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AIDA COLLADO
Martes, 21 de marzo 2017, 04:04
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La ingeniería gijonesa TSK ha puesto en marcha en Dubái una de las mayores plantas de energía solar del mundo y la más grande de Oriente Próximo. Ayer, el vicepresidente y ministro de Defensa de los Emiratos Árabes Unidos y mandatario de Dubái, Mohammed bin Rashid Al Maktoum, inauguró la segunda fase del parque solar que lleva su nombre y, con ella, unas instalaciones cuyas dimensiones resultan, a todas luces, impactantes. La planta tiene 260 megavatios pico (MWp) de potencia y ocupa una superficie de 440 hectáreas o, lo que es lo mismo, unos 700 campos de fútbol. Además, evitará la emisión de más de 470.000 toneladas anuales de dióxido de carbono a la atmósfera y suministrará energía suficiente para satisfacer la demanda de unos 50.000 hogares.
Al acto de ayer también acudió el CEO de DEWA, máxima autoridad de la compañía de electricidad y agua de Dubái, Saeed Mohammed Al Tayer; el presidente de Acwa Power, Mohammed Abunayyan, y el embajador español en Emiratos Árabes Unidos, José Eugenio Salarich, además de otras autoridades de Arabia Saudí y Dubái.
TSK se ha convertido en una de las empresas con más experiencia en proyectos solares, tanto en termosolares como fotovoltaicas, habiendo participado en la construcción de diversas instalaciones con una potencia que suma más de 1.500 megavatios, en países como Dubái, Kuwait, Jordania, México, Honduras, Brasil, Francia, España, Puerto Rico, Estados Unidos, Rumanía y El Salvador.
Siete años de aventura
Hace ya siete años, en 2010, TSK decidió extender su presencia hacia Oriente Próximo y Asia con proyectos en Arabia Saudí, India y Bangladesh. En 2013, la asturiana adquirió la ingeniería alemana Flagsol, compañía especializada en el sector termosolar. Flagsol, con sede en Colonia, es pionera en el diseño y construcción de este tipo de plantas y titular de desarrollos y tecnologías propias. Esta firma ha ejecutado, por ejemplo, la primera planta híbrida del mundo que combina energía solar con un ciclo combinado a gas. La central de Kuraymat en Egipto tiene una potencia total de 150 megavatios, que se generan a partir de la hibridación de la radiación solar y el gas. Es una muestra de que cada vez más países fuera de Europa apuestan por un suministro de energía sostenible.
Con esta tecnología, TSK se posiciona de una manera privilegiada para competir en los ambiciosos planes de energía solar anunciados en países como Arabia Saudí, donde se pretende construir 30.000 megavatios hasta el año 2030, o en Kuwait, Marruecos, Omán, Qatar y Emiratos Árabes entre otros, donde también están apostando decididamente por la energía solar.
Con unas ventas cercanas a los 900 millones de euros, una plantilla formada por 1.050 trabajadores, una cartera de pedidos de 2.300 millones y proyectos en ejecución en 28 países, TSK cumplió en 2016 su trigésimo aniversario con unas cifras de récord.
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