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Acacio Rodríguez, tercero por la izquierda, y Ángel Antonio del Valle (primero por la derecha), en la última junta de accionistas. MARIO ROJAS
La banca pide un compromiso por escrito de que Del Valle no tendrá poder ejecutivo

La banca pide un compromiso por escrito de que Del Valle no tendrá poder ejecutivo

Los acreedores apoyarían la presidencia de Acacio Rodríguez, pero insisten en pedir garantías personales de los accionistas principales para reactivar el grupo

SUSANA BAQUEDANO

GIJÓN.

Viernes, 27 de octubre 2017, 01:55

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La banca acreedora vería con buenos ojos que Acacio Rodríguez fuera nombrado presidente de Duro Felguera, pero quiere un compromiso, por escrito, de que Ángel Antonio de Valle no tendrá ningún poder ejecutivo y garantías personales por la mitad de los avales, esto es, 15 millones de euros, de los accionistas principales. Estas son las dos condiciones que los acreedores ponen para asumir el plan de refinanciación de la compañía y emitir los avales necesarios para su reactivación.

Según fuentes del 'pool' bancario, a las entidades financieras les valdría que el actual máximo responsable del grupo asturiano permaneciera en el Consejo de Administración, tal y como le corresponde por derecho, al ser titular de más del 24% de las acciones, pero exigen que su papel quede limitado al de consejero sin capacidad ejecutiva alguna. Quieren ese compromiso por escrito, junto al de las garantías personales por la mitad de los avales.

¿Y cuál es la posición de Del Valle? La oficial se desconoce, porque reina el silencio. Solo se conoce, porque así lo han comunicado fuentes de la compañía a EL COMERCIO, que la redacción completa del acta de la reunión del Consejo de Administración que duró dos días se envió a los consejeros a las cuatro de la pasada madrugada.

Según otras fuentes consultadas, a Del Valle no le habría gustado la certificación del acta que leyó el miércoles y, por eso, pidió al secretario del Consejo la redacción del texto íntegro, que se completó la madrugada de ayer. Al cierre de esta edición, Del Valle tampoco habría firmado el acta.

En dicho Consejo se acordó, como publicó este periódico, que Del Valle renunciaría a la presidencia de Duro y le daría el relevo al consejero externo, Acacio Rodríguez, si la banca emitía los avales transitorios necesarios. Asumía, también, las bases del plan para refinanciar la deuda, que pasa por una capitalización de 200 millones de euros y una ampliación de capital en otros 100 millones para atraer inversores.

Así, por tanto, el siguiente paso tendría que darlo Del Valle, bien firmando el acta o, en su lugar, si decide que quiere modificar alguna cuestión del documento, convocando un nuevo Consejo con notario incluido. A partir de ahí, la propuesta se transmitiría a la banca -que ya cuenta con la certificación del acta del Consejo-, a la que le correspondería mover ficha. La reclamación de las garantías personales por la mitad de los avales a los accionistas principales no ayuda a solucionar la crisis que atraviesa Duro, según fuentes de la propia compañía. Así las cosas, el pulso entre la banca acreedora y Del Valle impide desbloquear la salida a esta compleja situación.

Círculo sin salida

El presidente de Duro mantuvo desde el inicio que él no pretendía ser un impedimento y que renunciaría al cargo en el momento en que se encarrilara el futuro de la empresa. La banca considera que él es el «problema» que impide encarrilar la actividad de la compañía. La pescadilla que se muerde la cola.

Y mientras accionistas y banqueros mantienen el pulso, las familias de los 2.000 trabajadores de Duro viven una situación de angustia ante tal incertidumbre. Los trabajadores se movilizaron el martes en Oviedo y el miércoles en Gijón, con el objetivo de dar visibilidad a un conflicto que está poniendo en riesgo la viabilidad de una firma referente de la industria asturiana.

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