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Stephan Komandarev, ayer, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. AURELIO FLÓREZ
«Con 'Destinos' quiero hacer un diagnóstico de lo que ocurre en Bulgaria y en Europa»

«Con 'Destinos' quiero hacer un diagnóstico de lo que ocurre en Bulgaria y en Europa»

Stephan Komandarev dirige un filme rodado en las calles de Sofía a través de planos secuencia con el taxi como protagonista

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Jueves, 23 de noviembre 2017, 00:13

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Además de cineasta, Stephan Komandarev es médico y sabe que para poner coto a las enfermedades, lo más importante es dar con el diagnóstico exacto. En la vida, por complicada que sea, pasa lo mismo. Por eso, con su cine comprometido, con 'Destinos', la película con la que compite en la Sección Oficial del FICX, se plantea poner su granito de arena y abrir la puerta a la reflexión. «Con esta película queremos hacer el diagnóstico de lo que ocurre en Bulgaria y en Europa». Y, con permiso de todo lo que su obra transmite en pantalla, su propio diagnóstico se resume en pocas palabras: «El problema más importante es la crisis moral y de valores».

'Destinos' es el título en español de una película cuya traducción literal del original en búlgaro ('Posoki') sería algo así como 'direcciones'. Está encantado con el matiz que la palabra 'destinos' aporta y que encaja como anillo al dedo con su obra, un trabajo que circula por las calles de Sofía en taxi y en el que todas las historias que cuenta, salvo una, tienen su origen en hechos reales. Para empezar, porque en Sofía es común que profesionales como profesores o médicos con escasos sueldos dediquen las noches a ganarse un dinero extra en taxi. Esa es una de las historias que inspiró el filme, la de un profesor de ciencia nuclear que empleaba sus noches como taxista; otra, la de un pequeño empresario de una población del Mar Negro que asesinó a una banquera que le chantajeaba. De esas dos realidades y de algunas más nace este trabajo, que quería moverse en el ámbito de películas corales al estilo de 'Crash'y 'Magnolia'.

Stephan Komandarev hizo suya la frase del taxista nuclear de que en Bulgaria solo hay optimistas, porque los pesimistas y y los realistas han emigrado todos, y echó el resto para hacer realidad esta aventura que no fue fácil rodar. Está grabada en el asfalto de Sofía a bordo de taxis y cada episodio es un plano secuencia. Claro que antes de meter primera y arrancar hubo que trabajar duro con los actores. «El gran reto era mantener el alto nivel de sentimiento, pero estuvimos ensayando meses antes del rodaje, de hecho llegamos a grabar la película entera», apunta el director.

«En mi país hay muchos problemas, pero el principal es la crisis moral y de valores»

Con los deberes hechos, faltaba hacer frente a los aconteceres propios de la vida en una ciudad. «Hubo muchas sorpresas», revela Stephan Komandarev, que vio cómo durante el rodaje de una pelea hasta apareció la policía. «En Sofía hay un gran sentido de la solidaridad entre los taxistas», explica.

En la capital búlgara también es común que el cliente se siente junto al conductor, por eso esas conversaciones a bordo se muestran reveladores de la situación de un país asediado por la corrupción y con emigrantes por toda Europa. «El hombre que mató a la banquera que le chantajeaba dio muchas entrevistas y decía que no lo mató por dinero, que lo que ocurre es que no podemos seguir así; nosotros por supuesto que no decimos que haya que matar banqueros, pero sí que es necesario generar un debate».

El taxi es, sin duda, un buen lugar para hablar. Precisamente el estreno de la película en Sofía se hará en un pase especial para 500 taxistas de la ciudad. Seguramente en sus coches se hable pronto de una película que intenta encontrar el diagnóstico. Luego llegarán las medicinas. «En mi país hay montón de problemas, pero más allá de que el 48% de la población viva por debajo del umbral de la pobreza, está la crisis de valores, el no saber qué es bueno y qué es malo. Los problemas económicos se pueden resolver pero hay algo más profundo a nivel moral que se ha roto», concluye.

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