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Lydia Is
Martes, 2 de febrero 2016, 16:13
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A cuatro días de la primera celebración del año en La Pola, María José Sánchez aún recuerda cuando la localidad amanecía oliendo a bollos el jueves de Comadres. «No había colegio, pero teníamos que madrugar igual, unos para ayudar en casa a amasar y otros para ir a las tahonas a llevar las bandejas en las que se cocían, era un día muy especial, todo un acontecimiento social y es una pena que esa costumbre se haya perdido», lamenta.
Ahora, como presidenta de la Asociación de las Amas de Casa Santa María de Covadonga intenta que la tradición de los bollos de Comadres se mantenga, por lo que el colectivo organiza todos los años un taller gratuito abierto al público para mostrar el proceso de elaboración. En esta ocasión la cita tendrá lugar mañana, en el local de la calle de Ángel Émbil, a partir de las 16.30 horas. «La diferencia con un bollu preñáu tradicional es que el de Comadres lleva manteca, es una particularidad de La Pola», explica María José, que ha accedido a desvelar su receta, paso a paso, a los lectores de EL COMERCIO.
Lo primero es preparar los ingredientes. Con un kilo de harina, cuatro cucharillas de café rasas con sal, un trozo de levadura, 350 gramos de manteca, medio litro de agua templada y chorizos pueden elaborarse hasta cinco bollos. «Para empezar, hay que disolver la sal y la levadura en el agua y a continuación mezclarla con la harina mientras se remueve», detalla. Como truco, María José recomienda no utilizar todo el agua a la vez para garantizar que tanto las cantidades de levadura como la sal se aprovechan correctamente. «Siempre es mejor añadir más si es necesario, que no aguarla», apunta.
Una vez que la mezcla se ha completado, llega el turno de amasar. «Con dos o tres minutos y varios golpes secos para que compacte, es suficiente; la masa tiene que quedar firme, sin romperse», aconseja.
El siguiente paso es esperar a que la masa suba, aproximadamente hasta el doble de su tamaño inicial. «Lo ideal es dejarla en un sitio seco, cálido y tapada con un trapo para que no cree corteza», recomienda.
Cuando la masa se acerca al resultado esperado, María José pone el horno a precalentar a su temperatura máxima. Por delante queda el proceso más laborioso, mezclar la manteca. Para ello, la extiende sobre la masa y con las manos comienza amasar con energía hasta que queda completamente diluida. «La manteca tiene que estar a temperatura ambiente para que sea más sencillo y no hay que parar hasta que deje de encontrarse entre la masa», apunta.
Por su parte, el último paso de la preparación es dividir la masa en el número de bollos deseados e introducir el chorizo. Como toque personal, María José añade huevo batido sobre la masa con una brocha. De ahí irán al horno, donde cocerán una media de veinticinco minutos, y al plato, listos para ser degustados.
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