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Juan Neira departe con Vicente Álvarez Areces, Jara González, Gema Álvarez, Rosa Domínguez de Posada y Javier Álvarez Peón, momentos antes del inicio del debate.
Senado sí, Senado no

Senado sí, Senado no

Los candidatos de PSOE, PP-FORO, Podemos e IU-UP discrepan sobre el modelo de reforma que necesita la Cámara Alta, mientras Ciudadanos pide su disolución

Octavio Villa

Jueves, 14 de junio 2018, 16:39

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Los candidatos al Senado por Asturias de los cinco principales partidos y coaliciones mantuvieron el pasado miércoles, en el debate de Canal 10 y ELCOMERCIO.es, un intenso intercambio de pareceres sobre el papel que ha de desempeñar la Cámara a la que optan a llegar. El candidato de Ciudadanos, Javier Álvarez Peón, fue el único que dijo con claridad que su partido opta por disolver el Senado. Junto con las diputaciones territoriales. «Vamos al Senado con la intención de cerrarlo, porque es un gasto inútil», dijo, sin entrar a explicar alternativas.

Eso encendió los ánimos del único de los cinco que ya es senador, el socialista Vicente Álvarez Areces, que sentenció: «Al Senado se va a trabajar, e ir a un organismo para que lo disuelvan no tiene mucho sentido». Comenzó Areces postulando que «el Senado es hoy más necesario que nunca», admitiendo que «es verdad que necesita una reforma que no se hizo», y explicando que «es que España estuvo conviviendo con un sistema de relaciones bilaterales de los nacionalistas con los gobiernos de turno y eso es lo que ha fraccionado la representación territorial del conjunto de España, y lo que ha dado alas a partidos nacionalistas para ser más decisivos de lo que era su peso electoral. Queremos una Cámara plural, en la que estén representados los territorios pluralmente, porque si hacemos sólo una cámara de presidentes es como si dijésemos que Artur Mas representa a toda Cataluña». Por otra parte, Areces opinó que «hay que modificar la ley electoral para hacer que la comunidad autónoma sea la unidad, no la provincia. Tenemos que conseguir que el Senado tenga prioridad en leyes territoriales».

La elección de los senadores

La cuestión de cómo deben ser elegidos los senadores también trajo un punto de discrepancia. Areces recordó que hay dos formas de llegar al Senado: por elección de los ciudadanos y por designación de los parlamentos regionales. El socialista, que recordó que él ha sido designado «como me gusta, por los ciudadanos en las urnas», cree que la reforma pasa por que el Senado sea «como dice la Constitución del 78, como una cámara territorial». Y que, para ello, se debe crear una nueva circunscripción electoral que no sea la provincia, «sino la comunidad autónoma y en esa circunscripción, darle al Senado competencias legislativas en segunda lectura y prioritarias en estatutos de autonomía, sistema de financiación, modificación de estatutos o leyes básicas de régimen local».

De inmediato, Rosa Domínguez de Posada (PP-Foro), abogó por «reducir a un senador por provincia, con lo que en el total de España serían 50 senadores. Pero no eliminar la Cámara ni convertirla en una cámara de presidentes autonómicos. Más de la mitad de la población quedaría sin representación», esgrimió. Aunque apuesta por un Senado de 50 senadores, como repitió poco después, Rosa Domínguez también quiere que los senadores «se elijan en circunscripciones más pequeñas, y así no pasará lo que viene pasando, que es que sólo tienen acceso los presidentes o la comunidad autónoma y quedan por detrás los pequeños ayuntamientos, que no tienen voz».

Por su parte, Jara González, de Podemos, cargó contra Ciudadanos: «A algunos les puede sobrar el Senado, porque ya tienen a dónde mandar a sus elefantes políticos». Por lo demás, se limitó a postular que «creemos que el Senado va a jugar un papel tremendamente importante, en la actual situación de una España plurinacional, en la cual la representación territorial es cada vez más importante».

Por IU-UP, Gema Álvarez leyó su posicionamiento: «Debería ser un foro en el que puedan estar representadas las autonomías y que pueda ejercer un control sobre el Gobierno y, simplemente, que la gente que va al Senado se gane su sueldo, que trabaje y que ese trabajo sirva para algo y llegue a los ciudadanos». Esto volvió a encender los ánimos de Areces, que por alusiones repuso: «Yo he hecho 1.600 iniciativas, preguntas, interpelaciones, he sido ponente e interviniente en casi 20 leyes, he sido ponente en la LOMCE... No podéis -dijo, dirigiéndose ya a todos sus rivales- descalificar globalmente a los senadores. Hay muchos que están allí y trabajan, y el sueldo del Senado no tiene nada que ver la realidad con lo que se dice. Yo lo puedo contrastar. Lo podéis contrastar, no es nada extraordinario, máxime si tienes que vivir en una ciudad distinta a la que tienes a tu familia». Y, ya lanzado, remató: «La democracia cuesta algo, claro, pero la demagogia no cuesta nada. En algún programa se dice que los presidentes legislen ¡Decidme en qué país del mundo los presidentes legislan! Los presidentes se coordinan, pueden tomar decisiones... pero ¿legislar? ¿Que el Ejecutivo sea a la vez Legislativo? Parece un poco extraño».

La representante de IU-UP, casi en tono de disculpa, pidió que se reforme la Cámara Alta para que sus actuaciones no puedan ser tumbadas por el Congreso. Y eso le dio a Areces pie para insistir en la vigencia del Senado y de las actuaciones que en él se llevan a cabo: «Mire si sirven aunque se pierdan; yo perdí todas las votaciones de la LOMCE, pero fui un agente muy activo en poner de acuerdo a todos los partidos de la oposición en rechazar esa ley. Y esa ley, hecha sin consenso, nace muerta».

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