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Felipe VI, doña Letizia y las infantas Leonor y Sofía, en Raixa.
Marejada en Marivent

Marejada en Marivent

ANTONIO CORBILLÓN

Viernes, 31 de julio 2015, 00:33

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En Mallorca los llaman 'turistas diesel': andan mucho pero gastan muy poco. Y van camino de ser la mayoría en las oleadas que estas semanas llenan las playas de las Baleares. Son el otro extremo de lo que hasta ahora ha representado para la imagen de las islas la presencia ininterrumpida de la Familia Real desde 1973. Un reclamo muy agradecido por los hosteleros locales, que en estos momentos se enfrentan a nuevos retos. «Recuerdo cuando los anteriores Reyes recibieron la visita de Lady Di y Carlos de Inglaterra en Marivent. Bastó aquella foto para que las islas se llenaran de británicos», rememora casi con nostalgia el presidente de la Asociación de Hosteleros de Baleares, José Tirado.

Ahora hay confusión y dudas. El mismo sol, las mismas aguas cristalinas. El mismo «trozo de cielo en la Tierra» que agradeció Felipe VI en su estreno veraniego como soberano en 2014. Pero la Mallorca institucional que acoge desde hoy a la Familia Real también ha cambiado radicalmente en los últimos meses. Se ha visto salpicada por la oleada republicana que, al igual en otras zonas del país apuesta por suprimir las referencias a la monarquía. Con apenas unas semanas en el cargo, el Gobierno tripartito (PSOE y Més per Mallorca, con el apoyo pero sin cargos de Podemos), ya ha propinado algunos 'sobresaltos' a la hasta ahora entregada sociedad mallorquina, que solo veía bondades en la presencia de nuestra realeza.

Felipe VI inaugura esta mañana su estancia con una apretada agenda de recepciones a las autoridades anfitrionas en el palacio de Marivent. Entre ellas, la nueva presidenta de su Parlament, Xelo Huertas, que estrenó su despacho retirando el retrato de Felipe VI. «Soy republicana», zanjó esta líder de Més per Mallorca, un partido que ha aglutinado a amplias capas de ecologistas y regionalistas de izquierdas. Para bajar un poco la tensión, desde la presidencia del Gobern, sus socios del PSOE creen que «los acuerdos políticos no cambian nada ni enrarecen los buenos ojos con que siempre es recibida la Familia Real», resume su portavoz, Pilar Costa. Pero tanto los socialistas como Més firmaron en 2013 una petición a la Casa Real para que retirara el título de Duques de Palma a la infanta Cristina y a Iñaki Urdangarin. Una decisión que firmó Felipe VI en junio y que ha provocado alivio en la isla. «Todo esto hizo que la gente asociara a Palma con la corrupción», lamenta el vocal de Més per Mallorca en el Parlament, David Abril.

La segunda andanada ha logrado incluso aún más consenso entre las formaciones que hoy gobiernan la región. Las tres reclaman que el complejo palaciego de Marivent se abra a los ciudadanos cuando no estén los Reyes. La demanda fue una de las condiciones que puso Podemos para apoyar al nuevo ejecutivo. Su secretario regional, Alberto Jarabo, considera que «estos palacios deben ser igual que otros inmuebles del Patrimonio Nacional». Para sus socios de Més, «es más una cuestión de racionalidad y coherencia que de republicanismo», resume David Abril. El complejo y sus 33.000 metros cuadrados de hermosos jardines son propiedad de la Diputación. «Es un espacio público que solo se usa quince días al año y nos cuesta mantenerlo 1,5 millones de euros. Casa poco con la austeridad que vende este monarca», completa su argumento Abril, que promete acudir al pleno que celebrarán las Cortes insulares el lunes con una camiseta: 'Marivent oubert'.

El mejor reclamo

En otros ámbitos mallorquines son más partidarios de evitar cualquier traba que se traduzca en la cada vez más temida estampida de la Familia Real. «El año pasado les costó venir, pero cumplieron. Ellos son la mayor campaña de marketing que podamos soñar», recuerda la presidenta de la Confederación de Empresarios de Baleares, Carmen Planas. Será el 43 verano de la realeza en Marivent, después de que el marqués de Mondéjar, primer jefe de la Casa Real, lograra en 1973 que las instituciones cedieran el palacio para evitar que los todavía Príncipes Juan Carlos y Sofía siguieran veraneando en hoteles de la isla.

Aún se recuerda con alivio el estreno de Felipe VI el pasado agosto. Entonces también eran todo dudas y a la isla había llegado el rumor de que el clima y la presión mediática y ambiental disgustaban a la Reina Letizia. Todo lo contrario que a su antecesora. La agenda y la vida de doña Sofía han cambiado mucho, pero no su amor por Mallorca, que siente como «una segunda Grecia». Ya lleva varias semanas allí y se ha fotografiado con cinco de sus nietos en los cursos de vela que reciben estos días en Cala Nova. «Tras conocer que a doña Letizia no le gustaba mucho venir, hubo un movimiento social para defender nuestra imagen», recuerda el presidente de los hosteleros. No tiene suerte la isla en su intento de cautivar a la Reina. La muerte de su abuelo materno, Francisco Rocasolano, el pasado martes, dejó en el aire su llegada junto al resto de la familia.

Pero aquel esfuerzo del 2014 dio resultados. Aunque la estancia fue más corta, el nuevo Rey no solo mantuvo la tradición. Desarrolló una intensa agenda, que incluyó un par de días como patrón del 'Aifos' en la Copa del Rey de Vela. Y añadió una recepción a toda la sociedad mallorquina que incorporó a colectivos nunca invitados antes, como gays y lesbianas.

El plantón que le dieron los representantes de Més fue el único borrón. Y ya han anunciado que repetirán en la recepción general que el monarca tiene prevista para el 5 de agosto. «No vamos a ir porque la monarquía y el formato nos parecen anacrónicos -afirma David Abril-. Le recomendamos que haga como el Papa: que vaya él a los sitios en lugar de llamar a la gente a palacio».

A pesar de esa campaña gratuita de imagen que suponen los Reyes, ninguna institución ha hecho nunca un estudio sobre la influencia que supone su estancia. A pesar de tanto turista 'diesel', el fin paulatino de la crisis se hace notar. Cerca de 2.000 regatistas esperan disputarle al barco de Don Felipe, el vetusto 'Aifos', la 34 Copa del Rey de Vela. «Solo este evento nos reporta once millones de euros en ingresos directos», calcula la patrona de patronos isleños, Carmen Planas.

Pero en Zarzuela ya no se vive la temporada estival con el relajo de otros tiempos. Durante décadas se impulsó la idea de que a rebufo de Juan Carlos y Sofía habían desembarcado una pléyade de famosos: desde artistas (Michael Douglas, Claudia Schiffer) a autoridades (Isabel de Inglaterra, Bill Clinton), algunos con residencia propia. Ahora, el entorno real se ha acostumbrado a la crítica, cuando no al desdén.

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