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Joaquín García, durante el discurso con el que abrió el acto de celebración.
«Tenemos un pasado del que sentirnos orgullosos y un futuro lleno de vitalidad»

«Tenemos un pasado del que sentirnos orgullosos y un futuro lleno de vitalidad»

El consejero delegado de TSK e hijo del fundador, Joaquín García, destaca el desarrollo del grupo en la celebración de su trigésimo aniversario

NOELIA A. ERAUSQUIN

Jueves, 22 de diciembre 2016, 17:26

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En 1986, cuando nació TSK, España y Portugal acababan de entrar en la Unión Europea, los ciudadanos votaban si el país se incorporaba a la OTAN y Felipe González era reelegido presidente del Gobierno. Desde entonces mucho ha llovido. «Todo ha cambiado en los últimos años», reconocía ayer Sabino García Vallina, presidente y fundador de este grupo asturiano, en la celebración del trigésimo aniversario de una compañía que, en sus tres décadas de historia, ha multiplicado por diez el número de empleados -de un centenar hasta el millar- y por 200 las ventas. El Palacio de la Riega, en Gijón, acogió una celebración que también sirvió de homenaje al artífice de que una de las ingenierías punteras del país y referente internacional en distintos sectores sea asturiana. Ayer fue un momento para hacer balance, para acordarse de las buenas decisiones que han llevado al grupo hasta aquí y también, incluso, para recordar algunos de los problemas a los que tuvo que hacer frente.

El consejero delegado de la entidad, Joaquín García, rememoró cómo el año 2000 supuso un cambio radical para la empresa. En aquel momento, «en un ejercicio de reflexión», TSK se reinventó y definió una estrategia basada en la diversificación geográfica y tecnológica, «que nos protege frente a las crisis», ya que no se depende ni de un sector ni de una zona del planeta. También fijó unos valores que han llegado hasta ahora, entre los que destacó la flexibilidad, la innovación, el compromiso, la ilusión, el respeto y la pasión. La decisión fue acertada, a la vista de los resultados. De los 37 millones de ventas con los que se cerró aquel año se ha pasado a los casi 900 de este, que termina con una cartera de obra de 2.300 millones de euros. «Tenemos un proyecto sólido, con un pasado del que sentirnos orgullosos y un futuro lleno de vitalidad», afirmó el hijo del fundador, que destacó como otras de sus fortalezas la capacidad de incorporar nuevas empresas al grupo y atraer talento. «Estamos preparados para afrontar el futuro con garantía», subrayó, «y lo haremos desde Asturias».

«La sede está en el Parque Científico y Tecnológico de Gijón, pero nuestra presencia es universal», declaró Sabino García Vallina en un discurso emotivo, que cerró con versos de Rudyard Kipling y en el que recordó a su familia, «sin su sacrificio no estaría aquí». También habló de los obstáculos con los que se encontró en el camino, como el desconocimiento de mercados o dificultades de financiación por el aún escaso tamaño de TSK, lo que le impedía abordar algunos proyectos interesantes. «A ser empresario no se aprende en la universidad, pero tampoco se nace. Ser empresario se aprende en el día a día», reflexionó ante los numerosos asistentes, justo después de mostrarse orgulloso de los valores de TSK, de la creación de su Escuela de Formación y del trato humano de la compañía.

El resto de intervenciones estuvieron plagadas de elogios para Sabino García Vallina y su grupo. «Eres un ejemplo para todos los asturianos», señaló el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios, Pedro Luis Fernández, que alabó su capacidad para generar confianza y para fomentar la colaboración, antes que la competencia. También le agradeció demostrar que desde el Principado «se puede hacer una empresa competitiva y global y nunca perder su identidad asturiana». En los mismos términos se manifestó la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón. «TSK es gijonesa. Estamos orgullosos. Es presente y pasado de la ciudad y también garantía de futuro», recalcó la regidora, tras ensalzar su capacidad para generar empleo. El presidente del Principado, que cerró el acto, también alabó su trayectoria, «una exhibición del cumplimiento de las tres magnitudes fundamentales: intensidad, tensión y resistencia», a las que añadió capacidad de anticipación para convertirse en «un magnífico referente empresarial para toda Asturias».

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