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María Teresa Portela.
Histórica olímpica, proyecto de madre legendaria
Campeonatos de Europa

Histórica olímpica, proyecto de madre legendaria

La deportista regresa a la competición en los campeonatos de Europa un año después de dar a luz

Javier Bragado

Sábado, 2 de mayo 2015, 01:10

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Naira nació después de la medianoche. Como los cuentos de hadas. Para su madre, claro, fue un momento mágico, el de la noticia esperada. Pero dar a luz fue el único cambio en la ruta del éxito de aquella María Teresa Portela. Hasta ahora, la palista de Cangas había competido en cuatro eventos olímpicos y la llegada de su hija podía poner a prueba su voluntad de ser una leyenda del deporte español para igualar el récord femenino de presencias en los Juegos. Pero lejos de ser un obstáculo, el momento mágico inició un futuro trenzado con la maternidad y el objetivo del hito -sólo una española, Arantxa Sánchez Vicario, conoció cinco Juegos-.

«Me ayuda saber que tengo por delante un reto muy importante y que quiero luchar por conseguirlo. Poder estar en los Juegos y que mi hija lo vea», confiesa la piragüista antes de probarse este fin de semana en los campeonatos de Europa. «Mientras estaba embarazada seguí entrenando, evidentemente bajando el nivel, para no estar tantos meses parada», repasa. «Me vino bien. Al primer mes de dar a luz volví cogiendo el ritmo», recuerda la gallega sobre unos primeros pasos tan inestables como los de su hija. «A los 15 días me dije: 'Voy a ir a correr'. Salí, di tres pasos y me di cuenta... 'Uy, las cosas no están en su sitio'. Al final acabé andando», confiesa. «Pero sí, me había marcado empezar esta temporada para intentar la clasificación y tenía la preocupación de estar tanto tiempo parada. Una madre coge de baja cuatro meses, pero si yo estaba cuatro meses al final iba en mi contra», explica la palista.

Teresa Portela experimentó su mejos clasificación olímpica en Londres 2012, un cuarto puesto inolvidable para ella. De aquella experiencia surgió una de sus motivaciones para continuar en competición. «En mi mente voy pasito a pasito. Pienso qué grande podría ser poder clasificarme y qué ilusión me haría estar en unos quintos Juegos Olímpicos. Pero una vez que estoy, sí que me gustaría conseguir otro diploma olímpico... y si estoy en la final una no me conformo con estar entre los ocho primeros, sino en estar en lo más alto del podio», avanza la gallega, que prepara en Pontevedra la prueba de 200 metros.

El otro elemento que ayuda y dificulta al mismo tiempo es Naira. «Ahora tengo en mi mente cada minuto a mi hija. Y necesito tenerla cerca en mis entrenamientos o por lo menos, pasar el menor tiempo posible separadas. Si no, me resulta muy duro. Viene a verme entrenar, se viene conmigo a las concentraciones, competiciones... a todos los lados conmigo», confiesa Portela, quien adapta sus entrenamientos a las necesidades de la recién llegada.

En su trayecto ha podido cotejar otras experiencias similares. «A lo largo de mi carrera deportiva he visto compañeras que han decidido ser madres y desde ese momento dejar el piragüismo. A nivel internacional sé de chicas que tuvieron hijos y siguieron. En mi caso, me decía a mí misma que muchas madres también tienen su trabajo y yo ¿por qué no iba a poder compaginar mi trabajo, que es el piragüismo, con tener y atender a mi hija?», reflexiona sobre la compatibilidad del kayak de alta competición y la maternidad antes de señalar al agua: «Un ejemplo es Maialen Chourraut»

En las aguas tranquilas de Racice (República Checa) Portela medirá su kayak por primera vez en competiciones internacionales desde que es madre. «La vuelta ha sido buena. Tenía muchas dudas sobre si me recuperaría rápido del parto, de si volvería a conseguir la forma de otros años al haber estado casi año y medio sin competir. Pero la verdad es que me siento satisfecha por cómo me encuentro», rememora quien logró el puesto europeo en un selectivo de clasificación para los campeonatos de Europa en el que sus marcas se ajustaron a los de sus mejores tiempos.

Sexta en Europa

  • La gallega fue sexta en la República Checa en la prueba de 200 metros del K1.

«Me encuentro muy bien; ahora espero que se pueda ver plasmado en las competiciones que tengo a lo largo de la temporada. El asistir al Europeo me va a servir para verme cómo estoy con respecto a mis rivales. Y me vaya bien o mal, no es nada decisivo, ya que el gran objetivo de la temporada es conseguir la plaza y clasificarme para los Juegos Olímpicos del año que viene», describe con el programa de los próximos meses en mente. «Es un año muy duro, de mucho trabajo y también trataré de competir bastante debido al parón de competiciones que he tenido debido a mi maternidad», avanza con las palas en el agua pero con los ojos en Naira.

Su hija no será el motivo de retirada: «El deporte tiene fecha de caducidad y esa caducidad será porque o no alcances tu nivel deseado o por falta de motivación. Cuando me falte alguno de estos aspectos lo dejaré y me dedicaré a mi clínica de fisioterapia». Antes le falta una fotografía: una niña con una madre que iguala el récord femenino español de presencias olímpicas. A ser posible, con una medalla. Como en los cuentos de hadas.

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