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Luis Antonio Alías
Jueves, 8 de octubre 2015, 02:44
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Fran nació en el barrio ovetense del Cristo, cuya tradición hostelera se remonta a las primeras pereginaciones hacia Santiago tras pasar por San Salvador, y cuyos llagares, bailes y merenderos dejaron anécdotas, leyendas y crónicas. Por eso eligió su barrio a la hora de abrir esta vinatería moderna y luminosa, de barra alargada para copas y cócteles, sillas y mesas contrastando colores rojinegros, cristaleras luminosas y terraza en los soportales.
Cocinero de titulación y profesión, formado al lado de nombres y renombres tan rutilantes como Berasategui y Subijana, tras las primeras aventuras profesionales por cocinas ajenas se presentó a una plaza de cocinero escolar. Yla sacó en Parres que, como bien sabemos, es concejo de tres estrellas.
«Pero pronto me di cuenta de que no era lo mío. Una cocina escolar exige equilibrio dietético y variedad, no fantasía, y a mí me apetecía gobernar los fogones propios sin otra limitación que mi gusto y el de mis cientes», nos dice. Ydesoyendo reparos del tipo «pero qué haces tal como están las cosas», lleva dos años ganándose respeto y admiración con su ensalada de queso de cabra helado, sus crujientes de pollo, su tortilla de bacalo, sus pulpo del pedreru con patata cremosa, su pepito de pitu caleya, su cremoso de foie y cubalibre, su costilla lacada, su especialísimo brownie, la cordialidad de su personal y las módicas facturas.
La decisión supuso riesgo;los justos y merecidos golpes de horno, pota y sartén aseguraron esta arribada a buen puerto.
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