Borrar
Tribunal invisible

Tribunal invisible

Un astuto análisis de las miserias de la condición humana, con cierto manto metafísico, que viaja al Holocausto, se encontrará de cara con esa certeza

Paché Merayo

Miércoles, 23 de noviembre 2016, 09:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

No se si Konchalovsky es agnóstico o si sigue el credo ortodoxo, el de Buda o el de Alá. Pero tengo claro que en un vértice de su formidable cerebro piensa en un juicio final. Quien tenga la fortuna de ver su última película, Paradise, un astuto análisis de las miserias de la condición humana, con cierto manto metafísico, que viaja al Holocausto, se encontrará de cara con esa certeza.

No verá el tribunal sumarísimo, pero sí a un aristócrata alemán adoctrinado por las SS, que adora a Chejov, un policía francés colaboracionista y una noble rusa que milita en la resistencia de París. Y los tres abriendo sus cicatrices, las heridas que causaron y les causó la vida. Hablando ante un tribunal invisible, que bien puede ser la propia Historia. Que bien podemos ser nosotros, asistiendo a sus testimonios a cámara, observando esa delgadísima línea, dibujada en blanco y negro, con la que Konchalovsky separa el bien del mal. Y entre confesión y confesión, la Historia. Los hechos. El campo de exterminio. La sin razón apostada sobre una doctrina que el presente está resucitando. La memoria de un genocidio apostado, como en hoy se apostan otros, en una búsqueda mezquina y mentirosa del paraíso.

El resultado es, sin duda, una de las mejores películas vistas hasta ahora en el concurso. De una personalidad narrativa arrolladora, que, siendo moderna se nutre de un halo de cine antiguo. Con roturas voluntarias del metraje, con secuencias ultrailuminadas para los tiempos felices de preguerra, ensombrecidas para los despachos del Reich o del campo de concentración, Paradise es rotunda.

Sobrecogedora por lo que tiene de cierta. Intensa porque no da tregua ni al alma, ni a la mente, ni al corazón. Y hermosa, al fin, por lo espléndido de su fotografía, de sus magníficas interpretaciones y de su indudable lección de cine.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios