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Cuarenta años. Cuatro décadas separan ambas fotografías. El tiempo transcurrido desde que Melissa Gilbert dio vida a la segunda de las hijas de los Ingalls.
Una chica sin suerte

Una chica sin suerte

Melissa Gilbert abandona la política por culpa de dos hernias discales. La niña pecosa de dientes de conejo que interpretó a Laura Ingalls no sale de una para meterse en otra

IRMA CUESTA

Domingo, 29 de mayo 2016, 00:32

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Hace tiempo que Melissa Gilbert (Los Ángeles, 1964) se convirtió en la prueba viviente de que las desgracias nunca viene solas. La actriz a quien, al menos los que tenemos una edad, es imposible no recordar en el papel de Laura Ingalls, la niña de trencitas y dientes de conejo que protagonizó durante una década 'La Casa de la Pradera', acaba de anunciar que abandona la política. Y no porque haya perdido la ilusión, sienta que la 'cosa pública' ya no es lo que era o haya encontrado un contrincante al que se siente incapaz de vencer. La pelirroja de los Ingalls no podrá seguir luchando por conseguir un escaño en el Senado de los Estados Unidos de América por culpa de un par de hernias discales.

Melissa corría rauda hacía una candidatura en el octavo congreso demócrata del distrito de Michigan cuando los médicos la han aconsejado retirarse de la carrera. «Mis doctores me han advertido de que no puedo seguir el ritmo sin hacer daño a mi cuerpo», ha confesado Gilbert, que deberá someterse a una operación para tratar de curar las lesiones que, desde 2012, no la dejan vivir.

Aunque los infortunios de la traviesa Laura comenzaron mucho antes -en concreto al día siguiente de nacer-, aquel año debe haber quedado grabado a fuego en la memoria de la actriz. Corría el mes de abril cuando, participando en el programa 'El baile de las estrellas' (la versión americana de ¡Mira quién baila!), la ya excandidata demócrata sufrió una caída de espanto. El golpe le produjo un traumatismo grave en el cuello y una conmoción cerebral que, además de obligarla a aparcar la contienda danzarina, la mantuvo en cama durante semanas.

Meses más tarde, como si con aquello no hubiera tenido suficiente, el balcón de la casa que tenía alquilada en el distrito Studio City de Los Ángeles se derrumbó sobre su cabeza. Los problemas de Melissa, operada por primera vez en 2003 de una lesión en la columna, pasaron entonces a hacerse insoportables. «Tengo entumecido el cuello y la mano derecha y un dolor insostenible en el brazo. Después de años de tratamiento, mis neurólogos me dicho que no tengo más remedio que someterme a otra cirugía espinal. Es una lástima porque tenía mucha ventaja sobre mi opositor y mucha gente alrededor que confiaba en que podía ganar»», contó abatida en la rueda de prensa en la anunció su retirada de la disputa electoral.

Esta sucesión de desdichas no son, en cualquier caso, más que una pequeña muestra de las muchas que la pequeña Ingalls ha ido acumulando a lo largo de su existencia. Melissa Ellen Gilbert nació un 8 de mayo en la ciudad de Los Ángeles y, justo al día siguiente de venir a este mundo, sus padres biológicos la abandonaron. Adoptada por el actor Paul Gilbert y su esposa, Barbara Crane, tenía seis años cuando se separaron y 11 cuando la actriz debió afrontar uno de los momentos más difíciles: la muerte de su padre adoptivo.

De aquel golpe salió gracias al apoyo de Michael Landon, su progenitor en la serie de televisión que la lanzó a la fama y el hombre que la eligió entre quinientas candidatas para el que, sin duda, ha sido el papel de su vida.

Durante los años en que estuvo bajo la protección del mítico Joe Cartwright de Bonanza surgiría su primer romance con el hijo del actor al que seguirían otros muchos. Tom Cruise, John Cusack, Billy Idol y Rob Lowe fueron algunos de sus acompañantes hasta que en 1988 se casó con el actor Bo Brinkman, con quien tuvo a Dakota, su primer hijo. En 1995 se volvió a casar con Bruce Boxleitner y de ese matrimonio, que duró hasta 2011, nació Michael, bautizado así en honor de quien fue su mentor durante años. Tras una lista interminable de fracasos sentimentales, en 2013 se unió al también actor Timothy Busfield. Para entonces, la actriz ya había tonteado con el alcohol y las drogas mucho más de lo recomendable y afrontado, no solo la muerte de Landon de un cáncer de páncreas en 1991, sino la verdad sobre el fallecimiento de su padre. Y es que Paul Gilbert, a quien ella creía haber perdido por culpa de accidente cardiovascular que le sesgó la vida cuando solo tenía 56 años, en realidad se pegó un tiro. «Estaba bajo cuidado psicológico porque era un veterano de la Segunda Guerra Mundial y sufría un dolor incontrolable. Había amenazado varias veces con el suicidio pero yo no lo supe hasta muchos años después de su muerte. Todavía me pregunto por qué yo no era lo suficientemente importante como para haberse quedado conmigo», contó a Oprah Winfrey durante una entrevista. Desde luego, si es cierto que la suerte va por barrios, no parece haber tenido un rato para pasarse por cualquiera de los que, a lo largo de su vida, ha habitado Melissa.

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