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Caos y espectáculo en Brasil
GP DE BRASIL

Caos y espectáculo en Brasil

Hamilton por fin gana en Interlagos y manda la solución del título a Abu Dabi

david sánchez de castro

Domingo, 13 de noviembre 2016, 01:22

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Brasil nunca defrauda, y este año tampoco. Lewis Hamilton llegaba con la imperiosa necesidad de acabar por delante de Nico Rosberg, y este a su vez buscaba el podio como mínimo para mantener razonablemente intactas las opciones de título de cara al final del campeonato. Ambos lograron sus objetivos, no sin sufrimiento, acompañados en el podio por el mayor talento en bruto que ha dado la Fórmula 1 en los últimos años: Max Verstappen está dispuesto a arrasar cualquier calificativo, después de marcarse una actuación memorable que hace dudar de si, realmente, es tan parecido a Ayrton Senna como sus admiradores presuponen. El piloto holandés de Red Bull dejó claro que es capaz de ir por donde nadie se atreve, en una de las carreras más caóticas que se recuerdan en los últimos tiempos.

Rosberg, Vettel, Pérez o Sainz entre otros sufrieron los rigores de un piloto que ha llegado a la Fórmula 1 como un huracán, dispuesto a arrasar todos los récords de precocidad posibles. Mad Max se convirtió en el más joven de la historia en marcar una vuelta rápida tras protagonizar una remontada al final de la prueba de esas que hacen época, de las que se recuerdan en el ránking de los más grandes, para llegar a un tercer puesto que le sabe a gloria.

Si Verstappen puso el espectáculo, Mercedes otorgó el control. En una prueba en la que la lluvia provocó incluso un abandono antes de la salida (Grosjean se estrelló en la vuelta de formación), Lewis Hamilton sacó lo mejor de sí para no ceder ni un ápice a la esperanza de que Rosberg celebrase el título. Tampoco el alemán asumió ni un riesgo más que el necesario: hasta llegó a pedir la suspensión de la carrera cuando se llegó a la vuelta 54, las mínimas para que se repartiesen todos los puntos. Y es que no estuvo nada claro que se fueran a completar las 71 vueltas.

Dos banderas rojas y bochorno

La carrera estuvo detenida en total durante casi una hora. Primero, más de media hora por un accidente de Kimi Räikkönen cuando, en la vuelta 20, el finlandés perdió el control de su Ferrari cuando encaraba la recta de meta. Mientras los coches estaban en boxes, algunos aprovecharon para charlar entre ellos, otros para cambiar cosas de su coche (como Rosberg) e incluso algunos para mostrar su caballerosidad, como Hamilton, que le prestó su abrigo a una helada modelo de las que sujetan el paraguas.

La lluvia no sólo no bajó, sino que arreció con fuerza. Pese a que se reanudó la carrera tras el safety car, la escasa visibilidad provocó que Jolyon Palmer embistiese a Daniil Kvyat, lo que fue una prueba suficiente para que el siempre conservador Charlie Whiting sacara otra bandera roja. Las quejas de los pilotos no se hicieron esperar, lideradas por el líder de la carrera Lewis Hamilton. No entiendo por qué vamos a parar. Son condiciones de lluvia extrema. Es normal, se quejaba el británico. Los fans no tardaron en responder del mismo modo, abucheando con sonoridad y señalando con el pulgar hacia abajo a los responsables de birlarles el espectáculo por el que habían pagado.

La emoción de Massa y la tensión de Alonso

La reanudación de los coches en pista duró poco: Felipe Massa, ídolo local, estrellaba su monoplaza contra las protecciones, lo que hizo salir por cuarta vez el coche de seguridad. El momento más emocionante del día llegó en ese momento: un Massa entre lágrimas regresó al box de Williams enfundado en la bandera de Ordem e Progreso, bajo los aplausos de todos los mecánicos del resto de equipos y con toda la grada del Autódromo Hermanos Rodríguez en pie aplaudiendo al piloto brasileño más exitoso de los últimos años.

Este espectáculo robó ligeramente el protagonismo a lo que se vio en pista, con Fernando Alonso y Sebastian Vettel como protagonistas. El alemán venía encendido remontando y el español estaba intentando quitarse de encima a un sorprendente Felipe Nasr con el Sauber, cuando el de Ferrari echó de pista al español. Alonso se quejó amargamente, pero ni siquiera fue investigado. Después, Vettel vio cómo Verstappen se tomaba venganza por Alonso y le hacía prácticamente lo mismo, tanto a él como a Sergio Pérez, que había amarrado el podio. Al final el asturiano no sólo cedió con Vettel, sino que un último trompo al final de la carrera le mandó al décimo puesto.

Entre las víctimas de la remontada de Verstappen se encontró un Carlos Sainz que llegó a soñar con el podio. Hubo momentos en los que se vio cuarto con serias alternativas de cazar a Pérez, pero al final se tuvo que conformar con una sexta plaza, que le sabe a oro tras una de sus actuaciones más sufridas y luchadas en años.

Con este resultado, el Mundial se decidirá en la última carrera. Abu Dabi dictará sentencia, con 12 puntos de diferencia entre los dos candidatos. En 2010 también estaban Alonso y Vettel luchando por el título en el desierto y en aquella ocasión había 15 entre ambos y acabó ganando el que llegaba segundo en la clasificación.

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