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Borja Vivas.
Vivas se queda de piedra
Atletismo

Vivas se queda de piedra

El lanzador malagueño pierde la medalla de peso en la última ronda y Beitia, Terrero y Torrijos alcanzan sus finales

Fernando Miñana

Viernes, 6 de marzo 2015, 17:53

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Borja Vivas se lo tomó con resignación, pero le escocía. El malagueño probó el chocolate. Vaya, el cuarto puesto en una final. Y no le gustó. Ahora duele un poquito, lamentó después de vivir un concurso de subidas y bajadas. Porque Vivas no empezó bien, pero tuvo el oficio -era el más veterano- y la sangre fría de rehacerse, de no venirse abajo. Y en la quinta ronda soltó el brazo y mandó la esfera a 20,59 metros. El puño prieto, la mirada a su entrenador. Tenían medalla. Directo al podio, pues era la tercera mejor marca. Pero en la última tanda, otro giro. El serbio Kolasinac lanzó 20,90 y dio un empujón que rebajó al checo Prasil al tercer puesto y a Vivas fuera del cajón.

Ha sido un poco cruel, decía, como conteniéndose, el educado lanzador que el pasado verano, en los Europeos de Zúrich, se adentró en el terreno de los elegidos, de los medallistas en los grandes campeonatos. Allí donde reina David Storl, el alemán que solo ha ido al círculo tres veces este invierno y que ha pasado de los 21 metros en las tres: 21,23 escribió en su oro. Pero Vivas no se descentra. Ha encontrado el camino. Acabó Empresariales, pasó por el altar y, cuando no ayuda en el negocio familiar, trabaja con devoción para ser mejor lanzador.

El destello de KJT y el susto de Lavillenie

  • Los Europeos de Praga encumbraron a su primera estrella Katarina Johnson-Thompson. Es una joven atleta británica que durante un día entero apuntó hacia el récord del mundo de pentatlón de la ucraniana Nataliya Dobrynska (5.013 puntos en 2012). Se despertó con su mejor marca en los 60 m vallas (8.18), después logró la mejor marca de los campeonatos en altura (1,95) y cumplió en su punto débil, el peso (12,32). Por la tarde volvió a deslumbrar en la longitud con unos poderosos 6,89 (¿alguien le superará en la final?) y luego se quedó a un segundo (2

  • El gran referente de los campeonatos, el francés Renaud Lavillenie, vivió una angustiosa clasificación. No quiso debutar hasta la última altura (5,70) y tuvo que exprimirse después de cometer dos nulo. Pero una pértiga más dura y un salto más poderoso que técnico acabaron con el susto. Un poco más atrás se quedó el español

  • Didac Salas

  • , que mejoró su plusmarca hasta 5,60, pero se quedó fuera de la final por un nulo.

Como Ruth Beitia, la saltadora que nunca decepciona. Esta vez dio un pequeño susto, un despiste sobre 1,87 que le costó un inusual nulo en la clasificación de la altura. Es que esta pista es muy rápida, exclamó sobre la superficie que despierta tantos comentarios. La vigente campeona, siempre tan positiva, lo tiene claro. Si le pillas el rollito se puede saltar mucho, pero es que a veces te absorbe. Pero nadie le borra la sonrisa. La luce desde que forzó esta prórroga tras los Juegos de Londres. Y le resbala no llegar como la mejor. Ella sabe que competirá por las medallas. Yo no vengo de favorita, aunque mi dorsal es de otro color (lo llevan las campeonas), pero la favorita es la polaca (Licwinko, que ha saltado 2,02).

Los saltadores se están encontrando con un acertijo que no logran resolver. El pasillo, una tarima flotante que en ocasiones propulsa, les está complicando la vida en el O2 Arena. Pablo Torrijos, el flamante plusmarquista español de triple, pensó después de su primer salto (16,50), más fluido que explosivo, que aquello prometía. Así que en los dos siguientes intentos trató de meter una carrera más potente para lograr una marca que zanjara la calificación. Pero no. La pista no es como estamos acostumbrados. Pensaba que iba a ser más fácil. Había saltado 16,50 y me dejé 19 centímetros, pero cuando más quieres correr, cuando le das más frecuencia, más te quita la pista. Me he perdido un poco, la verdad. Estaba meditabundo, como dándole vueltas al asunto. Estoy un poco preocupado, pero en la final serán seis saltos y ahí voy a ir a muerte desde el principio.

Okutu, quinto

De Jean Marie Okutu siempre se comenta que es un atleta que vale 8,15 metros en longitud. Pero el gallego no termina de dar ese salto de calidad. El misterio de la pista, claro, también llegó a esta prueba, pero los medallistas demostraron que se podía saltar bien lejos: los tres mejoraron su marca personal. El campeón, el sueco Michel Tornéus, con récord nacional incluido (8,30).

Muy sorprendente fue la esquiva Indira Terrero. La cubana nacionalizada española intentó saltarse a la prensa tras superar las series -por la tarde se metería en la final al entrar tercera con 53.16-, pero acabó accediendo. Eso sí, cuando tuvo que explicar por qué ya no entrena en Valencia y lo hace en Italia, se puso a la defensiva. A ver qué ponéis, que mi entrenador es Rafael Blanquer y no quiero problemas. Yo estoy en Venecia (se prepara en Pádova bajo la supervisión de Andrea Longo) porque como yo me fui (abandonó la selección cubana durante una competición en Andalucía), mi mamá no puede viajar a España y le he hecho entrar por Italia.

Adel Mechaal regresó a una pista tras su exuberante demostración en Antequera -ganó tres carreras y dos títulos en menos de 24 horas-. Zanjó su semifinal con su mejor marca en 3.000 (7:46.92), solo por detrás del turco Ali Kaya. Así que se siente casi invencible. Cuando le preguntaron si veía a alguien más fuerte, hinchó el pecho, miró a un lado y pensó dos segundos. A carrera rápida, solo Ali Kaya, concedió el atleta de Palamós, que se ve más como un atleta africano. Más veterano, más cauto, es Jesús España, el fondista de los 36 años que parece correr con un cronómetro en la mano y que no regaló un esfuerzo de más. Vi que entraba octavo y que eso me bastaba. Dos atletas. Dos estilos.

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