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'El pequeño Nicolás', con el exvicepresidente de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), Arturo Fernández.
Las 'hazañas' del pequeño Francisco Nicolás Gómez Iglesias

Las 'hazañas' del pequeño Francisco Nicolás Gómez Iglesias

El gran impostor que llegó a colarse en el besamanos real tras la proclamación de Felipe VI aseguraba ser hijo de un alto cargo, se codeaba con la élite económica española y tenía un jefe de seguridad propio. Cayó en manos de la justicia por querer volar demasiado alto: consiguió el teléfono personal del rey Juan Carlos y le ofreció arreglarle los problemas judiciales de la infanta Cristina

Cristina M. Gayo

Lunes, 20 de octubre 2014, 17:35

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Una buena dosis de «palabrería», apariencia formal y coches de lujo le bastaron a Francisco Nicolás Gómez Iglesias (Madrid, 18 de abril de 1994) para colarse en los círculos económicos, políticos y sociales más importantes de España sin que nadie sospechara que en realidad era un don nadie. Un tipo de «florida ideación de tipo megalomaníaco», según el forense que le ha analizado, que solo con su labia y asegurando ser de las Juventudes del PP, logró estar en la recepción que Felipe VI ofreció en el Palacio Real el día de su proclamación.

«O llega a presidente del Gobierno o acaba en la cárcel», es la frase que un conocido empresario pronunció sobre 'el pequeño Nicolás', el apelativo con el que se le conoce ahora. Y no se equivocaba, pues el joven, de solo 20 años, cometió una gran torpeza que le llevó a los calabozos, aunque el viernes fue puesto en libertad sin fianza con cargos de estafa y usurpación de identidad. Su caída tuvo que ver con que levantó demasiado el vuelo. Consiguió el teléfono personal del rey Juan Carlos y tuvo el atrevimiento de llamar al monarca para ofrecerle solucionar los problemas judiciales de su hija, la infanta Cristina. Así hizo saltar las alarmas de Zarzuela, que abrió una investigación y en poco tiempo saltó a la luz uno de los escándalos más surrealistas e hilarantes de los últimos tiempos. Un niño había engañado a decenas de empresarios y políticos con sus ínfulas de dios todopoderoso.

Éstas son algunas de las 'hazañas' de Nicolás:

- Con solo quince años logró entrar en FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), que preside el exjefe del Ejecutivo central José María Aznar.

- Hizo creer a numerosos empresarios y particulares que tenía una posición privilegiada, ofreciéndoles favores a cambio de importantes sumas de dinero. La mayoría de las promesas no llegó a cumplirlas.

- Decía ser agente del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) y representante de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

- Se rodeaba de escoltas para hacer creer a quienes le conocían que era un enviado de Mariano Rajoy.

- Logró asistir a varios almuerzos con personalidades del Gobierno.

- Se hacía pasar por hijo de un alto cargo.

- También por apoderado de la Casa Real.

- Incluso, ante los más allegados, presumía de ser hijo ilegítimo de don Juan Carlos.

- Siempre excusaba sus ausencias alegando que tenía que resolver asuntos de vital importancia relacionados con el PP.

- Tenía fotos con las personas más ricas del mundo y con destacados políticos nacionales: José María Aznar, Ana Botella, Rodrigo Rato, Miguel Arias Cañete, Esperanza Aguirre...

- Su centro de operaciones era un chalé en el madrileño barrio de El Viso, una de las zonas más caras de la capital. En él organizaba fiestas vigiladas por su jefe de seguridad.

- Saludó a don Felipe y besó la mano de doña Letizia en la proclamación del Rey de España.

Ahora todos le niegan y le acusan con el dedo, pero hay una cosa clara en esto: si Francisco Nicolás pudo moverse durante cinco años entre la élite fue porque muchos le tendieron su mano. Es más, puede que sea un gran impostor, pero de lo que no cabe duda es de que recibía ayuda de altos mandos y manejaba información confidencial. Un hecho que provoca preocupación y que debería invitar a replantearse su comportamiento a las personas que se mueven en las altas esferas, que fueron engañadas con artimañas de niño y que a buen seguro ahora temen acabar salpicados por este gran teatro de la mentira dirigido por el pequeño Nicolás.

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