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Vista general de una de las naves de almacenamiento del centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares (Madrid)E.C.
Visita al almacén de Papá Noel

Visita al almacén de Papá Noel

El día 16 de diciembre de 2013 la tienda 'on line' recibió 130.000 pedidos de su stock de 4,3 millones de artículos diferentes

J. J. MEDINA

Lunes, 15 de diciembre 2014, 00:50

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Lo más parecido a la dichosa fábrica-almacen de juguetes de Papá Noel está, al menos en lo que a España se refiere, en la localidad madrileña de San Fernando de Henares. Se inauguró en octubre de 2012 y desde entonces no ha dejado de crecer. No hay simpáticos enanitos, ni lustrosos juguetes artesanales, sino enormes naves atestadas de los principales objetos de deseo de niños y mayores: desde la estelar Play Station 4 y el resto de complejos artilugios de la electrónica de última generación, hasta Barbies y Legos, pasando por los libros y los discos de toda la vida (ahora es el vinilo el que causa furor), que por ahí empezó el negocio, en 1995, en un garaje de la ciudad estadounidense de Seattle. Por citar tan solo algunos de los cuatro millones trescientos mil productos diferentes que llenan las estanterías en esta época del año (en total, el stock es de 48 millones de productos físicos). Estamos hablando del centro logístico de Amazon en España. El día 16 de diciembre de 2013 batió todos sus récords: en 24 horas, tuvo 130.000 pedidos. Y espera volver a dar la campanada mañana, otra vez día 16 de su mes estelar del año. Con ese motivo, durante los últimos días Amazon España se ha embarcado en una intensa campaña de imagen, que pasa por invitar a periodistas de todo el país a visitar sus instalaciones. De paso, sus responsables insisten en aclarar que en estos tiempos de crisis la competencia que hacen al pequeño comercio no resulta insufrible, «porque nuestra plataforma de venta 'on line' está disponible para cualquiera que quiera utilizarla». Eso sí, con una módica comisión del 15% sobre el precio de venta. «Con nosotros trabajan decenas de miles de pymes en España, dos millones en todo el mundo».

La verdad es que resulta difícil sustraerse a la magia del click cibernético que en cuestión de minutos procesa y acepta tu encargo a Amazon y pone en marcha una maquinaria que hace que el paquete llegue a tu casa a velocidad de vértigo. Incluso en el mismo día, gracias al servicio denominado 'Entrega hoy', ya activo en Madrid, que permite a los clientes comprar hasta las 13.30 y recibir entre las 18 y las 21 horas del mismo día. Esa maquinaria, que en realidad no tiene nada de mágica y sí de la aparentemente distendida eficacia de las empresas tecnológicas a la americana, es precisamente lo que Fred Pattje, director general de operaciones de Amazon España, y su responsable de comunicación, Adam Sedo, muestran orgullosos. Pasen y vean.

«Haz historia»

Para empezar, te visten como un currante más: chaleco fosforito y botas de trabajo con puntera reforzada, antes de introducirte en una instalación que en diferentes plantas ocupa el equivalente a 60.000 metros cuadrados. 'Trabaja duro. Diviértete. Haz historia', pone el cartel que preside el control de seguridad que da acceso al recinto. Y nada más pasar al otro lado, una pizarra donde en la reunión matinal entre directivos y trabajadores de a pie apuntan a diario las cosas a mejorar. Si el problema no se soluciona, se convierte en un 'zombi'. Este día en cuestión hay uno.

Y empieza el viaje por los 18 kilómetros de estanterías, los 124 kilómetros de baldas y los 2,6 kilómetros de cintas transportadoras. El mismo viaje que hace cualquier producto: cuando llega, una foto en tres dimensiones (para exponerla en la web), para seguidamente ser depositado en alguna de las estanterías (y no precisamente junto a otros de su misma clase). Luego, la parte más complicada de la operación: la recogida de ese artículo, para su envío. En temporada alta trabajan en el almacen más de ochocientos operarios (440 de ellos temporales, con una media de edad de treinta y pocos) y el 60% son 'pickers', esto es, van de almacen en almacén con sus carritos, en busca de la mercancía. Una vez debidamente identificada, pasará a la cinta transportadora, para el empaquetado: la menor mella en el envoltorio genera la devolución del producto al fabricante. Si tiene el visto bueno, se empaqueta (si hace falta, se envuelve como obsequio, el año pasado usaron nada menos que 24.000 metros de papel de regalo) y, luego, una máquina le pone sello y destinatario. De ahí, a la furgoneta de una de las tres empresas de transporte con las que trabaja Amazón en España. El 25% de sus ventas van al extranjero. En total, en Europa hay 28 centros logísticos como el de Madrid, en seis países diferentes, y uno puede comprar desde España a cualquiera de ellos.

Claro que Amazon también tiene sus secretos: entre la avalancha de datos, ni uno solo sobre ventas por regiones. En nuestro caso, sólo desvelan que Asturias no está entre las más compradoras y que el producto estelar en el Principado es un cargador USB para su popular lector de libros eléctrónicos Kindle.

Ya casi en la puerta de salida, más detalles sobre su política de personal. Cada jornada de esta temporada de frenético trabajo (el centro funciona a tres turnos las 24 horas del día) hay un motivo para quitar presión y hacer equipo: que si el día de la pizza, que si el día del atuendo de Hawai... Y, además, que Amazon accede a pagar los estudios a aquellos empleados que aspiran a algo más que trabajar en el almacen. Eso sí, la empresa exige que lo aprueben todo.

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