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Stefanía Fernández protagoniza la campaña 'Mordazas en Venezuela'.
Stefanía Fernández, Miss sin mordazas

Stefanía Fernández, Miss sin mordazas

La modelo se suma a una campaña contra la violencia en Venezuela. Secuestraron a su padre, mataron a gente que quería, no va a la universidad por miedo...

PPLL

Domingo, 26 de octubre 2014, 01:19

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Es difícil reconocer a Stefanía Fernández en la fotografía principal de este reportaje, con la cara ensangrentada, atada de manos y amordazada. Miss Universo 2009 posó de esta manera para denunciar la falta de libertad y la brutal violencia que sacude a Venezuela. Lo hizo pocos días después de que asesinaran a la tercera miss de su país. La modelo pretende mostrar «algo más allá de la frivolidad y superficialidad» de los certámenes de belleza y utilizar la moda para reclamar justicia en una nación que se desangra en una espiral de crímenes, violaciones, secuestros, atracos... «Mi primer derecho como ciudadana es que me respeten la vida», reflexiona.

Nieta de exiliados franquistas que se vieron obligados a abandonar Galicia, Stefanía ha ido mucho más lejos que Kate Moss y Naomi Campbell, tops que han levantado la voz para reprobar la marginación que sufren las colegas negras en las pasarelas y denunciar los abusos sexuales sufridos por muchas jóvenes modelos. A sus 24 años, ha dado un paso impensable y puesto en riesgo su vida. «Venezuela es el mejor país del mundo, pero la sensación de peligro es constante. Vives en permanente zozobra y puedes terminar mal. Por eso tengo miedo».

La maniquí, que se ha significado como una gran activista social y saca sonrisas a niños enfermos de cáncer disfrazándose de payasa, extrema las medidas de seguridad cuando pisa las calles caraqueñas, aunque ya apenas sale de casa. Ni siquiera va al cine. «Ahora también te atracan allí», lamenta. Ha dejado de ir a la universidad y sigue «a distancia» el último curso de Comunicación Social. «Tuve que dejar la facultad de Caracas. Me seguían constantemente en cuanto cogía la autopista con mi coche. Vivo en una guerra y eso me obliga a estar encerrada. Cada uno se construye su propia cárcel, que es mi casa», confesó en una reciente entrevista a Madrid, mientras se quejó de que los delincuentes campan «libres». Stefanía reconoce que muchos compatriotas ya no se atreven a salir a cenar fuera de casa porque «te juegas la vida. Secuestran a la gente por nada. Uno no puede ir tranquilo sin un guardia de seguridad encima».

«Las cosas no funcionan»

Por eso no se lo pensó dos veces cuando el fotógrafo Daniel Bracci la invitó a participar en la campaña 'Mordazas en Venezuela'. Formó parte de una galería de 120 personajes influyentes, entre los que figuran los rostros más conocidos del deporte, la moda e interpretación del país caribeño. Con la corona puesta, las imágenes desprenden tal carga de violencia que su padres, muy asustados, la telefonearon nada más verlas circular por internet temiendo que podrían haberla secuestrado. Stefanía les tranquilizó y pidió disculpas por no informarles de su participación en una campaña en la que «entregué mi voz e imagen para que el mundo nos escuchara».

Y vaya si la han escuchado. En todos los puntos del planeta. La campaña superó todas las expectativas y demostró que no hay que ponerse «la venda en los ojos» para darse cuenta de que Venezuela necesita un cambio radical: «Seguimos estando mal y los cambios solo se ven cuando cambian los gobiernos. Las cosas no funcionan aquí». Critica que el gobierno de Maduro se pasa el día «hablando de paz en la televisión nacional pero tiene reprimida a la gente en la calle». Pese a que los títulos de belleza le han dado fama y dinero, Stefanía no olvida que tres misses han resultado asesinadas coincidiendo con la última oleada de protestas por significarse políticamente. «Te aconsejan que evites pronunciarte. Pero cómo vas a tapar el sol con un dedo cuando vives el día a día», afirma. Pese al temor, no dudó un instante en sumarse a las protestas estudiantiles de principios de año y lanzarse a la calle junto a miles de universitarios para «pedir respeto a la vida. Queremos ir a la universidad tranquilos y que no nos atraquen, ni nos violen o nos maten».

Por desgracia, también ha visto la muerte muy de cerca. Hace no mucho tiempo asesinaron a tiros a dos amigos de su novio y el día de su 15 cumpleaños secuestraron a su padre. «Volvió, pero no todos regresan. Todos los días mueren ciudadanos anónimos en las calles y ante eso es imposible callarse». Fernández ha decidido no tomar partido por ningún partido, pero tiene claro que quiere dejar «el miedo a un lado». De ahí que aproveche el «arma» de que disponen, en su opinión, las mujeres venezolanas que como ella adquieren una gran relevancia internacional por los concursos de belleza. «Nos permiten convertirnos en portavoces de lo que nos está pasando».

Por eso, disfruta en su papel de miss. Lo anheló desde pequeña. «Todas las niñas sueñan con serlo porque te conviertes, igual que los jugadores de béisbol, en un modelo para las demás y en embajadores de nuestro país». Para hacer realidad sus sueños, no tuvo ningún reparo en operarse los pechos siendo una adolescente. La operación fue un éxito por partida doble. En 2008 se coronó Miss Venezuela y desde entonces no ha dejado de denunciar los asuntos más feos de su nación.

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