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J. L. C.
Lunes, 29 de agosto 2016, 01:04
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Sin apenas tiempo para celebrar el triunfo más imporante de su carrera deportiva, Pablo Carreño ya se encontraba ayer en Nueva York, donde disputará, a partir de mañana, el Abierto de EE UU. El gijonés, unas horas después de saborear el éxito junto a su entrenador Samuel López, atendió la llamada de EL COMERCIO. «Estoy muy contento, pero tengo que reconocer que hay muho trabajo detrás de esta victoria», subrayó el gijonés que eufórico añadió que «ha sido muy emocionante ganar este primer título».
Y por su tozudez y trabajo constante destacó también que «tengo ganas de más, por lo que voy a seguir trabajando a tope».
Sobre lo que fue la competición en Winston Salem, Carreño explicó que «fue un torneo muy duro, con rivales muy difíciles, pero creo que he jugado a un gran nivel y, sobre todo, he disfrutado».
Señala que la clave estuvo un poco en que «saqué muy bien» y en el tercer en la final, que duró más de dos horas y media, «estuve muy concentrado y solo pensando en jugar cada punto».
Dedicada a su madre
Carreño comentó que dedica este triunfo a su madre, «que es la que más sufre cuando ve los partidos», aunque ayer estaba tremendamente feliz «por las muchas felicitaciones que recibí de la gente que me apoya y me sigue en día a día».
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