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Francisco Blanco, Isaac Pola, Claudio Rodríguez y Marcelino Oreja, ayer, en la Consejería.
Enagás prevé para «este año» la solución legal de la regasificadora y aboga por su uso mixto

Enagás prevé para «este año» la solución legal de la regasificadora y aboga por su uso mixto

Propone «aprovechar al máximo su potencial» combinando su función inicial con la de almacén gasístico y punto de repostaje para buques

ANA MORIYÓN AIDA COLLADO

Viernes, 17 de febrero 2017, 02:13

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Enagás confía en desbloquear «este año» la situación legal de la regasificadora de gas natural licuado de El Musel, en Gijón, y aboga por un uso mixto de este equipamiento, finalizado en 2012 tras una inversión de 380 millones de euros, pero que nunca llegó a ponerse en funcionamiento. Para ello es necesario que el Ministerio de Energía, Industria y Agenda Digital proceda a la regularización administrativa de la planta y que, de forma paralela, la compañía de transporte de gas natural cierre las negociaciones que mantiene con distintas comercializadoras interesadas en ella como almacén gasístico y base para operaciones de 'bunkering' (repostaje de buques).

El consejero delegado de Enagás, Marcelino Oreja, defendió ayer durante su visita al Principado el uso mixto de estas instalaciones para «aprovechar al máximo su potencial», dada «la ubicación estratégica» de la que disponen, sin renunciar por ello a la función de suministro a la red de transporte primario de gas natural para la que fueron construidas, «porque están en la planificación energética» del ministerio, recordó. «No renunciamos a su uso como regasificadora, pero el mundo ha cambiado y en el sector del gas hay una sobreabundancia, por lo que las grandes comercializadoras necesitan un lugar para almacenarlo y la planta de Gijón se encuentra en un punto estratégico», argumentó. Igualmente, el responsable de la compañía destacó la posibilidad de utilizar el complejo como punto de repostaje para buques. «Un sector que va a crecer mucho en los próximos años, dada la inevitable transformación de muchos de los barcos de fuel a gas para luchar contra la contaminación en el mar», anotó Oreja, quien subrayó de forma insistente la repercusión económica que esto supondría para toda la región. «Pagarían tasas portuarias, harían reparaciones y podrían generar mucho tráfico económico. Si no repostan en Gijón -advirtió- ese negocio se pierde».

Desde Enagás no descartan que, en el futuro, la planta pueda recuperar el uso para el que fue diseñada, aunque a nadie se le escapa que eso dependerá de la política energética del Gobierno central, que por el momento la mantiene hibernando.

Oreja reconoció que existen «muchas compañías interesadas» en la planta e, incluso, se mostró convencido de que «habrá más» una vez que el ministerio facilite la autorización administrativa necesaria para su puesta en funcionamiento. Reconoció también que para poder asumir estos nuevos usos será necesario realizar algún tipo de adaptación, pero negó que se trate de «grandes inversiones», y evitó hacer un cálculo de los puestos de trabajo que puede generar esta instalación una vez entre en funcionamiento, porque esto dependerá, indicó, de su uso final.

Estas declaraciones las realizó tras una breve reunión en la Consejería de Empleo, Industria y Turismo del Principado con su máximo responsable, Francisco Blanco, en la que también participaron el director general de Infraestructuras de Enagás, Claudio Rodríguez y el director general de Minería y Energía, Isaac Pola. El consejero asturiano se mostró convencido del «potencial» de la planta ya que «cada vez hay más oportunidades para este sector, que tendrá un crecimiento positivo en los próximos años, por lo que debemos aprovechar todas las oportunidades que ofrece», dijo, al tiempo que recordó que el ministro Álvaro Nadal ya se comprometió a impulsar la regularización administrativa de la regasificadora en el encuentro que ambos mantuvieron el pasado 31 de enero y espera, de hecho, que este trámite pueda ser una realidad «en verano».

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