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Trabajadores de El Corte Inglés se concentran a las puertas del centro de Gijón.
El Corte Inglés dice adiós a su gran patriarca

El Corte Inglés dice adiós a su gran patriarca

El timón queda en manos de Dimas Gimeno, su sobrino, con Manuel Pizarro, el exjefe de Endesa, como hombre fuerte

Jorge murcia

Domingo, 14 de septiembre 2014, 16:10

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Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, falleció a primera hora de la tarde de ayer a los 79 años en el madrileño Hospital Puerta de Hierro, donde fue ingresado el pasado miércoles con un cuadro de insuficiencia respiratoria. Aunque en un principio evolucionaba «de forma favorable», el estado de salud del empresario asturiano acabó derivando en una «crisis cardiaca inesperada», según informó la empresa en un comunicado. La capilla ardiente con sus restos mortales quedó instalada anoche en la Fundación Ramón Areces de Madrid. Hoy seguirá abierta, entre las 10.00 y las 14.00 horas. Trabajadores de la empresa mantuvieron concentraciones en los diferentes centros.

La muerte de Álvarez deja a El Corte Inglés huérfano de su gran patriarca. La figura en torno a la que, desde hace 25 años cuando tomó el mando tras el fallecimiento del fundador Ramón Areces, su tío, gravitaban las esencias de un gigante con alma de comercio familiar. Lo hace en un momento crucial para la compañía, inmersa en un proceso de modernización de su estructura empresarial y reorientación del modelo de negocio. El timón queda, en teoría, en manos de su sobrino Dimas Gimeno, nombrado director general hace un año. En el Corte Inglés, la Presidencia ha pasado de tío a sobrino porque ni Ramón ni Isidoro tuvieron descendencia. Dimas, en cambio, está casado y sí tiene hijos.

La última aparición pública de Álvarez se produjo el 31 de agosto, durante la habitual junta de accionistas que El Corte Inglés celebra a finales de agosto, y en la que se presentaron los resultados de 2013. Pese a que la facturación siguió cayendo un año más (el 1,8% respecto a 2012), por primera vez desde que comenzara la crisis la compañía que cuenta con una plantilla de 93.000 empleados lograba aumentar sus beneficios: 174,3 millones de euros (+6,2%). Además, consiguió reducir su deuda en 1.100 millones.

Lo más relevante fue la serie de movimientos que el gran transatlántico de la distribución comenzó a realizar para sanear sus finanzas y adaptarse a los tiempos que corren. Por ejemplo, el acuerdo alcanzado con las entidades bancarias para refinanciar el resto de los 4.900 millones de deuda y alargar su vencimiento ocho años más. «Con esta reordenación, el grupo ha conseguido una mayor flexibilidad y una mejora de su estructura financiera en cuanto a costes y plazos», concluyó la compañía.

En 2013 también acordó la venta al Banco Santander del 51% de su financiera por 140 millones. Otro gran hito fue la apertura a nuevas formas de financiación, como la emisión de bonos la primera en su historia por valor de 600 millones. Hasta entonces, El Corte Inglés siempre había crecido con fondos propios.

Podría decirse que a lo largo del último año el grupo de distribución ha dedicado enormes esfuerzos a la siempre arriesgada tarea de romper tabús. Eso sí, sin dar de espalda a principios fundacionales como «la atención esmerada al cliente y la identificación con la calidad», según subrayó el propio Álvarez en la pasada junta de accionistas.

Precisamente en eso, saber combinar tradición y modernidad, consiste el reto de Manuel Pizarro, recientemente incorporado a la compañía como adjunto a la presidencia y asesor en temas financieros. El que fuera presidente de Endesa también ha entrado en el consejo de administración, un movimiento que refuerza su rol en el grupo. Fundamentalmente suya es la tarea de llevar a buen puerto uno de los objetivos que el gigante se ha propuesto alcanzar en su tránsito a la modernidad: la expansión internacional.

El Corte Inglés salió escaldado de su primer gran intento de internacionalización, emprendido a comienzos de los 80 con la compra de los almacenes estadounidenses The Harris Company. La apuesta no funcionó, y en 1997 la cadena de almacenes fue absorbida por la también estadounidense Gottschalks. La presencia internacional del holding español se limita a dos centros comerciales en Portugal y a varios establecimientos de Sfera (marca de moda y complementos) ubicados en México, Perú y Arabia Saudí. Se están estudiando nuevas localizaciones en el exterior «a medio plazo».

Pero el crecimiento de la compañía necesita formas de financiación más allá de los recursos propios. Al margen de las emisiones de bonos, el grupo tiene sobre la mesa otras opciones. Entre ellas y aquí sí que se haría trizas el mayor de los tabús la salida a Bolsa de parte del capital social, que según diversas fuentes del sector representaría entre el 20% y el 30%. También se ha llegado a plantear la posible entrada de algunos socios de otros ámbitos con los que, además de buscar sinergias comerciales, se lograría una implicación económica y financiera.

Para llevar a cabo esta tarea pocos hombres hay en España con el bagaje e influencia de Manuel Pizarro, uno de los mayores expertos en mercados de valores. El expresidente de Endesa está llamado, pues, a diseñar la estrategia de la empresa en el corto y medio plazo. Y cuenta con el absoluto respaldo de Dimas Gimeno, consejero director general del grupo que ha desarrollado toda su carrera en El Corte Inglés. El sobrino de Isidoro Álvarez, firme partidario de tomar el camino de la renovación sin salirse demasiado de la continuidad, será al fin y al cabo el máximo responsable de las operaciones.

El futuro comenzará a aclararse en los próximos días, cuando el consejo de administración dé a conocer el nombre de su nuevo presidente.

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