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a. paniagua
Miércoles, 29 de marzo 2017, 02:20
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Persuadir a Melania Trump para que posara desnuda fue tarea fácil. El fotógrafo y aristócrata Alé de Basseville, que inmortalizó a la primera dama sin ropa, no tuvo que emplearse a fondo. «No fue difícil convencer a Melania para que se desnudara. Era una profesional», ha declarado a Vanity Fair. Melania apareció desnuda en la revista francesa Max en 1996, cuando la ahora mujer del presidente estadounidense era una modelo de la antigua Yugoslavia que intentaba hacerse un hueco en la industria de la moda. A Basseville le gustó la nueva modelo porque era un rostro desconocido y venía del Este. La sesión tuvo lugar en una vivienda de Chelsea, en Nueva York. Los editores de Max habían pedido al fotógrafo que hiciera un reportaje arriesgado. Entonces él apostó por un posado «en clave lésbica» junto a la top Emma Eriksson. «Me pareció perfecta», sostiene De Basseville.
Nadie se fijó en aquellas instantáneas hasta que el periódico New York Post refrescó la memoria al público y las recuperó del olvido. Cuando volvieron a aparecer, se montó un gran escándalo. No en balde Trump se encontraba inmerso en el lanzamiento de su carrera política y aquello suponía un contratiempo para sus aspiraciones. Pasado el tiempo, Basseville no entiende la polémica. A su entender, las imágenes resultan hasta candorosas. De una cosa está seguro: hoy no volvería a retratarla.
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