La Ponderosa

Ignoro si la situación se sigue repitiendo ahora, pero quedan los dulces recuerdos alrededor de la playa de Bañugues, que además posee yacimientos paleolíticos, asturienses y romanos:el lugar siempre dio condiciones para la vivienda, el comercio y el disfrute.

Precisamente para el disfrute por activa y por pasiva disponemos aquí de un chalet, una terraza arbolada y ajardinada, un comedor en pabellón acristalado y otro con interiores azules que incluye en fresco notable la arribada sardinera a puerto;y por cabeza y corona el chigre de los cafés, las tapas y los escanciados. Aparte hay juegos infantiles, práu, rasa verde, cielo amplio y mar a pocos pasos.

La familia Vázquez Armas, con Carlos a la cabeza de la segunda generación, lo trabaja, consigue y preserva:Elena y José 'Pachín'salieron de la lucense Palas de Rey rumbo a Suiza, donde nació Carlos, y volvieron para Avilés y Corvera fundando varios restaurantes. Por ejemplo el mesón Lugo. O a Nosa Casa. Pura cociña galega que es nuestra segunda cocina de referencia, con su pulpo a feira, su lacón con cachelos, sus vieiras, su oreya, su caldo y pote, y tantas otras especialidades que ya consideramos nuestras.

Carlos nació, por tanto, rodeado por caldeiros y ribeiro, creció entre Avilés y Gozón, y decidió junto con sus padres comprar La Ponderosa, abierto pocos años antes: «lo hicimos de un día para otro, y lógicamente decidimos asturianizar nuestra oferta:así lo pide el paisaje, la clientela y nosotros mismos, que ya formamos parte de la comarca».

El nombre, y el cartel que copia milimétricamente el de la mítica serie, ya estaba puesto, y si bien Carlos deseaba substituirlo por el topónimo próximo de 'La Mar del Medio', finalmente aceptaron tal y tan lejana pincelada del 'far-west'.

El cachopo, por tierno, cremoso y crujientín, con sus patatinas y verdurinas, tiene fama; igual que los cortes de vacuno coronados por el entrecote a la Ponderosa y el chuletón de ternera: saben del tema dado que crían, matan, despiezan y maduran. Y el pulpo o las navajas a la plancha, los mejillones a la marinera, los mariscos según peso con centollos y ñoclas únicamente cantábricos, los pescados a la plancha -xargu, virrey, lubina, merluza y lo que toque-, y la langosta con verdura por encargo si la hubiere, plato mítico de Maximino y de la parroquia, no agotan una oferta que continúa tras años y cambios, sin apartarse un milímetro de la honradez, la seriedad y el buen hacer.

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