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Hamilton escenifica  la carrera perfecta

Hamilton escenifica la carrera perfecta

56 vueltas solventes le llevan a una victoria que amarga a su compañero Rosberg, con Vettel de nuevo en el podio y Alonso aún fuera de los puntos

D. SÁNCHEZ CASTRO

Lunes, 13 de abril 2015, 00:32

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El líder es más líder que nunca. Hamilton fue el más rápido en las tres sesiones de entrenamientos libres y en las tres tandas de clasificación, y en la carrera sumó una nueva victoria (la cuarta en Shanghái, trigesimoquinta en su cuenta personal), se llevó la vuelta rápida (su vigésimo segunda) y le dio a Mercedes su decimoséptimo doblete. Sólo le faltó ser el líder en dos vueltas (lo hizo en 54 de las 56 de este domingo) para llevarse el pleno perfecto.

Lo que logró Hamilton ayer viene a confirmar que él y sólo él es capaz de llevarse el título este año... o de perderlo. Nico Rosberg acabó totalmente desesperado, furioso y completamente abatido al ver cómo nuevamente su compañero le machacaba. De hecho, no se cortó nada en recriminarle a Hamilton que, a mitad de carrera, redujese el ritmo para conservar los neumáticos. «Condujo innecesariamente lento y eso significaba que Vettel se acercaba a mí», le espetó en la rueda de prensa Nico a un sorprendido Lewis, que contestó: «No es mi trabajo cuidar la carrera de Nico».

Y es que esta vez la pizarra de Ferrari no funcionó tan bien como en Malasia. Sebastian Vettel, tercero en esta carrera, completó una gran actuación y sumó todos los puntos posibles, vista la superioridad de Mercedes en la prueba china. El germano tuvo la oportunidad de hacerle un 'undercut' (ganarle la posición en boxes) a Rosberg en las segundas paradas, pero, pese a cambiar la estrategia sobre la marcha, no fue suficiente. Pudo intentarlo gracias a esa reducción de paso que hizo Hamilton. Con ellos al frente, intentado variar lo invariable, el espectáculo se colocó detrás.

Fernando Alonso salía al final de la parrilla y su pensamiento era sólo uno: acabar como fuera. Necesitan kilómetros, aunque no sean a buen ritmo, y no podían permitirse otra rotura de motor. Por eso, el asturiano evitó todo tipo de pelas. ¿Que venía Pérez por detrás? Alonso no le disputaba la posición. ¿Que Button y Maldonado se enfangaban en un rifi-rafe por la decimotercera posición? El ovetense se acercaba, poco a poco y sin tomar riesgos, para aprovecharlo.

Esa pelea fue la que le permitió finalizar en la duodécima plaza. Button y Maldonado se dedicaron a tirarse tarascadas durante varias vueltas, hasta que al final el británico perdió su habitual flema y a final de recta embistió al venezolano que, por una vez, era la víctima. Fernando les pasó a ambos para alcanzar el duodécimo puesto, Maldonado acabaría abandonando con problemas de frenos causados en ese choque, y aunque Button pudo seguir y llegar a meta el decimotercero, los comisarios le endosaron cinco segundos de castigo y dos puntos menos en su carnet de la superlicencia. Esta sanción tuvo otra consecuencia: un puesto más para Carlos Sainz.

Problemas

Carlos Sainz completó su tercera carrera en Fórmula-1, pero no sin dificultad. Tuvo un domingo para olvidar. Primero, en la segunda vuelta, hizo un trompo que le mandó al fondo del pelotón. Tras pelear en posiciones con los coches más lentos, entre los que se encontraba Fernando Alonso, se vio cerca de alcanzar los puntos, pero un fallo en su coche le acabó de chafar. La caja de cambios de su Toro Rosso falló, el madrileño se vio obligado a reiniciar y la posibilidad de una remontada fue nula. Entró decimocuarto en meta, pero acabó un puesto por delante gracias a una sanción a Jenson Button.

Sainz y Verstappen

El consecuente 'safety car' provocó que la carrera finalizase de una manera un tanto gris, con lo que nada cambió: Hamilton primero, Rosberg segundo y Vettel tercero, con Roberto Merhi cerrando la fila. Merhi, además, fue penalizado por ir demasiado lento tras el 'safety car', con lo que le endosaron cinco segundos, irrelevantes al final, y dos puntos del carnet.

El podio de este año repitió los colores de 2014, con el cambio de Alonso por Vettel, y con la seguridad de que, en Baréin esta próxima semana, las sensaciones y las previsiones serán más o menos las mismas: la Fórmula-1 vive bajo el imperio de Hamilton.

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