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Brillante Mendoza recibe el homenaje del FICX.
«El cine abre mentes para cambiar el mundo»

«El cine abre mentes para cambiar el mundo»

director de cine

PABLO A. MARÍN ESTRADA

Sábado, 29 de noviembre 2014, 00:45

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Entre los cineastas invitados por el FICX para mostrar en un espacio propio parte de su filmografía, destaca en esta edición la presencia del realizador filipino Brillante Mendoza. Se trata de un autor especialmente comprometido con la muestra de la vida real a través de una cámara que se mueve entre los nada cómodos márgenes de la sociedad de su país.

-¿Cómo valora el espacio que le dedica el FICX en esta edición?

-Estoy contento de haber podido contribuir a este acercamiento entre España y Filipinas, que viene de lejos en el pasado, aunque hoy no se mantenga.

-España forma parte de Europa, un continente donde su cine parece haber sido especialmente bien acogido. ¿Es consciente de ello?

-Sí, es curioso que mi trabajo interese en Europa. Nunca pensé que podría llegar a interesar en países como España, Francia, tan alejados de una realidad como la que intento mostrar en mis filmes.

-Hay países cuya cinematografía oficialmente no existe para la industria. ¿Qué papel juegan en ese sentido los festivales?

-Sirven para compartir nuestros trabajos con un público que de otra manera no llegaría a ellos y también para conocer lo que hacen otros colegas. Son fundamentales.

-Países como Irán, Rumanía, Corea ofrecen hoy la cara del cine más atractivo frente a la industria de Hollywood ¿Qué cree que despierta el interés por esas cinematografías?

-Cuando un espectador va a ver una película comercial da por garantizado que va a entretenerse, en cambio en nuestro tipo de cine además de entretener de lo que se trata es de inyectar un poco de verdad, de nuestra propia vida y cultura. Eso es lo que la gente encuentra interesante porque es una suerte de ventana en la que asomarse para saber cómo se desarrolla la realidad en otros lugares.

-Su propio cine oscila entre la mirada documental y el testimonio acerca de una realidad problemática de su país. ¿Es necesario en esa ventana tener un compromiso moral con la realidad?

-Esa es la manera en la que yo muestro las cosas, porque creo que la única manera de contar la verdad es a través de la propia verdad. A veces el espectador cuando ve una película interpreta que se trata de ficción, algo que no sucede en la realidad y cuando se les muestra una historia a través de este estilo documental, se logra la conexión con la vida real. Propiamente se trataría de algo tan sencillo como conseguir ser más efectivo.

-John Berger definía al escritor como un secretario de la muerte, ¿el cineasta sería algo así, en este caso, como secretario de la vida?

-Me gustaría pensar eso, que estoy anotando la vida y si logro transmitir eso a quienes ven mis películas, me consideraría muy afortunado.

-¿El cine puede cambiar el mundo, transformar la realidad?

-No. Lo que puede hacer el cine es abrir una ventana para que la gente vea esa realidad. Es un instrumento, como un libro también lo es, para abrir nuestra mente, porque los únicos que podemos cambiar las cosas somos nosotros.

-¿Alguna vez se sintió tentado de probar la aventura europea o americana, como otros cineastas independientes de otras latitudes?

-Desde el comienzo de mis trabajos Europa y Hollywood me hicieron ofertas importantes para irme al cine de las masas. Yo no tengo nada en contra del entretenimiento ni de ese tipo de cine, pero entiendo mi trabajo desde otra perspectiva. El cine depende del compromiso y la propia honestidad del creador hacia su propio arte. Creo que el cineasta debe aclarar muy bien qué tipo de películas hace y por qué lo hace. Yo disfruto y estoy cómodo con la clase de películas que hago. Si en un futuro rodase un filme para Hollywood tendría muy claro para qué estaba haciéndolo y no sería tentado por ganar más dinero sino sólo por alcanzar una mayor audiencia.

-La religión está presente en sus filmes como parte de la realidad de Filipinas: la influencia histórica del catolicismo o la del Islam en zonas como Mindanao, ¿qué papel le asigna?

-Siempre me ha interesado reflejar aquello que mueve desde la propia mentalidad o las creencias a la gente, especialmente a los grupos marginados. No me planteo ahondar en el problema religioso, tan sólo subrayar la religión cuando forma parte de la propia cultura de la gente. Es la única manera de mostrar la vida real.

-La religión católica o sus propios nombres recuerdan la huella de España en Filipinas. ¿Qué queda hoy de esa herencia?

-Desgraciadamente apenas queda eso: la religión y los nombres. Aún así ha formado una parte tan importante de nuestra historia que siempre vamos a llevar los nombres de ustedes y la religión va a ser siempre algo unido a nuestra vida. Mientras existan España y Filipinas nunca se va acabar eso.

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