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S. B.
GIJÓN.
Sábado, 5 de mayo 2018, 04:30
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A excepción del tren de chapa y carril, el resto de las instalaciones asturianas de ArcelorMittal han encauzado en positivo el primer trimestre del año. La dirección de la multinacional siderúrgica se reunió ayer con los sindicatos para analizar los resultados de las plantas de Avilés y Gijón en el periodo de enero a marzo. No se dieron cifras, pero sí hubo mensajes. La empresa advirtió de que el ebitda negativo del tren de chapa lo coloca en «una situación de riesgo inminente de cierre» y apeló a la responsabilidad de los sindicatos «para proponer soluciones y evitar actitudes bloqueantes», según informó CC OO, al que le consta que la cúpula del grupo está ya «vigilante» sobre este asunto.
Si no se alcanza un acuerdo que permita recuperar la productividad del tren de chapa -que debido a un incidente en uno de los hornos, funciona estos días a medio gas-, la compañía insistió en que tomará medidas de forma unilateral. Aunque aún no hay fecha para la convocatoria de la mesa de negociación, el grupo siderúrgico tiene «la intención» de volver a sentarse con las centrales para tratar de acercar posturas de nuevo.
Entre los resultados del primer trimestre destaca la recuperación del alambrón, que tira de los productos largos (que también engloba a carril) y vuelve a llevar esta planta a la senda de los beneficios. Las últimas inversiones acometidas en alambrón le han permitido batir récord de producción.
El tren de bandas en caliente (TBC) de la cabecera de Avilés es otra de las instalaciones cuya producción está por encima de los objetivos previstos por la empresa. En general, las plantas asturianas han aprobado el primer trimestre del presente ejercicio, y ello a pesar de que el servicio de interrumpibilidad obligó a ArcelorMittal a paralizar la actividad seis veces (una hora con un preaviso de 20 minutos), lo que supuso una pérdida equivalente a 5.000 toneladas de bobina caliente.
Un dato que preocupa a la empresa es el absentismo por enfermedad de menos de 6 meses, que repuntó hasta el 5,4% en comparación con el 4,6% de 2017, lo que está muy alejado del objetivo del 3,5%. Según Arcelor, ese porcentaje es «inasumible», dado que ha crecido un 25% respecto a años anteriores, con lo que estudiarán aplicar un plan de acción.
Respecto a las inversiones, el presupuesto para este año suma ya 180 millones, de los que 50 se dedicarán al mantenimiento extraordinario; otros 23 millones corresponden a cilindros y repuestos, y 117 millones es la cuantía destinada a nuevas inversiones, principalmente para las baterías de cok de Gijón. La compañía mantiene el plazo de junio de 2019 para la entrada en funcionamiento de la primera fase de estas nuevas instalaciones.
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