evento mundialista. La selección española de paraescalada inició el desembarco con su llegada en la noche del jueves para entrenarse hasta la tarde de hoy en el pabellón de Mata-Jove. Desde entonces, el goteo de llegadas ha sido constante para finalizar mañana, cuando los últimos escaladores aterricen en el Principado.

Los gijoneses se han volcado con las actividades en la calle propuestas por el Ayuntamiento y ya aguardan con expectación la celebración de un evento que generará un movimiento económico de unos seiscientos mil euros en la ciudad. París inició en 2012 una ruta de apuesta por la escalada que continuará en 2016, pero antes hay una cumbre programada la próxima semana en Gijón.

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