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Florentino Felgueroso.
«Los sindicatos no protegen a los jóvenes por miedo a que alguien mejor formado les sustituya»

«Los sindicatos no protegen a los jóvenes por miedo a que alguien mejor formado les sustituya»

A. COLLADO

Jueves, 14 de junio 2018, 14:16

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Las centrales sindicales se oponen radicalmente a la reforma laboral. Le achacan el aumento de la temporalidad y la parcialidad, ¿se equivocan?

Las entradas y salidas de las crisis, por lo general, son simétricas. Al principio se destruye mucho empleo temporal, que luego es el primero que vuelve a crearse. Es lógico desde el punto de vista del empresario, que quiere estar seguro de que la situación vuelve a ser estable. No todo puede achacarse a las bondades o a las maldades de la reforma laboral. Entre otras cosas, porque el Gobierno no está siendo transparente y nos hacen falta datos. Ha sido una reforma muy ideológica y anticipada. Hubo empresarios, por ejemplo, que como ya sabían que iba a aprobarse esperaron para despedir. Hasta que no pasen todos esos efectos, no se puede evaluar. Los sindicatos deberían plantearse si no hubiera sido mejor establecer un contrato único que una reforma tan drástica a nivel normativo.

Tampoco están de acuerdo con su propuesta de un salario mínimo para jóvenes.

Tanto el contrato único como el salario mínimo para jóvenes son propuestas que se entienden muy mal. Nos han tachado de neoliberales. Yo no digo que tengan que bajar el salario mínimo para los jóvenes. También puede subirse el de los adultos. Lo que digo es que tiene que haber una diferencia, porque la única forma en la que un joven sin experiencia laboral puede costeársela es con un salario inferior. Es una figura que existe en Reino Unido o Alemania. Que existió en España hasta el año 1998 y, cuando desapareció, tuvo efectos negativos. Ninguna empresa quiere dar experiencia laboral gratis. Con un salario mínimo vinculante se impide que el joven esté en desventaja con respecto a un adulto.

No parece tan evidente para todos.

En la historia de la regulación laboral, los sindicatos siempre han pedido eliminar la diferenciación entre jóvenes y adultos y los gobiernos han ido cediendo. Protegen al adulto, no al joven, por miedo a que alguien más formado les sustituya. Y, encima, es un miedo infundado, porque no aspiran a los mismos puestos de trabajo. Como hemos tardado tanto en hacer una reforma educativa, somos campeones europeos en títulos superiores. En 20 años, hemos tenido que generar puestos de trabajo que antes no existían. Nuestro problema es que el empleo no ha respondido.

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