Borrar
Fotografiado por Annie Leibovitz para la última campaña de Moncler. A la izquierda, primer plano de Lucky.
El mormón afortunado

El mormón afortunado

Arrasa como modelo y confía en llegar virgen al matrimonio. Lucky B. Smith convoca a sus fans a través de las redes antes de los desfiles

LUIS GÓMEZ

Domingo, 17 de enero 2016, 00:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los editores de moda se frotan las manos con Lucky B. Smith, la gran esperanza de las pasarelas masculinas. El chaval, de solo 17 años, parece empeñado en romper todos los récords. La última revelación de París y Milán es la sensación de Instagram, donde cuenta con más de 1,4 millones de seguidores. Cifras impresionantes para el máximo exponente de la moda 2.0. Debutó en febrero de 2014, pero exhibe maneras de veterano. Con pinta de alienígena, arrasa en los desfiles: pese a su juventud, sabe que más vale que hablen mal de uno, aunque sea para ponerle a caldo, que pasar desapercibido. No es su caso, porque da mucho juego, tanto por sus posados como por tener la lengua demasiado larga, aunque poco se sabe de su vida privada. Tras compararle con James Dean, River Phoenix y Cara Delevingne, anunció que llegaría virgen al matrimonio.

Quizá por su inexperiencia, ha cometido deliciosas meteduras de pata, como cuando, en un alarde de sinceridad e ingenuidad, reconoció que no sabía identificar claramente las marcas para las que desfilaba. Con su confesión vino a a decir que tampoco tenía ni idea de quiénes eran Jeremy Scoot, director creativo de Moschino, o Tom Ford, para el que ya ha trabajado. No es el único desliz cometido por este joven norteamericano de Salt Lake City que se decoloró el pelo y se lo tiñó de rubio platino al considerar su agente que tenía un aspecto «demasiado angelical». Lucky, que hace lo que sea por triunfar y es un chico obediente, no tiene ningún inconveniente en borrar sus facciones infantiles. Sin embargo, tiene muy claro que algún día recuperará su aspecto original: «Me gusta, pero no lo considero parte de mi identidad, así que algún día me lo cambiaré», adelanta.

Más allá de su look, ha saltado a la fama también por ser el primer modelo mormón. No deja de dar las gracias a sus padres en las redes sociales por todo lo que han hecho por él. Es un chico con pinta de no romper un plato y ajeno a los escándalos. Terminó el graduado escolar un año antes de lo previsto. Sus padres abandonaron su Utah natal y se trasladaron con toda la familia a Los Ángeles, para afincarse en un apartamento de dos habitaciones. El clan utiliza esta vivienda como centro de operaciones para impulsar la carrera artística de todos los miembros. Hijo de una exmodelo, tiene tres hermanas. Pyper America y Daisy Clementine intentan ganarse la vida también como maniquíes y a la tercera -Starlie Cheyenne- la han hecho un hueco en el grupo de música The Atomics. A Lucky le gustan Los Strokes.

«Mis cejas son raras»

Hacía muchísimo tiempo que un modelo no protagonizaba un fenómeno fan. Lucky, que toca la batería desde los seis años y odia los sándwiches de atún, muestra modales de estrella del pop. Algunos le tildan del 'Justin Bieber de las pasarelas'. Despierta pasiones allá donde va y si no, las provoca él mismo. Acostumbra a convocar a sus seguidoras a través de las redes para informarles de la hora y el lugar donde desfilará, aunque luego, cuando llega y se encuentra en medio de las multitudes, pone cara de sorpresa. Es lo que sucedió el pasado verano en los desfiles de Milán, donde cientos de quinceañeras, enardecidas, corearon sin cesar su nombre para sorpresa de los demás modelos y gerifaltes de la moda, que no daban crédito a lo que veían.

«No es nada premeditado. Solo quiero dar a mis seguidoras la oportunidad de que me conozcan en persona. Intento que mis publicaciones sean lo más espontáneas posibles sin planificarlas demasiado», argumenta. Tanto que no tiene ningún inconveniente en realizarse fotos con la gente que le sigue para subirlas después a internet. La situación amenaza con írsele de las manos, hasta el punto de que no son pocos los que le han recomendado que se dote de «medidas de seguridad». De momento, no lo ve necesario, aunque ha llenado el aeropuerto londinense de Heathrow de fans. Sostiene que sus seguidoras tienen «buenas intenciones» y que solamente quieren verle y darle un abrazo. «No entiendo mucho por qué les gusta, pero si las puedo hacer felices quedándome con ellas un rato y eso hará mejor sus días, ¿qué son para mí 30 minutos más?», explica. Evidentemente, sabe cómo ganarse a la gente que le rinde culto. Fomenta tanto la cercanía que no sorprende que a los pocos minutos de colgar una foto en Instagram con el mensaje «mis cejas son raras» recibiese 80.000 'me gusta' y 8.000 jóvenes le respondiesen que no eran raras, «sino perfectas».

Belleza andrógina

Lucky, un tipo que se siente de lo más afortunado, explota como nadie el marketing. Es un misterio, pero algo tiene cuando el 'Wall Street Journal' le ha dedicado ya una portada o la misma Donatella Versace pidió hacerse un 'selfie' con él. Por no hablar de que en las redes sociales deja a la altura del barro a colegas como Sean O'pry, David Gandy, el modelo que promociona los ceñidos slips de Dolce&Gabbana, o el mismo Jon Kortajarena. Con su espontaneidad y ojos azul piscina, se ha ganado a los grandes nombres de esta industria. Desde Calvin Klein a Fendi pasando por Philipp Plein, la crème de la crème. La fotógrafa Annie Leibovitz ha sido la última en caer rendida a sus encantos al encargarse de la última campaña de Moncler. «Ha sido la mejor experiencia profesional de mi vida», reflexiona Smith.

No será la última porque le llueven los contratos. La suerte le ha acompañado toda la vida. Llamaba la atención desde niño, pese a tener los dientes muy torcidos. Con solo 12 años, Hedi Slimane, el director creativo de Saint Laurent Paris, le echó el ojo cuando acompañó a su hermana Daisy Clementine a un casting. El diseñador le eligió a él y le llevó a la portada de 'Vogue Japón'. Con el éxito como compañero de viaje y su belleza andrógina, sólo espera que la fama no le haga perder esa cabeza tan rubia y objeto de deseo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios