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Nadal levanta el puño victorioso después de terminar el duelo ante Thiem.
Nadal coge carrera hacia la décima

Nadal coge carrera hacia la décima

Tendrá la oportunidad de vengarse de la final perdida en Australia 2014 ante el suizo Wawrinka

MANUEL SÁNCHEZ

Sábado, 10 de junio 2017, 00:05

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Dijo Carlos Moyá en el libro 'Rafa: Mi historia' que Rafa Nadal era insaciable, que, a diferencia de muchos tenistas, si podía meter un 6-0 lo hacía, que no se dejaba ir, que siempre quería más. Ese metafórico 6-0 del que habló el ahora entrenador del manacorense, se ha transformado en el décimo Roland Garros, el sueño que ha perseguido Nadal desde el mismo momento en el que consiguió el noveno entorchado en 2014 y que ahora tiene a un solo partido de distancia.

Rafa Nadal vuelve a una final de Roland Garros tres años después al vencer a Dominic Thiem por 6-3, 6-4 y 6-0. El balear continuó su idilio con las semifinales de 'Grand Slam', en las que posee un récord de 22 victorias y solo tres derrotas. Y no es casualidad. El Nadal de 2017 en Roland Garros es el mejor de siempre, nunca había perdido tan pocos juegos llegado a este punto del torneo, y nunca había estado tan por encima de sus rivales. El Thiem de Roma, que pulverizó a Nadal, no apareció en la Chatrier y fue Nadal el que infligió el castigo.

Y eso que el comienzo no fue el deseado, el de Manacor se enganchó al servicio y perdió el primer saque del encuentro. Ese juego, el 0-1 a favor de Thiem, fue el único momento en el que el austriaco fue por delante. A partir de ahí, maremoto del balear. No funcionaba el primer saque, pero a Nadal le daba igual, tiraba con su derecha, movía de lado a lado a Thiem, que era incapaz de defenderse con su revés a una mano, poderoso sí, pero inútil a la hora de contraatacar. El revés que pegaba alto el austriaco no dañaba porque apenas abría ángulos, lo que permitía pegar parado a Nadal y aprovechar la pista libre. Quedaba descolocado Thiem tras cada golpe, pues empleaba toda la fuerza posible en ellos. Un esfuerzo inhumano que fue calmado por el que de verdad es inhumano.

Tras el 0-1, Nadal se apuntó cuatro juegos consecutivos, salvando cuatro puntos de rotura y se acabó por apuntar la primera manga por 6-3. Se abrió el Tourmalet para Thiem, ya que Nadal nunca ha perdido en París tras ganar el primer set. El balear lo tenía bajo control, volvió a salvar un 15-40 al saque y rompió al juego siguiente (2-1). No solo hacía efecto la mente maravillosa de Nadal, a Thiem se le vio la falta de experiencia desde al Arco del Triunfo. Sí, el año pasado jugó una semifinal ante Djokovic, pero para conseguir la mayoría de edad en París, hay que graduarse con Rafa.

Fallaba, fallaba y fallaba el austriaco, y Nadal finiquitó su décima semifinal en París vengando el rosco que Thiem le infligió a Djokovic y ve más cerca la décima y el decimoquinto grande.

En la final le espera Stan Wawrinka, que se clasificó por segunda vez para esta ronda tras derrotar al número uno, Andy Murray, en cinco agónicos sets (6-7 (6), 6-3, 5-7, 7-6 (3) y 6-1). Nadal intentará tomarse la revancha de la final de Australia, hace tres años, cuando una lesión en la espalda le impidió al balear pelear al 100 % por un título que se llevó el suizo. «Jugar con Rafa en la final de Roland Garros es el mayor desafío en el tenis», apuntó en rueda de prensa el suizo tras conocer su rival en la final.

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