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Dinero incautado por la Policía Nacional en una operación contra el blanqueo de dinero. EFE
El arma casi secreta de los notarios para dar caza al defraudador

El arma casi secreta de los notarios para dar caza al defraudador

Cuentan con la segunda mayor base de datos de España que permite rastrear la constitución de sociedades fantasma y vigilar a los testaferros

LUCÍA PALACIOS

MADRID.

Domingo, 24 de diciembre 2017, 04:01

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Una de las armas más potentes en la lucha contra el delincuente de 'guante blanco' no está en manos de la Policía, sino de los notarios. Y aunque en un principio pueda resultar algo insólito, tiene su razón de ser: nadie, excepto la Agencia Tributaria, cuenta con más volumen de información que este colectivo, pues ellos registran cada operación que realizan. Y por sus manos pasa casi todo, infinidad de transacciones (desde hipotecas o herencias hasta un complejo entramado de constitución de sociedades), algunas de las cuales pueden terminar en un juzgado.

De esta manera, los notarios españoles se han convertido en aliados imprescindibles del Estado en su lucha contra el blanqueo de capitales y fraude fiscal. Y lo hacen a través del Órgano Centralizado de Prevención (OCP) del Blanqueo de Capitales, que depende del Consejo General del Notariado pero que tiene una total y absoluta autonomía.

Creado por orden ministerial en 2005, tiene dos potentes herramientas informáticas (el Índice Único Informatizado y la Base de Datos de Titular Real) para identificar a los propietarios reales de las empresas y rastrear la constitución de sociedades fantasma y testaferros, en ocasiones siguiendo casi en tiempo real operaciones de lavado de dinero.

Y esto es posible gracias a que desde 2004 los cerca de 2.800 notarios graban de forma estructurada los detalles de cada escritura que firman, más de 390 tipos de actos o negocios jurídicos codificados: poderes, préstamos hipotecarios, compraventas de inmuebles, constitución de sociedades... Unos datos que vuelcan cada 15 días a un servidor encriptado y confidencial: el Índice Único Informatizado, que, con más de 110 millones de documentos y casi 39 millones de personas físicas y jurídicas registradas, es la segunda base de datos más voluminosa del sector público tras el registro de la Agencia Tributaria, y el pilar de los servicios de prevención del blanqueo de capitales, financiación del terrorismo y fraude fiscal del colectivo notarial.

Para aprovechar toda esta valiosa documentación, en 2012 el notariado decidió abrir un segundo registro informático: la Base de Datos de Titular Real (BDTR), que permite conocer de forma casi instantánea -en unos tres minutos- quién es el dueño efectivo de una empresa.

La información se organiza de tal forma que pueden rastrear el mapa real de la titularidad empresarial. Y hacerlo en una doble dirección: de las sociedades a la propiedad real y de un determinado titular a las sociedades que controla realmente. Incluso contiene información de las firmas extranjeras con actividad económica en España. Y solo queda recogido aquí. Pueden acreditar la identidad verdadera de los dueños de más de 2,2 millones de entidades jurídicas, la mayor parte de sociedades limitadas (casi 1,7 millones).

«Trocear» operaciones

Sin embargo, se pierde la pista del titular real de estas sociedades cuando comienzan a crear entramados de empresas radicadas en otros países. «El delincuente siempre trata de ingeniárselas para tratar de no ser descubierto. Por eso, normalmente siempre buscan trocear sus operaciones y llevarlas a cabo ante distintos notarios, para no ser pillados», explica Pedro Galindo, director del OCP, que precisa que «las mejores operaciones de blanqueo siempre son impolutas en cuanto a nivel notarial».

Y es que una operación de blanqueo puede empezar por algo inocuo como es un poder para terminar por un complejo entramado de sociedades pantalla que lo que buscan es que las autoridades no las descubran. Y muchas veces así es, hasta que las sospechas de los notarios, que se basan en las «incoherencias económicas», destapan el fraude.

Las notarías no solo graban los datos. Hay indicadores que hacen saltar las alarmas, por ejemplo, si a la firma acude un joven de 18 años que aparca su Ferrari a la puerta. «Programamos esquemas de blanqueo que funcionan y los adaptamos al mundo notarial», advierte Mariano García Fresno, jefe de la Unidad de Análisis de OCP, que admite que cuentan con una lista de testaferros y otra en la que figuran más de 10.000 personas políticamente expuestas.

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