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SIN OPOSICIÓN. Pau Gasol machaca la canasta de Grecia en una jugada del partido. / EFE
España aprende la lección
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España aprende la lección

Volvió a derrotar a Grecia en un partido casi perfecto, tanto en defensa como en ataque La selección recuperó a Juan Carlos Navarro, quien no pudo jugar la primera fase por lesión

JAVIER HERNÁNDEZ

Sábado, 8 de septiembre 2007, 03:05

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Si eligió un día Navarro para debutar en este Eurobasket, desde luego el mejor era contra Grecia. Dos campeones, con corona vigente, galones y mucho oficio, anoche sobre la pista del Telefónica Madrid Arena. Casi nada. En este marco, no hacer un buen partido es difícil. En el caso de los españoles, la vida les iba en ello después del borrón ante Croacia.

Si hay derrotas que tienen un valor didáctico, desde luego ese tropiezo fue el idóneo, porque los de Pepu salieron literalmente a por todas. Y eso que costó abrir el marcador. Lo hicieron los griegos con Diamantidis, el MVP de la última «Final Four», casi a los cuatro minutos de empezar el encuentro. Sin embargo, poco duró la alegría en las filas helenas. No había entrado aún Navarro, pero España puso su velocidad frente a la lentitud asesina del rival. La consecuencia, el primer

parcial (8-0) a favor de los anfitriones.

Y por fin la noticia. La 'Bomba' se unió a la fiesta cuando el electrónico anunciaba un claro 10-2. Al poco de salir (minuto 6), una técnica inocente a Boroussis le permitió sumar 5 puntos de una tacada: los dos tiros libres y el estratosférico triple a continuación (19-11). Empezaba a dar la impresión de que se reeditaba la final del Mundial. Reyes y Gasol desquiciaban a Dikoudis y, especialmente, a Papadopoulos, el 'center' heleno por excelencia ante la baja de 'Baby Shaq' Sofoklis Schortsianitis. Por el perímetro, Rudy Fernández también hacia de las suyas. De hecho, Pepu dejó a los dos escoltas varios minutos en pista y la brecha empezó a aumentar.

Defensa perfecta

Los 'golden boys' no sólo se aplicaban en ataque. La defensa perfecta a los tiradores helenos los hizo llevar los tiros al perímetro.

Y ahí, ni Diamantidis ni Spanoulis sacaron petróleo. España iniciaba la velocidad de crucero y las rotaciones, que en el choque contra los dálmatas no acabaron de funcionar, encajaban como un guante. con lo que el primer acto acabó ya con un claro 23-15.

La dinámica no cambió en los siguientes minutos. El equipo seguía enchufado y de qué manera. Daba lo mismo quien estuviera en pista. Pepu dio descanso a Calderón y, en su lugar (Sergio Rodríguez también tendría después sus minutos), Carlos Cabezas le dio la misma consistencia al equipo. Rudy Fernández seguía con sus buenas elecciones de tiro (llegó al descanso con 11 puntos, máximo anotador del encuentro) y el estirón en el electrónico se consumaba para acabar con un claro 45-24 a pesar del pero del rebote, siempre a favor de los griegos (17 por 24).

¿Repetición de la final de Saitama? Incluso un poco mejor, en concreto, un puntito más que en aquella fantástica fecha. España volvía a disfrutar, a divertirse sencillamente con un partido perfecto, aunque eso sí, con guarismos bajos. La ventaja se consolidaba en el tercer cuarto (56-39) y, pese a los últimos arreones del conjunto heleno, España firmaba la paz consigo misma (mates incluidos de un gran Rudy y algún que otro «alley hoop»), con los valores que la han hecho grande y con un partido a la altura de la grandeza del anfitrión y de los actuales campeones del mundo.

Mañana, la Rusia de Andrei Kirilenko, que también ha demostrado su etiqueta de equipo a tener en cuenta. Será una nueva oportunidad de ver si España refuerza sus posiciones y no vuelve a tener el más mínimo despiste ante rivales ya de enjundia. Y, de nuevo, con todos los efectivos al completo.

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