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SUSANA BAQUEDANO
GIJÓN.
Domingo, 27 de mayo 2018, 05:52
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Para saber los motivos de por qué se está pagando tanto, hay que mirar muy lejos, hacia los países productores de petróleo, como América, Arabia Saudi, Rusia, Siria, Libia, Venezuela... El barril de Brent, el crudo de referencia en Europa, superó esta semana los 80 dólares el barril.
¿Qué está pasando para que esta materia prima, la base de las gasolinas, esté pegando este estirón? Uno de los principales motivos reside en la estrategia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para limitar la producción de crudo. Conscientes de que el petróleo no tiene sustituto fácil y rápido en la movilidad mundial, estos países evitan ponerlo en el mercado para provocar este estirón de los precios. Además, las especulaciones sobre futuras restricciones que recaerían sobre Irán, las tensiones bélicas en Oriente Próximo y un avance en la demanda han sido las razones fundamentales que han disparado el precio del oro negro.
Lo más preocupante es que los expertos vaticinan que este rally alcista del crudo -los precios del petróleo han subido un 50% desde junio de 2017- ha llegado para quedarse. Así, por ejemplo, el banco estadounidense Morgan Stanley ha elevado su estimación hasta 77,50 dólares al final de 2018, frente a su anterior previsión de 72,50 dólares. Y prevé una subida aún más importante para los ejercicios 2019 y 2020.
En este contexto, los informes de precios de los combustibles que cada mes elabora el Ministerio de Energía sitúan a Asturias en el podio, entre las comunidades donde se paga más por conducir. Según los últimos datos, referentes al pasado mes de abril, el litro de gasolina se vende a 1,30 euros y el de gasóleo se cotiza a 1,19. Hay que retrotraerse a abril de 2015 para ver precios prácticamente idénticos. Porque en los años precedentes los combustibles estaban más baratos. Así, en 2017, la gasolina andaba sobre los 1,28 euros y el gasóleo costaba 1,13 euros, y en 2016, se pagaba a 1,17 y 9,9 respectivamente.
Asturias es, tras Baleares, la comunidad donde repostar gasolina resulta más caro. Y la tercera, tras Baleares y Galicia, si nos fijamos en el precio del gasóleo. ¿Por qué? En este caso hay mirar dentro de nuestro país. No todas las comunidades autónomas gravan igual los combustibles.
Asturias grava la gasolina con 4,8 céntimos y el gasóleo con 4 céntimos. El impuesto de hidrocarburos es estatal y, por tanto, lo recauda el Ministerio de Hacienda, pero deja en manos de las comunidades la opción de gravarlo o no. Si lo hacen, el máximo permitido por litro es de 4,8 céntimos de euro. Galicia, Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña aplican ese máximo, cifra que iguala Asturias en la gasolina y que rebaja ligeramente hasta los 4 céntimos en el gasóleo. Castilla y León decidió derogar el tramo autonómico del impuesto en el 2016 y no lo aplica desde enero del 2017.
Tampoco gravan los carburantes Cantabria, el País Vasco, La Rioja y Navarra. Madrid, Extremadura y Aragón aplican tipos inferiores al máximo permitido.
Pero a partir del próximo 1 de enero de 2019 las cosas van a cambiar. Según lo previsto en los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno pretende que todas las comunidades apliquen el mismo tipo impositivo en los surtidores y, para igualarlo, ha optado por subir los precios en aquellos territorios que hasta ahora mantenían una tributación más benigna.
El incremento medio alcanzará el 4% en el caso del diésel y del 3,7% en el de la gasolina de 95 octanos. Las diferencias entre unos puntos de suministro y otros dependerán de las políticas comerciales de cada estación de servicio, pero no de los impuestos por territorios.
Es en el proyecto de Ley de Presupuestos del Estado donde Hacienda ha incorporado lo que denomina técnicamente como «integración del tipo impositivo autonómico del Impuesto sobre hidrocarburos en el tipo estatal especial». Se trata del antiguo 'céntimo sanitario' -anulado por la justicia europea e incorporado como parte del Impuesto de Hidrocarburos- será de 7,2 céntimos de euro por litro de combustible vendido en cualquier estación de España. Serán los 2,4 céntimos mínimos obligados por el Estado; más los 4,8 céntimos impuestos en el tramo autonómico, sin distinción. Hasta ahora, se aplicaba la parte estatal de 2,4 céntimos más la que cada comunidad añadía, y que podía llegar a los 4,8 céntimos. En Asturias, se pasará de 4 a 4,8 céntimos.
Con los actuales precios de los combustibles, aquellas provincias en las que no se incluía ningún impuesto autonómico verán incrementado, de media, un 4% el litro de diésel y un 3,7% el de la gasolina. En aquellos lugares en los que tenían establecido un tramo intermedio, como Madrid y Aragón, los costes subirán entre un 1,5% y un 2%. En Extremadura, en el entorno del 3%.
«En Asturias tenemos un problema de recaudación fiscal. Las gasolineras llevamos una comisión fija por litro, así que por nosotros, ojalá costase 20 céntimos, seríamos los más felices. Cuanto más caro es el precio, el margen para nosotros es más pequeño». Es lo primero que quiere dejar claro desde la Agrupación Asturiana de Vendedores al Por Menor de Carburantes y Combustibles (Asvecar). Su presidente, Fernando Villa García, reconoce que reportar en nuestra comunidad resulta más caro, y apunta a dos motivos: fiscalidad y logística.
«Cada señor que reposta en Asturias está pagando una media de un céntimo y medio por litro más debido a la logística», afirma Villa, y se explica: «cada terminal establece sus costes de logística y la el puerto de El Musel es más cara que la de Bilbao, por ejemplo. Nos parece una aberración». Y luego tenemos el 'céntimo sanitario'. Así que con otras comunidades al final tenemos un diferencial de precios de entre seis y siete céntimos.
Por todo ello, Asturias sufre, a su juicio, una pérdida fiscal «importantísima», porque la comunidad donde se factura el combustible recupera el 50% del IVA más el 55% del impuesto especial, así que cada vez que un conductor reposta fuera del Principado, «esta región pierde el 'céntimo sanitario' y la parte de la fiscalidad de impuestos más el IVA correspondiente, que se traduce entre 25 y 30 céntimos».
Mirando hacia enero de 2019, cuando el Gobierno pretende la armonización de precios en todas las comunidades, Villa García cree para el ciudadano de a pie la media de la subida en este país será de entre 9 y 10 céntimos por litro.
No solo las gasolineras, los transportistas también han venido reclamando la supresión del llamado 'céntimo sanitario' desde su implantación. De hecho, una de las primeras movilizaciones realizadas en Asturias contra este gravamen se produjo en 2002 y la convocante fue la Unión Independiente de Transportistas Autónomos de Asturias (UITA). Su presidente, José Fernández, recuerda que este impuesto, a su juicio «abusivo», cambió de nombre a raíz de la sentencia en 2014 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que dictaminó que el impuesto sobre los carburantes que aplicaban algunas comunidades autónomas, como Asturias, y cuyos ingresos se destinaban a financiar la sanidad vulneraba la legislación comunitaria. Esta sentencia obligó al Gobierno a devolver lo cobrado a los transportistas.
El importe del llamado ahora impuesto sobre los hidrocarburos también es reintegrado al sector, pero según Fernández, «solo ocurre en el caso de camiones pesados, de más de siete toneladas, lo que genera desigualdad y provoca que los transportistas sigan repostando fuera de Asturias. Sin embargo, a ningún político parece preocuparle este asunto».
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