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JOSÉ JUAN HERNÁNDEZ DENIZ PÁRROCO DE VIESQUES

«El reto es hacer comunidad y lograr que los vecinos sientan: ésta es mi parroquia»

«La iglesia no es lo fundamental, pero sí es importante como lugar para compartir los fieles la oración» «A través del acercamiento de los niños a sacramentos como la comunión, hay un volver de sus padres y abuelos»

NACHO PRIETO

Domingo, 14 de octubre 2007, 11:50

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Tinerfeño, de 49 años y licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Pontificia de Comillas, José Juan Hernández Deniz es párroco de Viesques desde el 22 de octubre de 2006. Cerca de un año después estrenó, el pasado domingo, el nuevo templo parroquial.

-¿Contento?

-Muy contento. Sólo tengo agradecimiento en el corazón y en el alma para cuantos contribuyeron a hacer realidad el nuevo templo y para todos los vecinos, en general. La verdad es que sólo hemos recibido parabienes. Si hubo alguna crítica fue en el sentido de si gustaba más o menos un color, por ejemplo, pero los totales son de positividad. Culminó un trabajo largo y difícil.

-¿Una parroquia sin templo es como un jardín sin flores?

-Puede valer la comparación. Una parroquia necesita ámbito. Puede existir sin templo y, de hecho, la de Viesques funcionó desde octubre de 2001 hasta el pasado domingo, pero necesitaba concreción. La iglesia no es lo fundamental, pero sí es importante como lugar para compartir los feligreses la oración y el encuentro con Dios.

-Usted lleva un año como párroco de Viesques. Antes estuvo en Ventanielles, en Oviedo. ¿Qué diferencias y similitudes hay entre ambas parroquias?

-Están en barrios muy diferentes. En Ventanielles vive gente de un estrato social pobre, con problemas de droga, marginalidad y todo lo que ello conlleva. En Viesques, no hace falta más que verlo, vive una clase media-alta, con poder adquisitivo considerable. Me ha sorprendido muy favorablemente, en ese sentido, que los vecinos de Viesques son muy accesibles y sencillos en el trato. Planteamos como fin de fiesta un ágape con aportaciones vecinales y hubo un desborde de generosidad. Ese modo de hacer es más propio de un pueblo, por ejemplo, por eso me sorprendió gratísimamente.

-¿Qué motiva más a un sacerdote, una parroquia como la de Ventanielles u otra como la de Viesques?

-No creo que se pueda hablar de más o menos motivación, sino de retos distintos. Aquí el reto es crear o hacer comunidad. Aunque yo prefiero hacer, porque crear es un concepto que adjudico a Dios más que al hombre. Ayudar a hacer comunidad no es fácil. A Viesques llegan vecinos de procedencia diversa y, por decirlo en términos coloquiales, cada cual de su padre y de su madre. Muchas veces trabajan los dos miembros de la pareja, mientras los niños están en la guardería, y llegan a casa tras permanecer todo el día fuera. Las urbanizaciones tienen una estructura endógena: disponen dentro de sí mismas de piscina, canchas de tenis y todo tipo de equipamientos, en un recinto cerrado. En esas condiciones, lo que hay que conseguir es romper ese círculo, que se sientan miembros de una comunidad en torno a la parroquia. Que piensen: ésta es mi casa, mi familia y mi parroquia, con fuerza en el posesivo. Así habrá corresponsabilidad, como se dice ahora, en la catequesis. No vale decir: que el cura lo haga todo.

-Además de barrio rico, Viesques es barrio joven. ¿Supone eso una dificultad cuando se constata que la asistencia más abundante a las iglesias la protagonizan personas mayores?

-Muchas de las parejas que vienen a vivir a Viesques han recibido formación religiosa y cuentan con un buen fondo o bagaje religioso. A través del acercamiento de los niños a sacramentos como el de la comunión, hay un volver de sus padres y abuelos. Es un reto que exige un discurso atrayente y con mucho dinamismo.

-¿Se adapta la práctica parroquial a las características del barrio?

-El Evangelio es lo que hay que transmitir, y es el mismo para todos, pero la pedagogía o el discurso pueden servir para acercar, en algunos casos imprimiendo un marchamo de jovialidad y alegría. No digo que no sirva lo que se hace en parroquias con más culto tradicional, sino que aquí prima más lo social, pero como un plus.

-¿Asume la Iglesia Católica ese cambio o está anquilosada, como a menudo se dice?

-La Iglesia Católica es una institución de más de 2000 años y, por lo tanto, le cuesta mucho moverse. Los cambios se hacen muy sopesadamente y, por lo tanto, muy lentamente. Pero desde el Concilio Vaticano Segundo se han producido importantes innovaciones que cuesta aplicar, pero no tanto porque la Iglesia esté anclada como porque no asume igual los cambios una persona de 60 años que una de 20, por ejemplo.

Personal

-¿Es usted un 'progre'?

-No me gusta eso de 'progre' o 'carca'. Creo que soy un cura ortodoxo, que quiere estar en contacto con la gente, y muy espiritual.

-¿Cuál es su quehacer diario?

-Colaboro con dos colegios, los del Santo Ángel y el Patronato, y atiendo la capellanía del asilo de Somió. Las mañanas las ocupo en eso y en estudiar, leer, ponerme al día y preparar la homilía del domingo. También en orar. La tarde está más dedicada a la vida parroquial, a la catequesis y a la misa diaria.

-¿Se puede decir que vive usted como un cura?

-A mí eso no me tocó, pero sé lo que significa la expresión. Yo soy un trabajador nato, dentro y fuera de casa. Yo vivo solo y a las obligaciones diarias hay que añadir las propias de cualquier amo de casa soltero.

-¿Le extraña la falta de vocaciones?

-Creo que refleja un poco la falta de profundización y espiritualidad que hay en nuestra vida cristiana, y me incluyo porque afecta tanto a los pastores como a los fieles. Dios sigue llamando, pero no se escucha o, al menos, no se da la respuesta adecuada.

-¿Qué puede aportar Viesques al sínodo asturiano?

-Tenemos formado un grupo de reflexión compuesto por entre 15 y 20 personas. Pronto retomaremos su actividad tras el periodo de vacaciones. Es importante que haya inquietudes y que el laico tenga un papel relevante dentro de la Iglesia a la hora de debatir los temas. DE SÍ MISMO

DE SUS FIELES

DE LA IGLESIA CATÓLICA

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