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Bill Plympton, ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto.
«Debería haber un Nobel del Humor»

«Debería haber un Nobel del Humor»

director de cine de animación

ALBERTO PIQUERO

Martes, 25 de noviembre 2014, 02:21

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Siendo muy jovencito, ofreció sus servicios de dibujante a Disney, que le rechazó según parece por razones que concernían a su escasa edad. Al cabo de los años, la petición se hizo inversa, Disney quiso que se incorporara a sus filas y Bill Plympton (Portland, 1946) declinó la invitación, que no era nada desdeñable, pues agregaba un talón millonario en dólares. Podría parecer la historia de una justa venganza -que no son infrecuentes entre sus creaciones- y sin embargo sólo obedeció a la imperiosa necesidad que Plympton lleva como una segunda piel, de sentirse independiente. A primera vista, se antoja un tipo muy tranquilo, con zapatos, calcetines y pantalón corto, pese al frío que invade Gijón, al que no se le nota en absoluto que ha sido nominado un par de veces al Oscar. Tras finalizar la entrevista, por iniciativa propia, suma un gesto de cortesía generosa, dibujando a su personaje de 'Cheatin' y entregándolo a modo de obsequio.

¿La muestra de sus películas que se está viendo en el FICX es representativa del conjunto de su obra?

Sí, sin duda lo es, con películas como 'I Married a Strange Person', o 'Cheatin', que premió el FICX el año pasado.

No suele acudir a ver sus propias películas. ¿Cuál es el motivo de ese pudor o, en fin, cuáles son las razones que le hacen evitar su presencia?

Bueno, en principio hay que decir que antes de editar una película ya has tenido que verla cientos de veces... Después, está el temor a detectar imperfecciones que ya no puedes corregir... No obstante, uno de los mayores placeres de mi vida es escuchar las risas o los aplausos de los espectadores durante la proyección de una de mis películas.

Aquí, en el Festival, ¿ha tenido la oportunidad de vivir ese placer?

Aún no ha sido posible. Me llevan de un sitio para otro, disfruto de la ciudad y de la comida, y también he de ocuparme de la prensa... No he tenido tiempo.

La crítica señala como una de las características de su obra la presencia del surrealismo. ¿Qué entiende usted por surrealismo, que al fin y al cabo tiene su origen en los manifiestos de Breton de los años 20 del pasado siglo?

Mi teoría es que el surrealismo es la base del humor, especialmente cuanto más chocante, absurdo y exagerado resulte. Exagerar hasta lo imposible proporciona esa base al humor, que no sólo es verbal, sino visual.

¿Cuál es su idea del humor mismo?

Permítame que le cuente una historia. Un día iba corriendo por las calles de Nueva York, para alcanzar el metro, y me dí de bruces contra una columna, un choque muy doloroso. A mi alrededor, la gente se reía, y yo pensé que era de muy mala educación reírse del dolor ajeno. Hasta que cambié la perspectiva, admití mi estupidez y el dolor desapareció. El humor cura. Debería existir un Premio Nobel del Humor.

Otro aspecto en el que la crítica repara es su atención al sexo y la violencia. ¿Son los motores del mundo?

No, no lo creo. El amor es lo que mueve el mundo. Pero el sexo y la violencia son importantes. Algunos críticos norteamericanos han considerado que en mi animación hay demasiado sexo y violencia, porque se entiende la animación a la manera de Disney, sólo para niños. Yo creo, en cambio, que es un soporte extraordinario para abordar temas adultos, ideas adultas. ¿Por qué van a ser sólo los niños quienes disfruten de la animación?

Mencionaba al inicio 'I Married a Strange Person', que es la película que todavía no se ha proyectado de su antología (será mañana, miércoles, 26, a las 22.15 h., en el Antiguo Instituto). ¿Nos la podría presentar?

Es la más soprendente de cuantas he hecho hasta ahora. Tuve de referencia el cine de animación japonés, sus exageraciones sexuales, trasladándolas a una versión norteamericana, siempre supeditada al humor. Creo que es extremadamente divertida.

¿Ser 'independiente' en la industria cinematográfica es tener vocación de pobre?

No tengo esa vocación. Lo que sí me gusta es la libertad, acudir cada día a mi despacho y dibujar lo que quiera.

Acudiendo a otro de sus títulos, ¿qué abunda más en la especie humana, los 'ángeles' 0 los 'idiotas'?

Soy tan idiota que creo que son los ángeles...

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