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El Jamonar

El Jamonar

Aún no cumplió las bodas de plata, pero una tercera generación ya saborea su variada y diaria selección de platos

Luis Antonio Alías

Jueves, 25 de febrero 2016, 12:08

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He aquí otra historia singular de las que entretejen el tapiz de la hostelería asturiana, apretado de nudos, largo de tamaño y original de diseño.

Cuando la ruta los vinos (que el genitivo se sobreentiende)andaba floreciente de concurrencia, se echaba de menos un lugar cercano donde poder sentarse y darse, tras los cacharros, una apetitosa comida con su vino de marca y su postre artesano. Atendiendo tal demanda nocturna, y a la aún más nutrida término yantariego diurna de obreros y oficinistas, unos restaurando el patrimonio arquitectónico del centro gijonés, otros trabajando en las oficinas, bancos e instituciones oficiales de la comercial zona, el triángulo entre San Miguel, el Parchís y Begoña, abrió con éxito lógico y satisfacciones aseguradas El Jamonar, así llamado por cuidar la selección de sus patanegra.

«De hecho, fuimos de los primeros económicos en servir tapas de montanera y bellota cortados manualmente. Y de los primeros que elaboramos cachopos, una especialidad que los jóvenes creen centenaria, pero que hace veintitrés años empezaba a extenderse».

Nos lo cuenta José Ángel, un gijonés que hizo Empresariales para dedicarse a otra cosa hasta descubrir que la hostelería le tiraba demasiado, tal vez porque su padre había llevado un bar del productor, aquellos entrañables (y populares) locales del sindicato vertical, mientras su madre trabajaba de cocinera profesional.

No faltaban razones para la vocación. Y el cerrado local de El Urgencias, en un lateral de la Iglesiona, pasó a El Jamonar vestido de recio aspecto castellano, que el estilo mesonero tuvo predicamento aquí desde que aprovechábamos las vacaciones para secar humedades por Mansilla, Valencia de Don Juan y las Medinas: dan calor las maderas, la barra amplia y adoselada, las lámparas de cadena, el comedor fondero que alcanza la calle paralela, las vidrieras, los azulejos historiados

Al parecer, pronto se redecorará según los actuales minimalismos:lo sentiremos.

Vinos y tapas excelentes chipirones y pulpo facilitan compartidas muy coloquiales y gustosas, y la carta se explaya en un menú que va camino de sus bodas de plata permítanos el palabro en el candelabro, puesto que ofrece de seis a ocho primeros y segundos de composición variada: salpicón de marisco, verduras gratinadas, garbanzos con bacalao, fabada y pote alabados, ternera gobernada, cordero asado, bacalao con pisto, escalopines al cabrales, rotí en salsa, dorada a la espalda, postres caseros sin artificios y una amplia selección del Ramillete del Ama de Casa aquí, en vez de por Nieves, compuesto por doña María del Carmen, ya jubilada y siempre atenta, exigente y vigilante.

LE RECOMENDAMOS SALTEADO DE CHIPIRONES

Limpios los chipirones, les retiramos cabezas y puntas, los partimos en dos y los sofreímos en aceite con ajo a fuego medio, echando gambas y almejas según tomen color. Aparte, habremos elaborado un pisto con cebolla, pimientos rojo y verde, calabacín y tomate triturado, que vertemos al sofrito. Añadimos un chorrín de vino blanco y dejamos que se haga a fuego suavey moviéndolo diez minutos.

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