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Hilario López, con el modelo que construyó con piezas de Lego
«La industria asturiana debe ser la mayor beneficiaria de la Escuela»

«La industria asturiana debe ser la mayor beneficiaria de la Escuela»

DIRECTOR DE LA ESCUELA POLITÉCNICA DE INGENIERÍA DE GIJÓN

Noelia A. Erausquin

Miércoles, 25 de junio 2014, 13:22

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El director de la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI), Hilario López, llega a EL COMERCIO expectante por lo que se va a encontrar. Le gusta la idea de participar en una Lego View, una entrevista diferente en la que las piezas de plástico del gigante juguetero danés tienen mucho que decir y, sobre todo, permiten extraer conclusiones diferentes. La ve innovadora y, precisamente, quiere que sus alumnos apuesten siempre por la innovación, así que el director del mayor centro de la Universidad de Oviedo, con cinco edificios en los que se imparten siete grados, nueve másteres y ocho títulos propios, se sienta ante una gran pila de piezas de colores. El primer reto es construir un modelo que represente la relación de la EPI y la empresa, que luego enriquecerá con sus reflexiones sobre los recortes y la relación con el Rectorado.

ANÁLISIS DE LA SESIÓN

-¿Qué ofrece la EPI a sus alumnos y qué se les exige?

-La Escuela tiene que ser como un puente que les facilite alcanzar las metas que ellos se propongan y los profesores deben ayudarles con esos retos, pero para ello es necesario esfuerzo y sacrificio. Pueden llegar donde quieran, pero no es gratis. Además, no deben limitarse a sus asignaturas, queremos que participen con otros compañeros en una vida adicional. Por eso estamos muy ilusionados con el proyecto 'Fórmula Student', en el que entre 25 y 35 alumnos de diferentes grados crearán un coche de competición con motor eléctrico.

-¿Salen preparados los estudiantes para el mercado laboral?

-Sí, los que no están preparados no salen. Tenemos un 23% de abandonos en el primer año y, aunque nos gustaría que fueran menos, esta cifra está por debajo de otras escuelas importantes. Eso sí, los alumnos tienen que venir motivados, tener vocación y saber que esto conllevará un sacrificio.

-Pero las empresas detectan carencias...

-Desde el punto de vista de la ingeniería salen bien preparados, aunque sí es cierto que es conveniente que tengan más habilidades humanísticas, que no cometan faltas de ortografía, que sepan idiomas y también que sean capaces de trabajar en grupo o defender un proyecto. Desde la Escuela tendemos puentes para ello, como facilitar las becas Erasmus. Por otro lado, nuestros alumnos no están particularizados para una empresa en concreto, así que es normal que compañías como TSK, Duro Felguera o Arcelor promuevan estancias formativas previas, porque en la EPI no hay tiempo para todo.

-¿Es frustrante para sus alumnos comprobar cómo está el mercado laboral?

-En comparación con otras titulaciones, nuestros estudiantes son los que más posibilidades tienen de incorporarse al mercado de trabajo e incluso de poder crear su propia empresa. Nosotros fomentamos esta posibilidad a través de los actores de emprendimiento. De la EPI han salido empresas y tenemos alumnos en la carrera espacial, en el ITER, trabajando en temas punteros... No todas las titulaciones tienen el mismo nivel de ocupación, pero de media, según una encuesta que hemos realizado, el 90% está trabajando.

-Pero muchos están obligados a abandonar Asturias...

-Nosotros buscamos que la industria de la región sea la primera beneficiaria de la EPI y que conozca primero a nuestros mejores alumnos, para ello son muy importantes nuestros premios, pero es verdad que son muchos los estudiantes que terminan, 502 este año, y las empresas asturianas no pueden absorber a todos, así que muchos buscan oportunidades fuera. Nosotros también alentamos esto, no lo vemos con una connotación negativa. De hecho, hay compañías de fuera que han venido a buscar personal y que están en nuestra sociedad de 'partners'. Que alguien se vaya a Estados Unidos y vuelva es enriquecedor, pero es cierto que tenemos que poner las bases para que regrese. Ahora no están puestas ni al 100%, ni al 60%. Tenemos que trabajar en ello.

-¿Cómo es su relación con las empresas en materia de innovación?

-Hay mucha colaboración. En nuestro ADN está responder a sus demandas. De hecho, cuando se pide que haya más relación nos suena a un discurso antiguo. Llevamos haciéndolo muchos años. Uno de nuestros principales papeles es poner en relación a las compañías con nuestros grupos de investigación, que sepan con quién pueden hablar, en qué trabajamos. Todo es mejorable, pero hemos avanzado mucho.

-¿Qué carencias tiene la EPI?

-Sobre todo físicas, en infraestructuras, algunas baratas, como una acera entre el edificio de Marina y la Politécnica. Además, perdemos buenos estudiantes porque no tenemos una residencia. Gijón no es una ciudad universitaria completa sin ella. Otra reivindicación es en titulaciones. Hemos renunciado a Arquitectura para centrarnos en las ingenierías. Se nos prometió que se implantaría Organización Industrial, que es un perfil que demandan mucho las empresas. Por otro lado, hay cosas que ya ni pedimos, como un polideportivo, aunque se nos habló de él antes de la crisis.

-¿Quién es el culpable de que Gijón no tenga residencia?

-No es un tema económico, porque, tal y como está planteada, sería en régimen de concesión. La cuestión es que no vale solo con pedirlo, decirlo o quererlo, hay que hacerlo y nosotros no tenemos competencias. Llevamos 21 años reclamándola, porque no nos vale que se hable de los minipisos de la Laboral, eso solo es un complemento.

-¿Cómo les afectan los recortes en docentes e investigadores?

-Desde hace dos años se ha prescindido de algunos profesores que daban clase, gente muy válida, algunos que trabajaban también en la empresa y que daban una visión importante de fuera de la Universidad. Esto no es bueno, como reducir los jóvenes que entran con becas, ya que ahora hay muchas menos. Lo positivo es que, en algunas áreas, hemos recibido el compromiso de contratación por los másteres y nuevas titulaciones.

-¿Y cómo ven los recortes en becas a los estudiantes?

-Estamos en contra de todo lo que suponga una inversión menor en becas, se quiera justificar como se quiera justificar. Todo el mundo tiene que tener la oportunidad que se merece y se te cae el alma a los pies cuando oyes a una alumna que no se pudo matricular del máster porque el año pasado no pudo ahorrar lo suficiente. Las empresas también dan becas, pero su esfuerzo no puede suplir al de las instituciones.

-¿Cuál es su relación con el Rectorado?

-Tenemos una relación institucional perfecta, marcada por los estatutos. Suelen decir que es fácil trabajar con la EPI porque tenemos una vocación integradora y no queremos estar aislados, pero a veces hay cierto desconocimiento de la realidad de Gijón, porque todos los centros tienen sus peculiaridades. Mantenemos lealtad institucional, pero también la pedimos. Haríamos dejación de funciones si no lucháramos por las cosas importantes de la Escuela y no podemos estar callados.

-¿Cómo vivió el caso de la biblioteca?

-La dirección de los centros no lleva el tema de las bibliotecas y nos hubiera sido más cómodo no expresar nuestra opinión. Pedíamos el servicio porque todo el mundo quiere tenerlo lo más cerca posible, pero si la situación económica no lo permite... Lo sentimos. Ojalá pueda volver a recuperarse.

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