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beatriz gonzález / mujerhoy
Miércoles, 25 de marzo 2015, 11:58
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Antes de viajar al Congo, el mundo de Conchín Fernández era el de una presentadora de televisión que quería triunfar en su profesión. Tenía 32 años y acabó en un pequeño poblado de la selva congoleña, donde su ducha era un estanque y su espejo de maquillaje, el único en kilómetros a la redonda.
Quería grabar un reportaje sobre la labor de un antiguo conocido, el padre Amable, que necesitaba fondos para construir una escuela. Tras pasar allí un mes, ella volvería a su vida. Pero tras lo que vivió, se sintió incapaz de retomarla. Lo cuenta en 'Querido Noah' (Plaza & Janés), su primera novela.
Aquel reportaje en Loukolela cambió la vida de mucha gente. Tras su emisión, se construyeron dos de los colegios más grandes del norte del país, en los que estudian 400 niños; una fundación española compró 16 hectáreas de cultivo para los vecinos, que tienen ahora tres canoas a motor para vender sus productos; y, en un futuro cercano, 1.700 familias tendrán agua potable. Todo gracias a donaciones de quienes vieron el reportaje. También cambió la vida de Conchín, que dejó su trabajo y su vida por África. (Más información en Mujerhoy.com).
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