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Ángeles Castillo / MUJERHOY
Miércoles, 30 de julio 2014, 11:07
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¿De casta le viene al galgo? No siempre. Peter Lim, el millonario de Singapur que ha venido del otro lado del mundo a salvar al Valencia Club de Fútbol de su naufragio financiero, es tan discreto que no lleva guardaespaldas, no gasta corbata, no está conectado 24 horas a internet y no se jacta por altavoz de sus exitosas negociaciones.
Pero su hija, Kim Lim (no confundir con Lim Kim, que es una cantante local coreana de cierta proyección), le ha salido rana, porque se ha convertido en cuestión de un año en la princesa de ese reino pintoresco que es Instagram, desde el que ha felicitado a su estoico padre por su cumpleaños con una tarta casera con el escudo del equipo ché y la leyenda: I love you, pa. Así que, si el señor Lim quería pasar desapercibido, su hija le está haciendo un flaco favor. Porque esta singapurense de 22 años, estudiante de Administración de Empresas, que por supuesto aspira a ser diseñadora de moda, tan pronto se muestra saliendo (o entrando) de las grandes boutiques cargada de bolsas cual Pretty Woman, como se recuesta sobre sus lujosos bólidos vestida de mujer fatal en plan anuncio de su propia flota, o farda de colección de bolsos Chanel o presume de manicura ultraespecial con lo último del nail art. Su vida es un álbum fotográfico público.
(Más información en Mujerhoy.com)
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