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Gastrobar El Pulpeteo

Gastrobar El Pulpeteo

Hay lo que tiene que haber –y como se debe– además de muchas sorpresas originales y sabrosas

Luis Antonio Alías

Jueves, 7 de enero 2016, 11:00

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Montevil ya es barrio veterano. Por completo. Pudo parecernos al principio más de ida y vuelta que de estancia, pero eso pasó. Su equipo juega ligas juveniles, su instituto cumplió un cuarto de siglo y por las avenidas de altos y relucientes edificios crece el sector servicios que, para los asturianos, sólo alcanza logro y continuidad con el primer chigre.

Y El Pulpeteo, que un día presumirá de haber estado entre los primeros, siendo chigre excelente, prefiere llamarse gastrobar. Y lo aceptamos aunque sea palabreja últimamente abusada porque lo avalan sus ancas de rana con salsa picante, su fuá de pato a la confitura, su hojaldre de vieira, su carpacho de buey a la vinagreta de romero, sus saquitos de cecina con puré de manzana y reducción de PX o sus caramelos de morcilla.

Y, por supuesto, no faltan, humeantes y canónicas, fabes con pulpo, pulpo a la gallega o a la plancha, oreya, bacalao a las ciento y una, cachopo de setas, pimientos rellenos y, sucesivamente, el Ramillete del Ama de Casa casi al completo

Hay, evidentemente, xuntanza de aires asturianos y gallegos con armonía, abundancia y economía, porque así lo quiere y así lo sabe Lorena, que nacida en Sotrondio lleva el ribeiro en su apellido y sirve uno de la casa fresco, rico y nada cabezón.

Lorena llegó pronto a la cocina. Y lo hizo por amor vía bastante usual cuando se casó con José Luis, cuya familia tiene El Piquerón, clásico de Tremañes. Tras aprender de la suegra, y pasar por el Golf, el Limonar y La Tropical, compraron piso al lado del local que luego les atrajo e hicieron suyo.

Y de paso Montevil ganó madurez.

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