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Nicolás de Abajo delante del Centro de I+D Global de ArcelorMittal en Asturias, situado en la avenida de Gijón.
«En Asturias hemos conseguido una tecnología única en el mundo para el galvanizado»

«En Asturias hemos conseguido una tecnología única en el mundo para el galvanizado»

«Creemos que esto es sólo el principio de lo que este centro puede aportar al mundo. Esto es una garantía, aquí hay futuro»

JOSÉ MARÍA URBANO

Domingo, 19 de abril 2015, 00:43

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Nicolás de Abajo (Gijón, 1971), ingeniero industrial, director del Centro de I+D Global de ArcelorMittal en Asturias, ubicado en Avilés, decidió dejar de contar aviones cuando comprobó que llevaba ya acumuladas unas cuantas vueltas al mundo. Dice que es el peaje que hay que pagar cuando uno se ha convertido en un referente dentro de una organización global, perteneciente a un grupo que es líder en el mundo, en este caso de la siderurgia. Sentado en una de las amplias y luminosas salas de centro avilesino, reconvertido en un escenario de película norteamericana sobre los grandes espacios tecnológicos, accede en esta entrevista a repasar el trabajo que se está desarrollando desde Asturias para el mundo.

El centro de Asturias se ha convertido ya en un referente mundial para ArcelorMittal y para el sector siderúrgico en general. ¿Cómo se ha conseguido esa posición?

Empieza con la redefinición de la actividad de I+D del grupo tras la fusión siderúrgica entre Arcelor y Mittal. A partir de 2007 Greg Ludkowsky pasa a dirigir I+D Global y decide impulsar Asturias, algo que se realiza en 2008.

Me imagino que gracias a la existencia ya de un centro de desarrollo tecnológico aquí.

En Avilés trabajaban dos grupos, uno de ellos con labores de proceso muy centradas en las plantas de Asturias y otro a escala europea en desarrollo de modelos de negocio. En la combinación de los dos, con competencias nuevas, surge el centro nuevo. Y a eso hay que añadir el acuerdo de financiación con el Gobierno del Principado y las necesidades que se van creando. Todo ello da como resultado este centro.

En España sólo existe éste y el del País Vasco.

Es diferente. Aquel nació en el marco específico de la financiación.

¿Cuántas personas trabajan en el centro de Asturias actualmente?

158 personas, con un nivel medio de estudios superiores. Y en el reparto de funciones, dos tercios se dedican a la investigación directa y un tercio está más en las plantas piloto, en el desarrollo de soluciones. Hacemos los desarrollos tecnológicos aquí, pero también nos ocupamos de la implantación de esa tecnología fuera.

¿En cuántos países?

Las soluciones aportadas desde Asturias están implantadas en 69 fábricas del grupo en 23 países. Ese es el marco que aporta una multinacional como ésta. Y también impartimos fuera la formación si es necesario.

¿Ustedes aportan soluciones y nuevas tecnologías sólo para el grupo o también venden fuera?

Exclusivamente para el grupo. Otra cosa es que haya clientes nuestros que se aprovechen de ello. Ese es nuestro valor y la apuesta es extender ese valor a nuestros clientes clave. Con eso se consigue aumentar el valor de la compañía.

¿Cuál es la fortaleza de ArcelorMittal en I+D?

Su inversión es muy significativa, coherente con su posición de liderazgo. Y dispone de once centros en total. No todos con el mismo tamaño, algunos son muy pequeños, pero muy especializados en algunos productos. Lo que eso indica es que es una red dispersa, abierta, donde se pueden incorporar los mejores en cada sitio. Lo que Greg Ludkowsky (responsable de I+D de la multinacional) ha huido es de hacer una torre de marfil inaccesible.

Centrándonos en el de Asturias, ¿cómo es su estructura?

Hay que hablar del apoyo a procesos, creación de otros nuevos y mejora, vamos haciendo cosas en productos diferenciadores como el carril; trabajamos en la mejora de los procesos industriales, desde la extracción del mineral de hierro al acabado. Y otra de nuestras grandes fortalezas es la de modelar cadenas de suministro, que tiene que ver con las compras, con escoger las rutas mejores, mejorar los tiempos de entrega, reducir los estocajes... Y detrás de todo eso hay modelos matemáticos que requieren un trabajo enorme dadas las dimensiones del grupo.

Dígame un caso concreto donde apliquen todo eso.

Por ejemplo, en la planta de Calvert, en Alabama, Estados Unidos. Su modelo de negocio lo hacemos aquí: desde el suministro de slabs (ellos empiezan su fabricación a partir de los slabs) hasta la entrega del producto. Eso nos obliga tener una presencia continua allí. Los suministros de slabs pueden llegar de Brasil o de Estados Unidos, tiene una gran variedad de productos, varias rutas de venta a clientes. Y todo eso se hace desde aquí.

Me hablaba antes de modelos matemáticos.

Nosotros hemos alcanzado el límite de la capacidad de solución de problemas matemáticos complejos y eso nos obliga a buscar soluciones con los mejores del mundo. Ahora mismo, investigadores nuestros se encuentran en Stanford y en el MIT para buscar soluciones. Estamos en el top de lo que podamos encontrar en el mundo. El aspecto positivo es que los investigadores que enviamos allí nos están devolviendo el buen nivel de aquella gente. Si podemos buscar la solución en nuestro entorno, no salimos, pero es cierto que vas tocando techo en las soluciones. Por ejemplo, en procesos medioambientales buscas a las empresas punteras en el mundo.

Siguiendo en Asturias. El hecho de tener un enclave en donde la producción sigue un proceso integral, ¿favorece la investigación?

Mucho. El hecho de contar tan cerca con una planta con tal diversidad de productos y procesos (planos, largos) es una gran ventaja. En pocos sitios se puede encontrar esa diversidad y eso hace que la propia Corporación designe Asturias como centro piloto. Este centro ha dado muchos beneficios al grupo y a Asturias.

Hábleme de alguno de los grandes hitos producto de la investigación en el centro de Avilés-

El mejor ejemplo es el del carril, el de la cabeza endurecida. Ese es un hito de I+D espectacular. Su implantación en el tren de Gijón es espectacular, un éxito total. Y ahora lo mismo podemos decir con el zinc quench en galvanizado. Poder contar con plantas así, más el centro de I+D es una ventaja enorme.

¿Otro hito similar en importancia es ahora el de galvanizado?

Tengo que hablar con la máxima prudencia en este caso. Pero es cierto que hemos conseguido una tecnología única en el mundo que hemos logrado industrializar con una pequeña empresa norteamericana, GSI, que es la que tenía la patente. Es una revolución de las tecnologías en el recubrimiento. Se trata de una combinación de enfriamiento y recubrimiento de galvanizado que se ha probado en la línea 1 de galvanizado de Avilés. Y como todos los desarrollos tecnológicos, tiene un efecto doble, primero el beneficio de la propia instalación y luego hablamos a una escala mundial de una línea de Asturias, que supondrá más carga de trabajo, más gente...

Habla de una tecnología única en el mundo.

Sólo hay una variante en el mundo que ha desarrollado la coreana Posco, pero lo de aquí es diferente. De hecho, una de las plantas piloto que vamos a abrir en el nuevo edificio (propiedad de la Fundación Metal, en el mismo entorno) es para desarrollar esta tecnología. Pero ya se puede decir que la industrialización ha sido un éxito y abre muchas posibilidades para el sector del automóvil.

¿La clave es avanzar desde instalaciones y con productos que hasta ahora habían sido convencionales?

Ese es el punto de partida al que se le aplican nuevas tecnologías para conseguir un producto que no tiene nadie. Esa es la clave, sí. Y aquí hemos tenido esos dos éxitos recientes. Ese es el motivo de que Greg Ludkowsky diga que lo que se hace aquí no se hace en otros sitios.

¿Cuántas plantas piloto tienen en Asturias?

Trece ahora mismo. Dedicadas al tratamiento del agua, refractarios, materias primas, tratamiento del hierro, carbones, un horno 'gigante' en Gijón para conseguir la reutilización de gas en nuevos procesos, filtración del aire... Son plantas diferenciales que no tiene nadie. Y nadie es nadie, ni coreano ni no coreano.

¿Y la utilización del nuevo local?

Hay ya 45 personas trabajando permanentemente enfocados a lo que definimos como 'investigación frontera', que consiste en la anticipación y exploración de tecnologías en unas fases tempranas. No puedo hablar mucho más allá de un marco genérico, pero estamos ya en la 'industria 4.0', que es lo que viene después de la revolución de la automatización. Ahí se asocian los campos de la robótica, la captación masiva de información, análisis de datos y combinación de tecnologías emergentes y su aplicación industrial. Y luego están los procesos radicales: nos cuestionamos los dogmas. Nos gusta el desafío, el trabajo de I+D es no aceptar que las cosas son como son, hay que ir más allá.

Estamos en Asturias. ¿Qué sabe usted de las nuevas inversiones que se esperan aquí?

Nuestra misión aquí y fuera es apoyar la definición de las tecnologías innovadoras que deben aplicarse. Más allá de eso...

El presente del Centro de Desarrollo Tecnológico es espectacular. ¿Cómo adivina el futuro?

Ha habido un cambio radical. Estamos convencidos de que estamos empezando a ver ese cambio. Tenemos el marco idóneo con el Principado, trabajamos con socios asturianos, con la gente del ITMA, en contacto con la Universidad, con la Cátedra de Arcelor Mittal I+D. Creemos de verdad que esto es solo el principio de lo que este centro puede aportar desde Asturias. Mientras tanto, nuestro volumen es muy importante, 207 personas trabajan en un entorno de 3-4 kilómetros. Esto es una garantía, aquí hay futuro.

¿Siguen aceptando ideas de sus propios trabajadores?

Ellos son muy importantes porque protagonizan el día a día de las instalaciones. Lo que hay que hacer es escuchar, con toda la humildad, las necesidades y las soluciones que ellos detectan. Tienen mucho que aportar.

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