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Restaurante La Pradera Campanal
NEMBRO (LUANCO)

Restaurante La Pradera Campanal

Nembro Corman, Jewison y Lester alabaron su langosta con verdura y se entusiasmaron al descubrir la fabada

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Martes, 17 de octubre 2017, 17:55

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Acababa prácticamente de cumplir treinta años de su inauguración, cuando Roger Corman, el admirado maestro de la serie B y descubridor de grandes estrellas como De Niro o Nicholson; Norman Jewison, director de ‘Jesucristo Superestar’, ‘En el calor de la noche’ o ‘Hechizo de luna’, y Richard Lester, que hizo humor del absurdo con los Beatles y drama con Janis Joplin o Grateful Dead, coincidieron comiendo en este establecimiento.

La Pradera Campanal

  • Dirección: Busto, Santa Eulaia de Nembro (Luanco)

  • Teléfono: 985 88 22 00

  • Propietarios, cocina y sala: José Indalecio Viña Diaz y Sergio Viña Rosa, Sergio Fernández y Moisés Fernández

  • Apertura: 1987

  • Horario: de lunes a jueves y también domingos, sólo almuerzos; viernes y sábados, almuerzos y cenas

  • Menú laborales: 10 euros

  • Aparcamiento: En propiedad

Invitados por el Festival de Cine de Gijón, un siempre limitado presupuesto exigía que buscáramos para los invitados importates restaurates a precios muy medidos, pero sin escatimar calidades.El entonces recién abierto chigre ya había dejado claro que aseguraba ambas condiciones, y la langosta con verdura (que tuvo en la familia propietaria a su inventora) y la fabada entraron en Hollywood regadas por generosos culinos. Y atravesando tres puertas grandes.

En aquel 1987, en una finca propia de las afueras luanquinas hacia Avilés, ya parroquia de Santa Eulalia de Nembro y lugar de Busto (curiosa coincidencia toponímica con las llaniscas Niembro y Busto)justo terminaba José Indalecio ‘Campanalín’ de construir La Pradera Campanal.

La disposición le venía de familia:su padre Jose Ramón ‘Campanal’ fundó Las Delicias en la capital gozoniega, popularmente conocido por ese Campanal que proviene de la finca de Bañugues donde naciera.La comarca del Cabo Peñas suele apodar con el nombre del terruño.

Creció sirviendo el mostrador y las mesas por necesidad y convicción, y alcanzada la edad del vuelo solitario, dirigió la construcción, ladrillo a ladrillo, de esta casona grande y airosa con dos plantas, alargadas fachadas y varios accesos según el destino hostelero buscado: del chigre al comedor formal o del banquete grande a la fiesta íntima.

Y como lo nuestro va del chigre al comedor formal, ambos se suceden con aire, amplitud, puntuales detalles marineros y un gran fresco donde aparecen Indalecio y Sergio junto al espigón principal del puertín pesquero de Luanco, las dos últimas generaciones ante el mar y el dique que les proveen.

Pues si la carne está perfectamente representada, sea el chuletón de xata roxa, sea la paletilla de lechazo asada según tradición, sea el secreto ibérico con parmentier de setas y castañas y, por supuesto los ya casi imprescindibles cachopos con variedad de quesos –vidiago, la peral, ovín y pría– le corresponde a la costa vecina de cantiles, rocas, islotes y farallones, tan rica como traidora, proporcionar la identificación primera y principal.

Los Campanal llevan décadas usando anzuelos propios y trato directo con patronos de embarcaciones.

Tales saberes y prácticas se adivinan en el arroz negro con chipirones, almejas y alioli; la paella de marisco o el arroz con bugre. Y en la calderada típica de la localidad. Y en la caldereta típica de Don Calixto. Y en los pescados del día según el cliente desee, horno o plancha, con su rustido casero, sus salsas de oricios, sidra y almeja, amariscada o marinera, y sus guarniciones de sofritos, fritas, panaderas o ensaladas.

Y uno piensa que el pixín, la lubina, el rodaballo o el mero, mejor siempre a la plancha levemente bañados de oliva y ajo, el rustidín, sin dejar de reconocer que para gustos hay colores y –según el caso concreto– los respetuosos hornos de vapor y las salsas ajustadas entre levedad e intensidad.

«Mi abuela María Luisa fue el alma mater de Las Delicias y de aquí, y la que me empujó a estudiar hostelería y cocina en la escuela de Gijón para luego acabar de formarme con Pedro y Marcos Morán» –nos dice Sergio, hijo de José Ramón, que va tomando las riendas de un complejo que, por complejo, hace buena la palabra–.

Antes de su incorporación hubo un paréntesis poco memorable, durante el cual La Pradera quedó bajo la dirección culinaria de nuestro admirado Koldo Miranda, un grande al que hemos perdido por errores propios y desagradecimientos ajenos para que lo gane y le dé nuevos laureles Colombia.

Importante: preparan por encargo la mítica langosta con verdura, aplaudida por los directores de cine previamente nombrados –será difícil olvidar verlos rebañar el repollo, acto que uno supone prohibido en Palm Springs– receta de su abuelo compartida con Manolita y Maximino de Casa Máximo. Un lujo capaz de convertir un día inolvidable en doblemente inolvidable.

¿Qué visitar?

A poca distancia, tras un ramal en el margen opuesto, encontramos esta parroquia. En su mayor parte del pasado siglo, pintada de blanco y con espadaña airosa y pórtico lateral, se dedicó a Santa Eulalia de Mérida –tan extremeña y tan asturiana– por su primer propietario, el monasterio ovetense de San Vicente. Pone el mayor interés una portada románica cuyos capiteles presentan caras humanas y formas vegetales muy toscas. La completan dos arquivoltas lisas e impostas decoradas por roleos y hojas de vid. También parece románica la pila bautismal y la sacristía dispone de una fuente con cara tallada y la inscripción ‘Se hizo el año 1877’. Puede que la portada viniera de la cercana capilla de San Miguel de Susacasa, que mantiene formas y los canecillos mientras su fachada quedó sustituida por un horrible paredón.

Arroz caldosín con bugre

Ingredientes para 4 comensales:

-1 diente de ajo.

-1/2 cebolla.

-1/4 de pimiento rojo.

-1 guindilla.

-1 sobre de azafrán en rama.

-4 pocillos de arroz bomba de Calasparra.

-1 cucharadita de carne de ñora.

-7 pocillos de caldo de fumé o caldo de pescado.

-2 bugres de aprox. un kilo.

-4 almejas por comensal.

-1 chorrín de fino.

-1 gota de limón.

-1 majado de ajo y perejil.

-Aceite de oliva.

Elaboración:

1) Pochamos en la paellera el ajo, la cebolla, el pimiento rojo y la guindilla.

2) Agregamos el azafrán.

3) Una vez todo en punto de sofrito añadimos los cuatro pocillos de arroz (uno por comensal).

4) Revolvemos y echamos una garcillada (o cuarto) de tomate frito natural.

5) Dejamos que el conjunto sofría un par de minutos más e incluímos la pulpa de ñora previamente hidratada.

6) Vertemos un caldo suave de pescado en la proporción de un pocillo completo y otro a tres cuartos por cada uno de los de arroz.

7) Dejamos que hierva para bajar entonces inmediatamente el fuego al mínimo.

8) Añadimos dos bugres de entre ochocientos gramos y un kilo cortados en canal (si usamos un bugre de mayor tamaño lo cortamos en rodajas).

9) Disponemos las almejas cinco minutos antes que la cocción acabe.

10) Finalizamos la preparación con un chorrín de fino, unas gotas de limón y un majado de ajo y perejil en crudo, procurando que el arroz quede al dente y muy meloso.

11) Lo reposamos cinco minutos.

12) Lo servimos en la misma paellera.

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